Enciclopedia de Historia de España,vol IV (Diccionario biográfico).
(1991). Madrid: Alianza
Editorial. 910 pp.
Hijo de Francisco Serrano y Cuenca, militar liberal que llegó
al grado de mariscal de campo, y de Isabel
Domínguez. Nacido en la Isla de León, hoy San Fernando
(Cádiz), el 17 de diciembre de 1810. Realizó
sus primeros estudios en el famoso Colegio de Vergara, y muy
pronto, a los doce años, ingresó en el
Regimiento de Caballería de Sagunto, y después,
con el Regimiento de Caballería del Príncipe,
pasando más tarde (octubre de 1830) al Cuerpo de Carabineros
de Costas y Fronteras, con el empleo
de subteniente. También colaboró en los fusilamientos,
en Málaga, de los miembros de la fracasada
expedición de Torrijos. En 1833, se estableció
en Madrid, en el Regimiento de Coraceros de la Guardia.
De ahí partió su rápida carrera de grados
y honores, por sus intervenciones en la Primera Guerra
Carlista, donde obtuvo el nombramiento de capitán y la
Cruz de San Fernando. Luego, hasta 1837,
permaneció en Cataluña a las órdenes de
su padre, continuando la serie de ascensos con su
participación en los sitios de Calaf y Castilseras, por
lo que le otorgaron la Laureada. Al firmarse el
Convenio de Vergara era ya coronel, en 1839, y ascendió
ese mismo año a brigadier, asistiendo en
estos momentos a las sesiones del Congreso como diputado por
Málaga. Comenzó entonces a
cambiar de criterio político, según lo exigiesen
las circunstancias. Así, en 1843, conspiró con Prim y
González Bravo, para derrocar a Espartero, pues su ambición
era tan grande como la de éste. Desde
Barcelona, constituyó, con aquellos, el «ministerio
universal», que puso fin a la Regencia de Espartero.
Declarada la mayoría de edad de Isabel II, se convirtió
en el favorito de ésta, y fue objeto de regios
favores, que contrastaban con las desavenencias matrimoniales
de la reina con el infante don Francisco
de Asís. Esto provocó intrigas en la corte, y el
duque de Sotomayor, en 1847, pretendió alejarle de
palacio, sin conseguirlo, nombrándole capitán general
de Navarra. Sería, sin embargo, el gobierno de
los moderados, con su política centralizadora, el que,
en 1848, reconciliase a Isabel II con su esposo.
Tras la vuelta de Narváez, el gabinete Pacheco desplazó
a Serrano, nombrándole capitán general de
Granada. Pero, ese mismo año, cesaba de dicho cargo, retirándose
a su finca de Arjona, y
aprovechando para viajar incluso a Rusia, donde estudió
a fondo su organización militar. Poco después
de su regreso, contrajo matrimonio con su prima Antonia Dominguez
Borrell, hija de los condes de San
Antonio. Tras la revolución de 1854 favoreció la
vuelta de Espartero y ocupó la Dirección General de
Artilleria. Posteriormente, en 1856, será nombrado embajador
en París, donde permanecerá un año.
Interesado en los asuntos internos de la política española,
regresó a España. Entre 1856 y l 868,
período dominado por las fuerzas políticas del
moderantismo español, contribuyó a formar el partido de
la Unión Liberal, bajo cuyo gobierno ocupó la Capitanía
General de Cuba (1859- 1862). A su regreso
obtuvo el título de duque de la Torre, y la Grandeza de
España.
Ayudó a sofocar con dureza la rebelión del Cuartel
de San Gil (1866), por lo que obtuvo el Toisón de
Oro. A la muerte de O'Donnell pasó a acaudillar la Unión
Liberal. Hombre carente de convicciones
arraigadas, y más hábil manipulador de los resortes
políticos que verdadero jefe de partido, será uno de
los hombres que preparó la revolución de 1868.
Así, vencerá a las fuerzas gubernamentales del
marqués de Novaliches, en el Puente de Alcolea. Apoyado
en su triunfo, fue nombrado presidente del
gobierno provisional y, hallándose España sin monarca,
alcanzó el puesto de regente con tratamiento
de alteza. Favoreció la candidatura del duque de Montpensier
para el trono de España. Ocupado éste
por Amadeo de Saboya, presidió varias veces su gobierno.
Cuando estalló la Tercera Guerra Carlista,
ocupó la jefatura de los ejércitos de Navarra,
Aragón y Burgos, y terminó la lucha con el discutido
Convenio de Amorebieta en marzo de 1872, que pretendía
evitar males mayores.
La destronada lsabel II hizo gestiones con él para una
posible restauración, pero, influido por su
esposa, no mostró interés en ello. Proclamada la
I República en 1873, intentó, con Martos, sublevar la
Milicia Nacional. Fracasado en su objetivo, huyó y se
estableció en Biarritz. Regresó a Madrid poco
antes del golpe del general Pavía, y asistió a
la reunión de todos los políticos en el Congreso, siendo
elegido presidente del poder ejecutivo, Su gobierno fue una especie
de «dictadura republicana de
derecha», pero, en realidad, a pesar de su interés
personal en una presidencia vitalicia, su ministerio no
fue más que un gobierno-puente debido la proclamación
de la restauración. Tras el pronunciamiento de
Sagunto por el general Martínez Campos, se mantuvo alejado
de la vida política durante algunos meses,
pero acabó por reconocer a Alfonso XII. Aunque jefe nominal
del Partido Liberal, al producirse el cese de
los conservadores, el rey llamó a Sagasta para formar
gobierno. Desairado, el duque de la Torre
constituyó el grupo de la Izquierda Dinástica.
Falleciendo el mismo día que era enterrado Alfonso XII
(25-XI-1885). (PDM) (791-792 pp.)