OLANCE NOGUERAS
El Nuevo Herald
Un enconado debate entre Peter Burleigh,
embajador alterno de Estados
Unidos ante la Organización de Naciones
Unidas (ONU), y el canciller
cubano Roberto Robaina matizó la
última batalla diplomática entre
ambos países.
El enfrentamiento, que tuvo lugar en el
foro de la 53ra. Asamblea
General de la ONU, comenzó cuando
Burleigh hizo uso de su derecho a
réplica para responder a las críticas
lanzadas la víspera por Robaina
contra Estados Unidos por la política
de ``bloqueo'' y ``acoso'' a Cuba.
Burleigh afirmó que las acusaciones
del canciller cubano reflejaban el
``miedo'' del gobierno de La Habana a una
transición democrática
pacífica y al respeto de los derechos
humanos.
Recalcó que las diferencias estadounidenses
son con el gobierno cubano
y no con su pueblo, y preguntó cuándo
el gobierno cubano permitirá a
ese pueblo determinar su futuro mediante
elecciones ``justas y libres'', y
liberará ``a los prisioneros políticos
que languidecen en prisión''.
``Es hora de que el gobierno cubano se una
a la moderna comunidad de
democracias'' para que su pueblo pueda
gozar de la ``estabilidad,
libertad y prosperidad'' que merece, dijo
Burleigh.
Pero mucho más dura fue la réplica
del ministro cubano que acusó a
Estados Unidos de ``hipócrita'',
``arrogante'' y ``cínico''.
``Lo único verdaderamente humanitario
es levantar el bloqueo sin
condiciones'', dijo el canciller antes
de denunciar una ``guerra sucia
económica de cuatro décadas''
contra su país.
Además, instó a Washington
a que ``no hable de moralidad el campeón
olímpico de la doble moral'' y dijo
que su gobierno está ``aburrido y
cansado de toda esta retórica''.
Al retomar la palabra, Burleigh insistió
en que él se refería a la situación
que vive la población de Cuba, que
``se va en cuanto puede'' a otros
países, como Estados Unidos, en
``busca de la prosperidad y la libertad''
que no encuentra en la isla.
Robaina finalizó la discusión
advirtiendo a Estados Unidos que ``no
amenace a Cuba porque nuestra gente está
preparada para todo''.
Para Otto Reich, ex embajador de Estados
Unidos en Venezuela y
presidente de la organización no
lucrativa Consejo de Negocios Estados
Unidos-Cuba, la tirantez diplomática
entre los dos países responde a los
últimos acontecimientos políticos
y ``es un reflejo del alto grado de
frustración'' de La Habana.
``Están muy nerviosos porque no están
progresando en sus estrategias
para levantar el embargo y la economía
se les sigue cayendo'', dijo Reich
por teléfono desde Virginia. ``Por
un lado la política de atraer negocios
no ha dado resultados y la ley Helms-Burton
le continúa obstaculizando
esos propósitos''.
Destacó que el arresto de 10 presuntos
espías al servicio de la
inteligencia cubana, y la negativa del
Departamento del Tesoro de
Estados Unidos a otorgar un permiso a Alamar
Associates, una firma
consultora de negocios con Cuba, está
irritando a La Habana.
``Estos altercados verbales son normales
cuando los funcionarios
cubanos ven que están perdiendo
en sus estrategias'', dijo después de
evocar sus enfrentamientos con el ex vocero
de la cancillería cubana
Miguel Alfonso, a principios de la década.
``Es cuando más utilizan un
lenguaje que muchas veces no se ve ni fuera
de los círculos
diplomáticos''.
Copyright © 1998 El Nuevo Herald