Critican la postura de la Casa Blanca con Cuba
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
Las imágenes de tres balseros intentado esquivar a los
guardacostas ante las costas de Cayo Largo han levantado una polémica
dentro de la comunidad
exiliada, donde muchos aseguran que la Casa Blanca no escucha
sus clamores y parece prestar poca atención a la situación
cubana.
Los mismos congresistas cubanoamericanos y personal de su entorno,
hasta ahora feroces defensores de la administración republicana
de George W.
Bush, se quejan hasta de que no los atienden.
''Hace unos tres meses le escribí una carta. Todavía
estoy esperando una respuesta y a decir la verdad, no creo que la vaya
a recibir nunca'', dijo la
congresista republicana Ileana Ros-Lehtinen, desde su oficina
en el Capitolio.
La congresista cree que la política hacia Cuba creada
por la pasada administración Clinton fue diseñada para favorecer
al gobernante cubano. De hecho,
en sus argumentos ella la llama ''política Clinton-Castro''.
Pero, pese el cambio de administración, Ros-Lehtinen no mostró
un mayor optimismo.
''Me siento muy frustrada, pero no me voy a rendir y seguiré
batallando, aunque sea contra una administración republicana, en
contra de la tiranía'', agregó
la congresista.
El presidente Bush vino a Miami el año pasado y prometió
que endurecería la política hacia la isla. Tanto los congresistas
por el sur de la Florida, como
importantes comentaristas, se embarcaron en una ofensiva de
apoyo al presidente.
Pero ahora, escasos 11 meses después, los aplausos se han convertido en quejas que están tocando a la puerta de la Casa Blanca.
Miembros del entorno de los legisladores, admiten en privado que la Casa Blanca no les está prestando mucha atención, si es que prestan alguna.
''Los contactos a veces son de mera cortesía. Otto Reich [enviado especial para Latinoamérica] es el único que contesta el teléfono'', dijo uno de ellos.
Añadió otro: ``Nosotros estamos literalmente cubriéndole
las espaldas al presidente, pero me pregunto durante cuánto tiempo.
¿Hasta cuándo lo vamos a
proteger cuando la realidad es que, en privado, está
pasando otra cosa?''.
''Esto se está calentando, no son sólo los congresistas,
es también la comunidad que está molesta. La tensión
está subiendo y son como dos trenes a
punto de chocar'', agregó la fuente en el Congreso, que
solicitó no ser identificada.
El novato congresista Mario Díaz-Balart, aunque crítico, fue más cuidadoso.
``El presidente es muy firme en relación a las sanciones
y el embargo económico, y por eso le estamos agradecidos. Pero creo
que por la situación que
tenemos ahora en Cuba, se debería tomar pasos adicionales
para ayudar a que el tirano deje de ser un peligro para Estados Unidos''.
En la carta enviada por Ros-Lehtinen hace tres meses a la Casa
Blanca, la congresista se quejaba abiertamente de que todavía los
exiliados no habían
visto expresiones concretas de un cambio en la política
hacia la isla.
De hecho, los cambios introducidos por la administración
republicana no alteraron significativamente la política trazada
por Clinton, como la de ''pies secos,
pies mojados''. Las nuevas medidas que se anunciaron, están
paralizadas, argumentan.
Así, la administración Bush incrementó 10
veces el monto que cada exiliado puede enviar de remesa y, pese a que prohibió
los viajes de estudio, los
estadounidenses siguen viajando clandestinamente como lo hacían
antes.
Por otro lado, las fuentes congresionales aseguraron que la Casa
Blanca rebajó a la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID)
el presupuesto de
ayuda a la disidencia interna cubana de $15 millones a $6 millones.
''¿Se acuerdan del programa de becas para los disidentes
que anunciaron el año pasado? No se puede decir que ese programa
esté funcionando, no se
puede decir que sea siquiera un programa'', añadió
la fuente en el Congreso.
Por otro lado, los cuatro balseros que arribaron la víspera
seguían ayer en poder de las autoridades. Tres de ellos estaban
en el Centro de Detención de
Krome, mientras que un cuarto, que nunca llegó a tocar
tierra, seguía en custodia del Servicio de Guardacostas.
Se creía que este cuarto inmigrante era Jorge Parrado, pero luego sus familiares fueron informados de que se trataba de otro hombre.
''Estamos perplejos'', dijo Sandy Cobas, de Judicial Watch, que
había comenzado a representar legalmente a los familiares de Parrado
en sus esfuerzos por
evitar de que éste fuera repatriado a Cuba. ``Ahora no
sabemos dónde está Jorge''.
Una mujer de Miami reveló que su hermano, Ramón Aguilar, es el balsero que se encuentra en el barco de los guardacostas, explicó Cobas.
A su vez, otros 12 cubanos se entregaron ayer a las autoridades
en Los Cayos después que desembarcaron en dos grupos separados,
confirmó el
portavoz de la Patrulla Fronteriza, Keith Roberts. Un grupo
llegó a Cayo Largo y otro a Cayo Hueso. Al cierre estaban siendo
procesados en Krome.