LINCOLN DIAZ-BALART
Un buen año para Cuba en el Congreso
Se ha vuelto común escuchar a llamados expertos hablando
de ``grandes
cambios'' en el debate sobre Cuba. Durante los seis años
que llevo como
miembro del Congreso, predicciones sobre ``el fin del embargo''
y la
``normalización de relaciones con Castro'' nunca han cesado.
Existen
aquéllos, incluyendo, desafortunadamente, algunos de mis
colegas, que
ignoran la trágica realidad de la Cuba de hoy, y quieren
aceptar a
Castro, negociar con la tiranía, explotar a los trabajadores
cubanos y
mantener al pueblo cubano en su condición de brutal explotación.
Pero, a pesar del debate en Washington, los temas principales
--la
libertad y la democracia para el pueblo cubano-- nunca cambiarán.
La
abrumadora mayoría en el Congreso --y el liderazgo republicano
y
demócrata-- se opone firmemente a la brutal tiranía
castrista, se mantiene
firme al lado del pueblo cubano. A pesar de los deseos de algunos
en la
administración Clinton, de los mejores esfuerzos de los
grupos
procastristas aquí en Estados Unidos, y de los millones
de dólares
pagados por los intereses empresariales sin conciencia que quieren
comerciar con Castro, nosotros en el Congreso hemos podido mantener
intacta la política de Estados Unidos hacia Castro. De
hecho, para los
que desean ver a Cuba libre, 1998 fue un buen año en el
Congreso de
EU. Considere lo siguiente:
Los que apoyamos la libertad de Cuba en el Congreso
logramos
eliminar la propuesta del senador Christopher Dodd (demócrata
por
Connecticut) que hubiese abierto un hueco inmenso en el embargo
al
permitirles a corporaciones americanas hacer negocios con Castro
con
financiamiento del contribuyente americano.
Los que apoyamos la libertad de Cuba derrotamos una
enmienda en la
Comisión de Medios y Arbitrios presentada por el representante
Charles
Rangel (demócrata por Nueva York) que hubiera permitido
el
establecimiento de relaciones comerciales normales con la Cuba
de
Castro.
La legislación Lugar-Hamilton, que restringe
la forma en que el
Congreso puede imponer sanciones económicasfue derrotada
en el
Senado y totalmente frenada en la Comisión de Reglamento
de la
Cámara.
Los que apoyamos la libertad de Cuba derrotamos los
esfuerzos en la
Cámara para eliminar las transmisiones de TV Martí
a Cuba. Una
enmienda del representante David Skaggs (demócrata por
Colorado)
para hacer esto fue rechazada por 251-139.
A principios de 1998, la Cámara y el Senado
mostraron su
preocupación por el pueblo cubano al presentar planes
de ayuda para
los que más sufren la opresión de Castro. Legislación
que yo preparé en
la Cámara con mis colegas Ileana Ros-Lehtinen y Robert
Menéndez se
concentró en la necesidad de proporcionar ayuda a ex presos
políticos y
activistas de derechos humanos para luchar por la democracia.
Otra
legislación fue presentada en el Senado por el presidente
de la Comisión
de Relaciones Exteriores Jesse Helms (republicano por Carolina
del
Norte). La Administración Clinton rehusó apoyar
cualquiera de los
planes. Castro rechazó la posibilidad de aceptar cualquier
ayuda de
Estados Unidos para el pueblo cubano.
La Administración Clinton decidió entonces
intentar proveer a Castro
con ayuda alimenticia por valor de varios millones de dólares
a través del
Programa de Comida de Naciones Unidas. El Congreso se movilizó
para
evitar el gasto de fondos de los contribuyentes para ayudar a
Castro, e
insistió en fiscalizar el proceso. Castro rechazó
la oferta de ayuda por
parte del gobierno.
Tras varios meses de presión por parte del Congreso, el
FBI desbarató
una supuesta red de espionaje cubana y arrestó a 10 personas.
Fueron
los primeros arrestos de esta índole en 40 años.
Fondos asignados por el Congreso bajo la Sección 109 de
la Ley
Helms-Burton comenzaron su segundo año y proveyeron más
asistencia
que nunca antes a grupos trabajando con la oposición interna
en Cuba.
El Congreso también aprobó un aumento en los fondos
para el año
1999.
El Congreso se opuso firmemente a los planes de la Administración
Clinton para eliminar permanentemente los Capítulos III
y IV de la Ley
Helms-Burton. Las negociaciones de la Administración Clinton
con la
Unión Europea sobre la ley Helms-Burton y la legislación
propuesta para
eliminar el Capítulo IV fueron derrotadas.
Esfuerzos dirigidos a retirar a la dictadura castrista de la lista
de estados
terroristas del Departamento de Estado, de ignorar la participación
de
Castro en el narcotráfico, y de revisar la decisión
del Departamento de
Defensa sobre la amenaza que representa Castro fueron firme y
exitosamente rechazados.
La oposición a la política hacia Cuba por activistas
procastristas e
intereses comerciales inescrupulosos continuará, pero
también continuará
el apoyo del Congreso al pueblo cubano. El debate se intensificará
al
aproximarse el fin de Castro. El debate es bueno y le damos la
bienvenida. Pero que no haya ninguna duda: el Congreso mantendrá
el
poder para derrotar todos los esfuerzos para debilitar la política
hacia
Cuba.
El Congreso ha salido al frente como la verdadera fuerza en la
política de
Estados Unidos hacia Cuba y el Congreso se mantendrá firme
en su
propósito de ayudar al pueblo cubano a lograr su libertad.
La
codificación del embargo en 1996 garantiza que las sanciones
de
Estados Unidos no podrán ser levantadas hasta que todos
los presos
políticos sean liberados, hasta que todos los partidos
políticos y
sindicatos obreros sean legalizados, y hasta que elecciones libres,
supervisadas internacionalmente, sean convocadas en Cuba.
Cuando haya en Cuba un gobierno que busque normalizar las relaciones
con su propio pueblo, el embargo de Estados Unidos será
el más
importante instrumento de presión disponible para el pueblo
cubano en
su lucha por lograr elecciones libres y democracia. De igual
forma que la
historia nos enseña que el pueblo cubano no tuvo mejor
aliado que el
Congreso de Estados unidos en 1898, la historia se ha repetido
cien
años después.
Abogado cubanoamericano, es representante a la Cámara por
el distrito
congresional número 21 de la Florida.
Copyright © 1999 El Nuevo Herald