Arroceros de EU siembran negocios
MARVIN LEHRER (der.), ejecutivo de la Federación de Arroceros de EU, habla sobre sus productos en La Habana.
ANITA SNOW / Associated Press
LA HABANA
El ejecutivo estadounidense Marvin Lehrer empaquetó bolsas
con 135 kilos de arroz y abordó un avión hasta La Habana
para mostrar esta semana sus productos en la
Feria Internacional de La Habana, la principal exposición
industrial anual del país.
``Debió verme en el aeropuerto de Miami'', dijo Lehrer
poco después de que la feria fue inaugurada el domingo en la tarde
en un complejo a las afueras de la ciudad. ``Fue
una locura'', agregó.
Las restricciones comerciales vigentes desde los tiempos de la Guerra Fría hacen imposible traer el arroz desde Estados Unidos a Cuba en formas más tradicionales.
Ahora, las cajas y bolsas de granos producidos por las empresas
Riceland y Uncle Ben's se exhiben en el puesto que tiene la Federación
de Arroceros de Estados
Unidos en la feria, convirtiendo a Lehrer en un pionero de una
incipiente pero sostenida campaña de ejecutivos de la agroindustria
norteamericana por sembrar las
semillas de futuros negocios con Cuba.
Mientras los congresistas estadounidenses y el resto de Estados
Unidos está distraído con la nueva guerra contra el terrorismo,
el empresariado norteamericano toma
discretos pasos hacia un futuro comercio con esta isla comunista.
El puesto de la Federación Arrocera, aprobado por el gobierno
de Washington, representa la primera ocasión en que un sector agroindustrial
de Estados Unidos participa
en la mayor feria cubana, que este año convocó
a 1,650 compañías de más de 60 países.
En otro pequeño paso hacia una apertura comercial, Continental
Airlines anunció este mes que dedicará uno de los aviones
de su flota para ofrecer 20 vuelos fletados
semanales a Cuba. Los vuelos en un Boeing 737, que comenzarán
el 1 de noviembre y principalmente desde Miami, tienen la aprobación
de Washington.
Sólo personas con permiso o licencia del gobierno de EU
pueden tomar estos vuelos, incluyendo periodistas, académicos, grupos
humanitarios y
cubano-norteamericanos.
Sin embargo, los vuelos --como la presencia de Riceland's en la
feria-- son una cuña en la puerta del comercio entre Estados Unidos
y Cuba y podrían ofrecer una
ventaja cuando, y si, esa puerta se abra.
Hasta entonces, el progreso es limitado y se empantana por la política a ambos lados del estrecho de la Florida.
El Congreso en Washington legalizó el año pasado la venta de alimentos a la isla por primera vez en 40 años.
A pesar de la nueva ley, el gobierno cubano ha dicho que no comprará
ni un solo gramo de alimentos provenientes de Estados Unidos a menos que
Washington elimine
todas las restricciones comerciales.
La Habana afirma que las limitaciones financieras para las compras de esos alimentos hacen casi imposible cualquier operación.
Mientras tanto, dijo Harris, los productores de arroz seguirán
trabajando calladamente en construir sus relaciones con la industria cubana
alimenticia, anticipando una
apertura más amplia.
``Este es un primer paso y tomará tiempo'', dijo Harris.
``Podemos esperar''.
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