Joe Navarro y los secretos de su profesión: Confesiones de un espía del FBI
Por: Redacción Vivir
El agente más joven de este organismo revela cómo descifrar a una persona a través de sus gestos.
Después de que Fidel Castro ordenara al ejército cubano ocupar su casa en Cienfuegos, Joe Navarro y su familia no tuvieron otra salida que la de emigrar a los Estados Unidos. A los 23 años ya se había convertido en un agente del FBI y tenía la enorme responsabilidad de analizar el comportamiento de los terroristas para determinar cuándo harían su próximo ataque. También debía infiltrarse para descubrir espías y evitar que pusieran en riesgo la seguridad del país.
Navarro no sólo era el agente más joven en la historia del FBI, durante un par de años también fue miembro del SWAT y tuvo a su cargo misiones de alto riesgo. Sus padres sufrieron mucho, temían que no sobreviviera a las misiones. Pero a Navarro jamás le pasó nada. De hecho, fue uno de los funcionarios más destacados, gracias a que desarrolló una agudeza para descifrar los gestos, comportamientos y movimientos de las personas. Se había convertido en un experto de la comunicación no verbal.
Al cumplir 50 años decidió jubilarse y dedicarse a dar conferencias a empresarios que quisieran aprender a utilizar este tipo de comunicación. Pensando en quienes no pueden escucharlo, se animó a escribir el libro El cuerpo habla, que ya se encuentra en las librerías colombianas, y compartir con los lectores cómo detectar un engaño, qué gestos revelan sinceridad y qué señales corporales puede usar alguien para demostrar confianza y seguridad.
Por ejemplo, le contó Navarro a El Espectador, “las personas que siempre hablan con la verdad tienden a usar más las manos, a tocar las cosas a medida que hablan y a enfatizar los puntos importantes de lo que están diciendo”. También confiesa que es muy difícil detectar una mentira, pero “si le preguntas a alguien dónde estuvo anoche y de inmediato comienza a mover el labio o a girar el cuello, es porque ese cuestionamiento le molestó y debe ser por algo”.
Lo importante, advierte, es que seamos conscientes de que la comunicación no verbal es una herramienta útil para la convivencia e, incluso, la seguridad. Pero, concluye, si esta habilidad no se practica, se pierde rápidamente. “Y nunca debemos olvidar que todo lo que hacemos con nuestras manos, boca, ojos y pies tiene un significado que evidencia qué tipo de personas somos”.