El indio Juan Diego elevado a los altares
El fundador del Opus Dei también será santo
EFE
EL VATICANO
El fundador del Opus Dei, el español José María Escrivá de Balaguer, y el indio mexicano Juan Diego serán santos en el 2002 si el Papa ratifica mañana, como está previsto, los respectivos decretos de canonización.
La Congregación para las Causas de los Santos aprobó ayer ambas peticiones, junto a la del fraile capuchino italiano Padre Pío di Pietralcina, conocido por sus estigmas.
Sobre el fallo de la Congregación, que ha examinado las obras y milagros atribuidos a los tres beatos, decidirá ahora Juan Pablo II, el único que tiene autoridad para concluir los procesos y fijar las fechas de las ceremonias.
La canonización de José María Escrivá de Balaguer, de llevarse a cabo en el 2002, coincidirá con el centenario de su nacimiento y se producirá 27 años después de que falleciera en Roma, el 26 de julio de 1975.
Escrivá de Balaguer fue elevado a los altares como beato el 17 de mayo de 1992, tras un proceso iniciado en febrero de 1981 que estuvo rodeado por la controversia y que concluyó con una multitudinaria ceremonia a la que asistieron más de 200,000 personas.
El proceso de beatificación se inició a los seis años de su muerte y en medio de la gran influencia alcanzada en la Iglesia y en el propio Vaticano por el Opus Dei.
Por otra parte, según la tradición, al indio Juan Diego (1474-1548) se le apareció tres veces la Virgen de Guadalupe entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531 en el cerro Tepeyac, lo que dio origen a la adoración de la patrona de México en el santuario mas visitado de la cristiandad.
Beatificado por Juan Pablo II en 1990, durante su segunda visita
pastoral a México, Juan Diego también ha sido motivo de controversia
al ser discutida su propia
existencia por algunos historiadores y por el ex abad de la basílica
de Guadalupe Guillermo Schuleburg, quien llegó a sostener que la
revelación de la Virgen era un
invento.
El Vaticano, sin embargo, considera que el ``aspecto histórico'' de la existencia del indio Juan Diego, al que los fieles mexicanos le atribuyen numerosos milagros, está claramente'' probado, por lo que siguió adelante con su canonización.
Finalmente, el beato Padre Pío di Pietralcina, fallecido en septiembre de 1968, tiene en Italia millones de seguidores hasta el punto de que su santuario en San Giovanni Rotondo, en el sur del país, es el segundo más visitado del mundo católico, precisamente después del de Guadalupe.
Durante más de 60 años, el Padre Pío tuvo tuvo en su cuerpo las llagas de Cristo Crucificado. Las mismas se borraron de manera expontánea el 22 de mayo de 1968, cuando celebraba su última misa, un día antes de su muerte.
© 2001 El Nuevo Herald