Hacia Connecticut el machetero
FBI alega tenía una subametralladora.
El agente del Negociado Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés) que arrestó al presunto dirigente del Ejército Popular Boricua-Macheteros Norberto González Claudio declaró que lo hallaron “por casualidad” y no como parte de un acierto investigativo.
Las declaraciones del agente David González ante el magistrado federal Bruce McGiverin en la vista de ayer contrastan con las declaraciones iniciales del saliente jefe local del FBI, Luis Fraticelli, quien ha descrito la captura de González Claudio como el fruto de 25 años de investigación.
El agente González fue el principal testigo del Gobierno ayer en la vista que concluyó con una orden de McGiverin para que se traslade a González Claudio, de 65 años, a Connecticut donde enfrenta cargos por el robo de $7.2 millones realizado por Los Macheteros a la Wells Fargo en 1983 para financiar su lucha armada independentista.
“Ese testimonio es bien difícil de creer”, dijo el defensor Juan Matos de Juan. Agregó que el FBI parece estar protegiendo a algún informante.
Según González, agentes de un Task Force, que vigilaban otras actividades en Cayey lo vieron cuando fue a correr a un parque y lo reconocieron.
El FBI sabía que usaba el nombre de “Carmelo Vélez Moya” y había obtenido licencias de conducir en los años 90 bajo ese nombre, dijo González.
Agregó que el machetero tenía una subametralladora y dos revólveres cargados al lado de su cama y de un sofá en su casa del barrio Guavate, en Cayey.
“Esto demuestra que el acusado, que no es un gangster, ni narcotraficante, estaba bien listo para enfrentarse a quien lo fuera a arrestar, lo que lo hace muy peligroso”, sostuvo el fiscal Warren Vázquez, para argumentar que se le mantuviera detenido sin fianza.
El agente dijo que fue a Cayey cuando le notificaron que habían visto a González Claudio. Declaró que se le acercó y le dijo: “Oiga señor, venga conmigo”. Él trató de esquivarlo, y el agente le dijo: “Norberto, no haga eso por favor”.
El agente agregó que el hombre respiró profundo, caminó unos pasos, sonrió y le dijo: “Me agarraron”.