Restos de Ojeda Ríos llegan a cementerio de Naguabo
Laura Rivera Meléndez PRENSA ASOCIADA
NAGUABO.— Con una llovizna de flores, fueron recibidos hoy los restos de Filiberto Ojeda Ríos a su llegada al cementerio de su natal Naguabo.
El cantante Andy Montañez cantó la versión revolucionaria de "La borinqueña", mientras la multitud aplaudía y gritaban consignas revolucionarias.
Los restos de Ojeda Ríos llegaron cuando caía un fuerte aguacero.
Miles de personas que se unieron a la caravana que transportó los restos de Ojeda Ríos desde San Juan hasta Naguabo retrasaron la llegada de la comitiva fúnebre.
Otras cientos estuvieron apostadas en ambos lados de la carretera por la que transitaba el coche fúnebre, como muestra clara de cómo la gente lo protegió del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) por tres lustros.
Ojeda Ríos, quien murió el viernes de un disparo del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) en la residencia donde se escondía en Hormigueros, era buscado por el robo de 7.2 millones de dólares a un camión de Wells Fargo en Connecticut en 1983.
A lo largo de la ruta desde San Juan hacia Naguabo, caravanas de autos se unían a la comitiva y manifestantes apostados en puentes lanzaban flores sobre el cortejo fúnebre.
"FBI, terrorista", leía una pancarta en inglés amarrada a uno de los puentes.
Segundos antes de que el ataúd fuera cerrado en el Colegio de Abogados en Miramar, sus hijos, nietos, hermanos y esposa, todos ataviados de la tradicional guayabera o camisa blanca que el líder machetero solía vestir, lloraron con coraje frente a su cuerpo.
"El pueblo es el dueño de ese cuerpo y de sus ideas. Filiberto no se fue, simplemente se va a su nueva trinchera de lucha", expresó su hijo Edgardo Ojeda.
Edgardo dijo que su padre cierra el triángulo iniciado por Pedro Albizu Campos y continuado por Juan Antonio Corretjer.
"Don Pedro Albizu Campos, Juan Antonio Corretjer y Filiberto Ojeda Ríos, con ese triángulo ya se puede fijar el rumbo, ya está el camino derecho, el camino es la unidad", agregó.
Además, exhortó a la recopilación de toda la correspondencia y documentos relacionados con Ojeda Ríos, para cobijarlos en una fundación con el nombre de su padre.
Durante la despedida, los manifestantes y allegados de Ojeda Ríos que hablaron en tarima sentenciaron al FBI a pagar por lo que consideran "el asesinato" de Ojeda Ríos.
Dentro del Colegio de Abogados y a las afueras, en al menos cuatro ocasiones, se entonó la versión revolucionaria de "La borinqueña".
Los presentes gritaron múltiples consignar como "FBI asesino", "Comandante Filiberto, estamos aquí presentes" y "Unidad, unidad".
Los automóviles que acompañaron el cortejo fúnebre llevaban diversos carteles con la foto de Ojeda Ríos y el logo del Ejército Popular Boricua-Los Macheteros. Uno de los carteles leía: "Los que mueren por la vida no puede llamarse muertos".
Desde que fue expuesto al público la noche del domingo, miles de personas han hecho largas filas para ver por primera vez y dar su último adiós al hombre que estuvo en el clandestinaje por 15 años antes de que el FBI lo matara de un disparo. Por la gran cantidad de personas la noche del lunes, casi no era posible detenerse frente al féretro.
El líder clandestino sostuvo actividades político-militares por la independencia de la Isla durante unos 45 años.
Sin embargo, fueron la muerte de dos infantes de marina el 3 de diciembre de 1979 en Sabana Seca, el robo de $7.2 millones el 12 de septiembre de 1983 de la Wells Fargo en Hartford, Connecticut, y la destrucción de varios aviones de guerra en la Base Aérea Muñiz, los actos más audaces de la organización, fundada en 1976 bajo el nombre Comando Obrero.
Durante sus últimos años en la clandestinidad, su labor se redujo considerablemente a dirigir mensajes escritos al pueblo puertorriqueño través de los medios de comunicación y grabados al sector independentista. En algunas ocasiones, concedía entrevistas exclusivas a algún periodista.
Ojeda Ríos estuvo en la clandestinidad desde el 1990, cuando se cortó un grillete electrónico y desapareció mientras se encontraba en espera de juicio.
Había sido liberado en 1988 bajo una fianza de un millón de dólares, luego de tres años en prisión a la espera de juicio en Connecticut. En 1992, fue convicto en ausencia por cargos de robo, conspiración y transportación de dinero robado. Recibió una sentencia de 55 años de prisión.
En 1988, fue absuelto por un jurado puertorriqueño de la acusación de batirse a tiros con la Policía durante su arresto el 30 de agosto de 1985.
Durante el operativo de captura el viernes, la esposa de Ojeda Ríos, Elma Beatriz Rosado, fue arrestada y un agente federal recibió una herida de bala en el estómago, según el FBI. La compañera de vida del líder machetero fue liberada el sábado luego que las autoridades federales decidieran que no se le radicarán cargos.