ARNULFO CHAPAS PEREZ
--De la redacción de Prensa Libre
Guatemala -- De los extranjeros que cruzan anualmente las fronteras
guatemaltecas en su intento por llegar a Estados Unidos, 100,000
son
deportados a su paso por territorio mexicano.
Esos migrantes son víctimas de los llamados ``coyotes''
o ``polleros'',
quienes en forma independiente o ligados a redes internacionales
de
tráfico de humanos los contactan en sus países
de origen, pintándoles
cuadros halagüeños, y luego los abandonan a su suerte,
después de
haberles esquilmado altas sumas de dinero.
La mayoría de migrantes proceden de Centro y Sudamérica,
los cuales
prefieren como destino los Estados Unidos. Un bajo porcentaje
de
orientales elige a Guatemala, según lo señala un
estudio sobre migrantes
titulado Caso Guatemala, elaborado por la Organización
Internacional
para las Migraciones (OIM).
El fenómeno migrante es motivo de preocupación no
sólo para Estados
Unidos, sino para el resto de países del mundo. En el
estudio se destaca
el papel de Guatemala, porque es el paso obligado para todos
latinoamericanos, e incluso para asiáticos y para oriundos
del Medio
Oriente.
A raíz de ello, en el denominado Proceso de Puebla, del
14 de marzo de
1996, se condenan las violaciones a los derechos humanos de los
migrantes.
Eso llevó a que en Guatemala se hiciera el estudio sobre
la materia en
cuestión, y luego la Dirección General de Migración
elaboró un
anteproyecto de ley, con dedicatoria para quienes trafican con
los
migrantes y cometen toda clase de vejámenes en su contra.
Los flujos migratorios en Guatemala, al Este, disponen de una
línea
fronteriza de 180 kilómetros con El Salvador; de 220 con
Honduras y
210 con Belice, mientras que al Noroeste tienen con México
960
kilómetros --casi en línea recta-- cuyo límite
lo marca el río Suchiate, en
la parte sur de San Marcos. Eso representa una frontera de diversas
opciones para todo aquel que quiera experimentar la aventura
del
llamado ``sueño americano'', aun a costa del riesgo de
perder su propia
vida.
¿Quiénes son los migrantes? En su mayoría
son salvadoreños,
hondureños, nicaragüenses, panameños, ecuatorianos,
bolivianos,
brasileños, colombianos, chinos continentales, jordanos,
iraníes,
palestinos, cubanos y guatemaltecos. Todos van para Estados Unidos.
Sólo los jordanos e iraníes prefieren quedarse
en Guatemala.
Estructura legal
El Código Procesal Penal y la Ley de Migración y
Extranjería no tipifican
como delito el tráfico de migrantes. Por ello, la Dirección
General de
Migración elaboró el citado anteproyecto de ley,
el cual crea la figura del
delito migratorio. Esa propuesta fue presentada como iniciativa
de ley a
la Comisión de Gobernación, pero a la fecha está
engavetado.
De ser aprobado, el delito migratorio contempla multas de 500
a mil
quetzales (6.5 quetzales equivalen a un dólar). Además,
los traficantes
podrían ser sujetos de expulsión. Las condenas
carcelarias serán
elevadas, para escarmentar a los ``coyotes'' o ``polleros'',
quienes
amasan grandes fortunas en poco tiempo, refiere el estudio. Por
ejemplo,
a los centroamericanos les cobran tres mil dólares; a
los sudamericanos,
$7,000; árabes, $12,000; africanos, $15,000, y a los asiáticos,
$25,000.
No paran las deportaciones
Durante el primer semestre de este año fueron deportados
1,400
hondureños, 600 salvadoreños, 100 nicaragüenses,
6,450
sudamericanos y 1,900 caribeños.
Otros ``coyotes'' constituyen redes locales que contactan a sus
víctimas
en los pasos fronterizos, después de haber sido deportados,
y lo que
buscan es reponerse de pérdidas económicas. Estos,
a la vez, tienen
nexos con bandas internacionales, donde interviene el tráfico
a mayor
escala, para lo cual utilizan transporte aéreo.
Los principales lugares donde opera el tráfico de migrantes
en Guatemala
son: Tecún Umán, San Marcos; Coatepeque, Quetzaltenango,
La
Libertad y El Naranjo, Petén; La Unión Frontera,
La Esperanza y
Chequín, todos en la línea fronteriza con México.
Copyright © 1998 El Nuevo Herald