Cocales esperan la paz. . . y 40,000 novillos
CESAR GARCIA
Associated Press
San Vicente del Caguán, Colombia -- Mientras delegados
del gobierno
del presidente Andrés Pastrana y de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias de Colombia (FARC) se preparan para emprender
negociaciones de paz, a pocos kilómetros de aquí
los campesinos
cultivan coca junto con los productos de la agricultura tropical.
Los dirigentes y campesinos sueñan con la paz porque de
ella podría
depender que las verdes praderas y montañas de la región
amazónica del
departamento del Caquetá queden pobladas de ganado y desaparezca
el
cultivo de coca.
``La propuesta que le hemos hecho al gobierno y a la guerrilla
es
repoblar las tierras de la coca con 40,000 novillos'', dice Omar
García,
alcalde San Vicente del Caguán, sede de unos diálogos
de paz que
todavía no se inician, debido a que las FARC estiman que
no se ha
completado el despeje militar de 42,000 kilómetros cuadrados
en el
suroeste de Colombia.
La solución para el Caquetá debe multiplicarse por
todas las zonas del
suroriente y el suroccidente de Colombia en donde hay 79,000
hectáreas
cultivadas con hoja de coca.
¿Qué hacer con esa enorme economía ilegal
de la que viven campesinos
pobres, se nutre financieramente la guerrilla y florece el negocio
del
narcotráfico?
Ese fue el problema que examinaron el 9 de julio pasado Pastrana
y
Manuel Marulanda, líder y fundador de las FARC cuando
acordaron
sentar las bases del proceso de paz.
El líder guerrillero se comprometió a que su grupo
rebelde, el mayor y
más antiguo del país, ayudará a erradicar
la coca si el gobierno ofrece los
recursos financieros para crear una nueva economía sustentable
para el
campesino.
En opinión del gobierno y los dirigentes de las zonas cocaleras,
la
solución económica es la única posible,
porque fracasó la erradicación
mediante fumigaciones masivas con defoliantes químicos.
``A pesar de la fumigación, los cultivos de coca siguen
aumentando'',
explica Luis Antonio Serrano, gobernador del departamento del
Caquetá, quien exhortó al desarrollo de un plan
integral de sustitución de
cultivos y creación de una infraestructura que permita
hacer rentables los
cultivos alternativos.
Fernando Medellín, gerente de la Red de Solidaridad Social
del gobierno
colombiano, asegura que no es posible continuar fumigando los
pequeños cultivos porque se arrasa también con
las cosechas de la
agricultura tradicional.
``Los campesinos pobres tienen en promedio 50 hectáreas
de las cuales
sólo tres las destinan a cultivar coca como medio de subsistencia.
Yo
diría que ellos no son narcotraficantes, sino campesinos
que no pueden
sobrevivir con las cosechas de alimentos'', afirma Medellín.
Agregó que el presidente Pastrana ha propuesto la creación
de un gran
fondo, con la ayuda de la comunidad internacional, para crear
una
economía de la cual pueda vivir el campesino.
Sin embargo no se esperan soluciones a corto plazo, después
de casi 30
años en que la coca ha sido eje fundamental de la economía
de zonas
pobres, rodeadas de selva, aisladas por falta de carreteras.
El sacerdote Miguel Serna, uno de los líderes de la comunidad
de San
Vicente del Caguán afirma que es necesario construir carreteras,
porque
actualmente sólo hay caminos que son intransitables en
épocas de lluvias
y crear una red de comercialización.
``El campesino cultiva el maíz, la yuca, el plátano,
pero son productos
que no tienen demanda, en cambio la coca se vende y se transporta
sin
dificultad'' explica Serna.
Quienes viven en el Caquetá estiman que sólo un
acuerdo de paz entre el
gobierno y la guerrilla garantizará el desarrollo y la
prosperidad de esta
olvidada región de Colombia.
``Si hay un acuerdo entre el gobierno y la guerrilla nos beneficiamos
todos, porque se acaba la guerra y el narcotráfico'',
asegura Pedro
Antonio Restrepo, quien ha vivido aquí los 46 años
de su vida y trabaja
en el transporte de ganado y madera, que con la coca, son los
productos
fundamentales de la economía del Caquetá.