Testigo narra el asesinato de Gerardi
RICARDO MIRANDA / AP
CIUDAD DE GUATEMALA
La escena del crimen del obispo Juan José Gerardi, que los investigadores
encontraron el 26 de abril de 1998, fue alterada por dos militares
para desviar la
investigación, según relató ayer un testigo que
durante dos años fue pagado por
el Ejército para vigilar al prelado.
Rubén Chanax Sontay, de 28 años, quien se hacía
pasar como indigente para
pernoctar todas las noches en la entrada de la casa parroquial de Gerardi,
declaró en la causa que se sigue en contra de tres militares,
un sacerdote y una
cocinera.
Chanax, cuya declaración resultó la más contundente
en contra de los militares
acusados, irónicamente fue llamado a declarar a petición
de éstos.
Custodiado por cinco guardas armados y protegido por un chaleco antibalas,
Chanax declaró durante cuatro horas ante el tribunal. Allí
dijo que fue contratado
por Lima Estrada para vigilar a Gerardi.
Además, hizo un escalofriante relato de cómo fue preparada
la escena del
crimen para engañar a los investigadores.
``El 26 de abril en la mañana se me acercaron Byron Lima y Obdulio
Villanueva
para advertirme que esa noche ocurriría algo en la casa parroquial
y que era
mejor que no estuviera allí'', dijo el testigo al tribunal.
A pesar de la advertencia y conforme su labor de espía, el supuesto
indigente
llegó al lugar esa noche. A las diez de la noche, según
relató, vio salir a Byron
Lima sin camisa de la casa Parroquial. Seguidamente, un vehículo
llevó a
Villanueva, quien llevaba una cámara de video.
``Me ordenaron que entrara al parqueo de la casa parroquial. Allí
estaba
monseñor Gerardi tirado en el suelo. Me ordenaron que arrastrara
el cadáver y lo
cambiara de posición. Luego Villanueva me dijo que llevara papel
periódico para
limpiar el piso'', agregó.
Seguidamente, el propio Villanueva llevó un pedazo de concreto
--que durante
tres años se creyó era el arma homicida-- y el cuerpo
fue trasladado al interior
de la casa.