Critican la falta de atención al sida en Centroamérica
Más de la mitad de los contagiados viven en Belice y Honduras
SERGIO DE LEON / Associated Press
GUATEMALA
Centroamericanos contagiados con el virus del sida lanzaron severas
críticas contra los gobernantes de la región por la falta
de atención médica integral y protección
jurídica a las personas que padecen la enfermedad.
Más de 1,500 personas participaron en la inauguración del II Congreso Centroamericano sobre sida (CONCASIDA), que se inició ayer en Ciudad de Guatemala.
Con la declaración de compromisos de las Naciones Unidas en la lucha contra el sida en las manos, el guatemalteco Ismar Ramírez, que padece la enfermedad, afirmó que "ninguno de los compromisos que nuestro señor ministro de Salud adquirió en esa fecha, se ha cumplido''.
Ramírez exigió el cumplimiento del compromiso de
``crear una unidad nacional de atención a personas que vivimos con
VIH/sida, que desarrollaría programas de
prevención, pruebas de diagnóstico, tratamientos
antirretrovirales y atención médica integral''.
También lamentó que la Ley Nacional Contra el Sida, aprobada por el Congreso de Guatemala, sea inoperante. ``Que se cumpla en lo que a derechos humanos y no discriminación se refiere'' en la ley, demandó.
El discurso de Ramírez fue interrumpido frecuentemente por los participantes para aplaudir las críticas en contra de las autoridades de salud.
Estadísticas indican que unas 80,000 centroamericanos están infectados con el VIH, de los cuales unos 15,000 han desarrollado el sida. Sin embargo, menos de 3,500 son los que tienen acceso a medicamentos antirretrovirales que son vitales para su sobrevivencia.
Hay tratamientos disponibles en Guatemala y Costa Rica, pero Belice
y Honduras, en donde se encuentran más de la mitad de los contagiados,
no existe asistencia
para los pacientes.
``No hay una sincera voluntad política en nuestros países
para atender la situación del sida'', expresó Rosa González,
de la red centroamericana de personas que
padecen la enfermedad, en un pronunciamiento, tras la protesta.
© 2001 El Nuevo Herald