... Cuando en 1837, merced a mis servicios, pude elevarme a
los más altos puestos de la monarquía constitucional española
i penetrar en el corazón de la política de su gobierno i en
las intrigas de su corte, adquiriendo así el conocimiento
pleno de lo egoista i maquiavélica de la una i de lo inmoral i
corrompido de la otra, patentizados estos dobles vicios con la
clausura escandalosa de las Cortes contra los diputados de
Cuba i Puerto Rico, -- desde entonces juré en lo profundo de
mi alma consagrar el resto de mis días á la humana i
patriótica empresa de arrancar entrambas islas de las garras
de su no menos despiadada que voraz madrastra; i no mas lejos
que en 1836 mi obra estuvo a punto de tener comienzo. Luego,
cuando en 1842 volví á la América i eché una ojeada por las
repúblicas de origen español, inquiriendo por las causas
reales de sus conmociones periódicas i continuas revueltas
civiles, siempre y en todas partes me pareció hallarlas en las
intrigas é influencia de la política europea; i también desde
entonces juré en lo profundo de mi alma, contribuir en cuanto
me fuese dable á la destrucción de aquellas i de esta; porque
creo incompatible la estabilidad i el florecimiento de los
principios demo [tachado] republicanos democráticos de la
América, con la existencia en ella de las intrigas e
influencia de la política de la monárquica Europa. Cierto que
sea que Cuba i Puerto Rico, sin mengua i ruina propias, no
pueden, ni deben sobrellevar por mas tiempo la pesadísima
carga que plugo imponerles su cruel é insaciable metrópoli;
cierto ha de ser igualmente, que sin mengua i riesgo de las
instituciones democráticas de la América no pueden ni deben
existir por más tiempo colonias europeas en su seno.
La misión que me he propuesto desempeñar tiene, pues, este doble fin. Si el cielo me concede vida suficiente para llenarla, no creería ni comenzada mi tarea, si libertada e independizada Cuba, no acudiese con todas mis fuerzas á la inmediata liberación é independencia de Puerto Rico. Pero como esto no pudiera emprenderse sin contar primero con la cooperación i el apoyo eficaces i decididos del pueblo portorriqueño, me apresuro á hacer conocer á Uds. mis intenciones, a fin de que preparen con tiempo el ánimo de las gentes para hacer menos larga i costosa una obra, cuya ejecución demandan a la vez la salvación propia la política i la humanidad.
Sabiendo que Uds. son patriotas á prueba de persecuciones del gobierno español, tan esquisito en su despotismo como el ruso; oyendo que Uds., por su posición, por las muestras de patriotismo que ya han dado, i por su ilustración, gozan entre sus paisanos de aquella influencia que basta á hacerlos generalmente estimados i populares, no he titubeado un punto en dirigirme a Uds. en la firme confianza de que aun quizas ya Uds. mismos se han anticipado a mi pensamiento, i de que el campo estará preparado i listo para la hora proesima de la siega.
El comisionado, individuo de toda mi confianza, como lo indica el carácter de la comision presente, lleva además, instrucciones verbales mías; por medio de él, supuesta la necesidad de un acuerdo, pueden Uds. hacerme saber sus intenciones, ó sus proyectos, ó sus preparativos, pues no es posible imaginar siquiera que siendo Uds. distinguidos i acrisolados patriotas hayan dejado de seguir paso á paso los esfuerzos que durante estos dos últimos años se han estado haciendo aquí i en Cuba para lanzar el carro de la revolución que eche abajo el odioso gobierno colonial i traiga libertad i independencia al pueblo cubano, ni que haya dejado de ocurrírselos que libre este é independiente, no puede, ni debe quedar el puertorriqueño esclavo y aherrojado.
Los
sucesos que se preparan i la vuelta que ellos tomen, servirán
á Uds. de aviso para saber cuando i en qué sentido han de
obrar Uds., á fin de dar unidad i fuerza á nuestros
movimientos, con la cual ahorraremos no solo tiempo i trabajo,
sino sangre i males...