'Tirofijo', conocido como el guerrillero más viejo del mundo, llevaba casi 44 años en la guerra
Pedro Antonio Marín, alias "Manuel Marulanda Vélez" había sido campesino, carnicero, leñador, tendero y panadero.
Nació en un hogar campesino de Génova, el 12 de mayo de 1930, la década en que los liberales perdieron el poder a manos de los conservadores.
La vida del jefe subversivo quedó profundamente marcada por el asesinato, el 9 de abril de 1948, del líder del Partido Liberal Jorge Eliécer Gaitán, que marcó el inicio de una época sangrienta que se extendió varias décadas en Colombia.
De hecho, tras el crimen del caudillo liberal, un piquete de policías que cazaba liberales estuvo a punto de agarrarlo. Al año siguiente atacó su pueblo secundado por hermanos y primos suyos. "Alzarse en armas era la única manera de sobrevivir", le dijo una vez al escritor Arturo Alape. Ese fue su "bautismo de fuego" como insurgente.
Según algunos de sus biógrafos, el viejo guerrillero ganó su apodo de 'Tirofijo' debido a su buena puntería, porque 'donde ponía el ojo, ponía la bala'. Algunos de sus compañeros de armas lo describieron en varias ocasiones como un "hombre desconfiado", pese a su apariencia de "campesino bonachón".
'Marulanda', sobre el que pesaban más de un centenar de órdenes de captura, tuvo varias mujeres y al menos siete hijos reconocidos, entre ellos Olga Marín.
Marín fue una de las portavoces de las Farc y compañera sentimental del "número dos" de esa guerrilla, Luis Edgar Devia, alias "Raúl Reyes", abatido el 1 de marzo pasado en territorio ecuatoriano en una operación lanzada por tropas colombianas.
Ahora, dicen los militares, ha muerto tal vez de un paro cardiaco ese campesino cerrero, de mirar sesgado, que llegó a desairar a un presidente francés ("Señor Marulanda: yo tengo un sueño: ver a Ingrid en medio de los suyos, en Navidad (...) Usted lleva una responsabilidad muy pesada, le pido que la asuma").
Un mito que parece llegar a su fin
El mito de 'Tirofijo' comenzó con sus muertes, como tempranamente lo entendió el escritor Arturo Alape. Generaciones de colombianos crecimos oyendo gobiernos que declaraban su muerte (dicen que la primera vez fue en 1951). Hasta que se convirtió en un mal chiste.
La triunfante revolución cubana, a comienzos de los 60, le dio una ideología a las autodefensas liberales. Con Jacobo Prías Álape, alias 'Charronegro'; Jesús María Oviedo, 'Mariachi', e Isauro Yosa, alias 'Lister', a los que hay que sumar a 'Jacobo Arenas', empezó a escribir después de la mitad del siglo pasado un capítulo especial de la política y la violencia de las últimas décadas en Colombia, y desde entonces fue un mito viviente y popular.
"Surgían relatos de combates inverosímiles del hombre solo contra batallones enteros, se componían canciones sobre su vida y se especulaba de pactos con el diablo. Incluso la prensa llegó a dar cuenta de su entierro, con fotos y todo, en 1951", señaló el historiador Orlando Villanueva, en su libro "Guerrilleros y bandidos".
El 27 de mayo del 66, el presidente conservador Guillermo León Valencia desató la gran operación militar llamada 'Marquetalia', contra el territorio que ocupaban los 'bandoleros'. 'Tirofijo' y medio centenar de hombres sobrevivieron y dos años después crearon las Farc.
No obstante el triunfo de Allende en Chile y la influencia del castrismo en América Latina, que hacían parecer la revolución una cuestión de la semana entrante, en los 70 las Farc llegaron a ser un referente remoto, un grupúsculo rural empecinado en la lucha armada, entre otras razones porque el escenario fue ocupado por el M-19.
La fórmula droga-secuestro
En el Gobierno de Belisario Betancur se intentó un proceso de paz con las Farc. Personalidades desfilaron por Casa Verde, el santuario de 'Tirofijo' en las montañas de Uribe (Meta). Otra vez, no faltaron quienes pensaban que había muerto.
Hecha la paz con el M-19, las Farc volvieron a ocupar la primera fila de la lucha por la toma del poder. Los 80 marcaron un viraje audaz, fruto de la lección del camarada Fidel, que siempre hizo la vista gorda frente a los cultivos de marihuana en la Sierra Maestra.
Lo urgente, una financiación que garantizara la supervivencia y el triunfo, les hizo definirse por la fórmula secuestro-narcotráfico. Lo social podía esperar... Atrás quedó el experimento de la Unión Patriótica, que trajo el desencanto por la lucha política semilegal y un desangre copioso de cuadros políticos que bajaron del monte.
La narcoinyección monetaria comenzó a manifestarse en ataques a poblaciones que producían réditos mediáticos. En pleno comienzo de la lucha contra los narcos, tras el asesinato de Luis Carlos Galán, la llegada de César Gaviria al poder, con todas las esperanzas que introdujo la nueva Constitución, logró hacerlos parecer inexistentes.
'Dinosaurios', les dijo Gaviria. De nuevo fueron bombardeados, esta vez en Casa Verde. Mientras tanto, se armaban. Afianzaron su estructura económica y militar.
Con el gobierno Samper, los secuestros, los ataques a poblaciones inermes, las 'pescas milagrosas' campearon por todo el país. Tanto que Andrés Pastrana se ganó el favor de los votantes con solo mostrar una foto al lado del hombre de la toalla.
Durante el Gobierno de Pastrana (1998-2002), la figura del viejo guerrillero se hizo más familiar. Pese a demostrar cierta timidez, se hacía fotografiar con cuanta personalidad visitó la zona neutral que fue sede de los diálogos en el sur del país.
La foto le salió cara al país al cabo del fracasado proceso de paz que comenzó con otra foto: Pastrana al lado de la silla vacía de 'Tirofijo'. Según las Farc, "no habían condiciones de seguridad" para su máximo comandante.
Su presencia, sin embargo, fue notoria en muchas ocasiones durante el mismo proceso, hasta poco antes de su ruptura, en febrero de 2002. Se dijo que había armado toda esta guerra porque el gobierno le mató unas gallinas y unos marranos.
El resto es historia actual. El día de la posesión de Álvaro Uribe, diplomáticos, congresistas y altos funcionarios se salvaron por un pelo de los misiles domésticos disparados por las Farc.
Uno derribó un alero de la Casa de Nariño .Desde los tiempos del Caguán, 'Tirofijo' no volvió a ser visto en público. Luego, el país se acostumbró a oír que estaba enfermo de algo.
A fines del 2007, Uribe lo amenazó con que sería "sacado de su escondite" y lo llevaría a los tribunales.