El misterio de Lucía
Nuevas revelaciones indican que detrás de la presencia de la estudiante mexicana en el campamento de 'Raúl Reyes' hay un sorprendente tinglado continental de las Farc.
Esta semana, Lucía Andrea Morett Álvarez, la estudiante mexicana sobreviviente del bombardeo al campamento de Raúl Reyes en Ecuador el primero de marzo, asombró a los colombianos con su versión de los hechos. Al ser dada de alta del hospital donde la atendían en Quito, Morett dijo las siguientes perlas: que su visita al campamento era parte de una investigación académica sobre la cultura de América Latina, que fue ultrajada verbalmente por los militares colombianos, que no había armas de las Farc en el lugar, que presenció ejecuciones a sangre fría de sobrevivientes por los mismos soldados que la auxiliaron, que todo fue un montaje y que es víctima del "terrorismo de Estado colombiano". Su nueva apariencia ante los medios, con el pelo arreglado, gafas de alumna aplicada y oso de peluche en mano no convenció en el país y en cambio, para muchos colombianos quedó claro que no decía la verdad y que de forma descarada buscaba legitimar a las Farc. Curiosamente, esta lectura no es la misma entre amplios sectores de la sociedad mexicana, como lo descubrió el presidente Álvaro Uribe en su visita a ese país los pasados martes y miércoles.
El mandatario pensó que tendría cabida el calificativo de terroristas con el cual se refería a Morett y los otros ciudadanos aztecas que murieron en el campamento de Reyes. Pero no cuajaron del todo sus explicaciones, como quedó reflejado en un editorial de El Universal después de su visita: "Los mexicanos que estaban en el campamento guerrillero en Ecuador no habían cometido delito otro que estar vinculados por simpatía ideológica con la guerrilla".
Pero nueva información que conoció SEMANA pone en entredicho esta interpretación tan benigna. Es cada vez más claro que la presencia de la Morett y sus compañeros en un congreso de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB) en Quito, días antes del ataque al campamento, no era una simple casualidad. En realidad, este encuentro de organizaciones de izquierda latinoamericana es una pieza clave de un rompecabezas, que muestra una dimensión continental de las Farc, desconocida en el país, y deja inquietudes sobre lo que el gobierno del presidente Hugo Chávez está dispuesto a hacer para expandir su ideario bolivariano.
La CCB es una iniciativa que aglutina un centenar de organizaciones sociales y políticas, varias de ellas de extrema izquierda que creen en la vía armada como una forma legítima para llegar al poder. Hasta el momento los voceros de esta organización han insistido en que la presencia de las Farc en sus actividades obedece a una identificación por las causas revolucionarias, sin distingo de sus formas de lucha. Con este argumento, hábilmente la Coordinadora, y de su mano las Farc, ha logrado cruzar fronteras sin mayores reparos, e incluso abrir oficinas simpatizantes por todo el continente.
Los nombres de quienes hacen parte de la presidencia colectiva han sido manejados con gran discreción. Y con razón. Dos colombianos tienen allí asiento: Manuel Marulanda Vélez, 'Tirofijo', y Alfonso Cano, los máximos jefes de las Farc. Y gozan de gran simpatía, como quedó consignado en la ceremonia de clausura del foro. Cuando el dominicano Narciso Isa Conde, un líder comunista que se ha convertido en una suerte de ideólogo de este grupo, mencionó "al comandante Alfonso Cano, coordinador del Movimiento Bolivariano, y a esa leyenda de América, el comandante 'Tirofijo', Manuel Marulanda Vélez", el auditorio estalló en aplausos.
Desde su país, Isa Conde le dijo a SEMANA que la presencia de los jefes guerrilleros en la presidencia de la CCB es sólo honorífica y que por su situación de clandestinidad no hay forma de que ellos participen activamente ni en las actividades, ni en los lineamientos de la organización. Que su presencia se limita a saludos que envían en los congresos, como el que 'Raúl Reyes' hizo en video a los asistentes de Quito en la última semana de febrero.
Pero esto no parece ser tan exacto, según se desprende de una investigación conjunta de SEMANA con el diario El Comercio de Perú, en la que se les hizo seguimiento a los correos que se encontraron en los computadores incautados a las Farc. El más diciente es un mensaje de febrero 7 de 2007, enviado por el comandante guerrillero Iván Márquez a Marulanda y demás miembros del Secretariado de las Farc. En él dice que "se está promoviendo la iniciativa de convertir la Coordinadora Continental Bolivariana en Movimiento Continental Bolivariano". Agrega: "La razón: estamos creciendo". Y detalla la forma como esta idea se tendría que debatir en varias reuniones en la Coordinadora en los meses siguientes. Eso efectivamente sucedió en tres cumbres de esa organización que tuvieron lugar en marzo, en Caracas; luego en abril, en República Dominicana, y finalmente en el encuentro en Quito, al cual asistieron los cinco mexicanos que acabaron en el campamento de 'Raúl Reyes'.
Lo sorprendente es que todas estas actividades se dieron siguiendo los lineamientos consignados en el mensaje de Iván Márquez, lo que confirmaría de paso que la participación de las Farc en la mencionada Coordinadora es mucho más que honorífica.
La idea de un Movimiento Político de gran escala sería la siguiente etapa en lo que las Farc llaman "la Patria Grande". Una iniciativa integracionista de América en la que ellas serían protagonistas.
El otro aspecto que asombra del mensaje de Márquez es que en su programación prevén "una entrevista con el presidente Rafael Correa en Quito para informarlo del proyecto y buscar su vinculación al mismo. Una respuesta afirmativa significaría apoyo logístico institucional y al mismo tiempo protagonismo del Ecuador en la iniciativa". Y remata diciendo: "Una gestión del camarada Raúl (Reyes) en este sentido reforzaría el planteamiento". Según el mensaje, a la reunión asistiría una comisión de la Coordinadora, encabezada por alguien que llaman 'Tino' y a quien describen como el Presidente Alterno del Parlamento Latinoamericano, e Isa Conde. Según el diario El Comercio de Perú, 'Tino' es Amílkar Figueroa, diputado venezolano y miembro del Parlamento Latinoamericano.
Lo sorprendente es que un año después, efectivamente tuvo lugar una reunión en Quito, donde no participó el presidente Correa, pero sí su ministro de Seguridad Interna y Externa, Gustavo Larrea. Por la CCB participaron Isa Conde y Figueroa. Si las Farc juegan un papel sólo honorífico en la CCB, ¿cómo fijan la agenda de esa organización y logran que se vuelva realidad?
Isa Conde asegura que la reunión no fue programada por las Farc sino por personas de la CCB en Ecuador, porque "estábamos en el deber de informar que íbamos a realizar ese congreso por razones diplomáticas. Por razones protocolarias, por razones de decencia". Pese a esta aclaración, hay más elementos que dejan ver la mano de las Farc tras la CCB.
En el congreso de Quito se discutió varias veces la idea de la creación del "Movimiento Continental Bolivariano", tal como lo plantea el correo enviado por 'Márquez' al Secretariado. Según ese mensaje, tener un movimiento político trasnacional "es un salto cualitativo (para la Coordinadora) y surge de algunos compañeros venezolanos", lo que deja entrever otra pieza de este complejo rompecabezas: la conexión venezolana.
Aunque la CCB tuvo su origen remoto en un encuentro en 2003 en Caracas, el gobierno venezolano ha reiterado que no tiene velas en ese entierro. Sin embargo, han aparecido indicios que comprometerían esa posición oficial.
La Dirección contra el Terrorismo (Dircote), un organismo de inteligencia de Perú, asegura que 12 integrantes del capítulo peruano de la CCB viajaron al congreso de Quito financiados por la embajada de Venezuela en Bolivia, según publicó la revista Caretas, la más influyente en ese país. El dinero se habría girado a una organización denominada 'Casas del Alba ' (Alternativa Bolivariana para los pueblos de nuestra América). Estas son asociaciones creadas por seguidores peruanos del presidente Chávez que, entre otras, impulsan programas sociales conocidos como 'misiones'. Aunque sus oficinas están empapeladas de propaganda chavista y se afirma que son financiadas por Caracas, el gobierno venezolano niega públicamente haberlas apoyado económicamente. Aun así, desde que los computadores de las Farc dejaron en entredicho la credibilidad del presidente venezolano en esta materia, un posible nexo económico Chavez-Casas del Alba genera una creciente preocupación en el gobierno de Alan García y el Parlamento, el cual aprobó recientemente una comisión para investigarlo.
La CCB intranquiliza a las autoridades de Lima a tal punto, que detuvieron a siete peruanos cuando regresaron del congreso de Quito. Están siendo investigados por terrorismo, y algunos por presuntamente haber recibido entrenamiento militar de las Farc.
En México, mientras tanto, las autoridades investigan preliminarmente si Lucía Morett y sus compañeros de viaje también recibieron fondos venezolanos. Isa Conde, vocero de la Coordinadora, dijo a SEMANA que esta es autónoma, pero no descarta que organizaciones que participan de ella sean financiadas por entidades gubernamentales de Caracas.
Aunque no hay una prueba reina sobre la participación del gobierno chavista en la CCB, todas estas coincidencias despiertan inquietud acerca de si este conglomerado de organizaciones de izquierda es realmente el punto de encuentro entre las Farc y el proyecto expansionista de Hugo Chávez. A cualquier desprevenido asistente al congreso de Quito le habrían llamado la atención las vivas por igual al "comandante Chávez, al comandante Castro y al comandante Marulanda".
Todo lo anterior podría indicar que la fórmula de las Farc para expandir su tinglado en el continente está ligada a la CCB (ver recuadro). De allí la importancia de la ficha del rompecabezas que quedó en evidencia con el congreso de Quito y la visita de varios de sus participantes latinoamericanos al campamento de Raúl Reyes, entre ellos Lucía, la estudiante mexicana.
Pese a los avances, aún falta mucho para poder vislumbrar la imagen completa que se esconde tras estas piezas sueltas. Eso, al parecer, lo saben los dirigentes políticos cuyos nombres han salido a flote en este entuerto. En particular, los presidentes Rafael Correa y Hugo Chávez, que frente a estas nuevas revelaciones han reaccionado como si hubieran intercambiado sus papeles. Correa parece un Chávez desenfrenado, y el locuaz venezolano luce como un ecuatoriano prudente.
Por un lado, el presidente Correa ha intensificado su retórica anti-Uribe, y por el otro, ha buscado distanciarse de la subversión y sanear su casa. Sacó a una cúpula militar que le causaba desconfianza y nombró a su secretario privado ministro de Defensa. El viernes pasado cambió al embajador ecuatoriano en Caracas, lo que fue interpretado como un giro en la relación entre esos dos países. El anterior diplomático era un reconocido militar de izquierda a quien se le atribuye haber creado el eje Correa-Chávez.
El líder bolivariano, en cambio, después de los primeros días de virulencia verbal, ahora guarda silencio. Colombia dejó de ser tema principal de sus Aló Presidente. Lo que para algunos es un avance en la diplomacia, para otros tiene que ver más con las posibles conexiones que queden en evidencia de su proyecto bolivariano con los intereses de las Farc.
Para Chávez no es una preocupación menor que comparta hurras con Marulanda o que su nombre aparezca en mensajes electrónicos. A lo que le teme de verdad es a que la información que está saliendo a flote lleve a que gobiernos como el de Estados Unidos contemple la posibilidad de incluirlo en la lista de países patrocinadores del terrorismo. En esa categoría están Irán, Corea del Norte y otros, lo que los ha convertido en parias ante la comunidad internacional.
Hasta organizaciones que han participado de la CCB han empezado a mostrarse inquietas con la acumulación de evidencia del verdadero papel de las Farc en esta coordinadora. Es difícil esperar que Lucía Morett y los demás simpatizantes ingenuos cambien la versión con la que de forma incauta se han comprometido. Pero no hay duda de que el bombardeo al campamento de 'Raúl Reyes' y las investigaciones que de este se han derivado han sacado a relucir realidades desconocidas sobre el papel de las Farc en la CCB y el posible papel de Chávez en la misma, que tiene preocupados a más de uno.