Cómo cayeron
CAMBIO revela fotografías y grabaciones del seguimiento que el Ejército
hizo
a los tres miembros del IRA que estuvieron en el Caguán, y cuenta
a qué vinieron.
El coronel del Ejército respiró tranquilo cuando le confirmaron
en una llamada
por teléfono celular, que Edward Joseph Campbell, John Joseph Kelly
y David
Bracken habían abordado esa soleada mañana del sábado
11 de agosto el
vuelo 9665 de Satena que cubría la ruta San Vicente del Caguán-Neiva-Bogotá.
Desde su oficina en el Centro de Inteligencia Militar Estratégica
(Cime), el
oficial alertó a los 200 agentes encubiertos que durante cinco semanas
les
habían seguido los pasos a los tres extranjeros, ya plenamente identificados
como integrantes del Ejército Republicano Irlandés, IRA.
Sigilosamente, los agentes del servicio de inteligencia militar ocuparon
puntos
estratégicos en los aeropuertos de Neiva y Bogotá a la espera
de los tres
sospechosos extranjeros. De repente, los teléfonos celulares de
los cinco oficiales
que estaban al frente de la operación perdieron la señal
y quedaron bloqueados.
Pocos minutos después se enteraron de que problemas técnicos
habían
interrumpido las comunicaciones, las cuales sólo se restablecerían
al terminar
la tarde. Los agentes de inteligencia quedaron incomunicados durante más
de
una hora, lo que aumentó el nerviosismo hasta el punto de que el
coronel no
descartó la posibilidad de que se tratara de un sabotaje para permitir
que los
tres irlandeses se les escabulleran durante la escala en Neiva.
La zozobra terminó hacia las 12:30 cuando el avión de Satena
aterrizó en el
muelle nacional del aeropuerto Eldorado, y Campbell, Kelly y Bracken
descendieron por la escalerilla. Los tres se dirigieron de inmediato a
la oficina
de la línea aérea Air France, donde le explicaron al despachador
que aunque tenían
reservas en primera clase para el 29 de septiembre, habían decidido
adelantar
el viaje. Entonces manifestaron su interés en abordar el vuelo 423
que salía
rumbo a París a las 5:40 de esa misma tarde.
El coronel al mando de la operación, que se encontraba en la terminal
aérea,
observó cuando los tres hombres entregaron tiquetes y pasaportes,
y de
inmediato dio la orden de capturarlos. Era la 1:00 p. m. Una docena de
hombres
vestidos de civil y fuertemente armados se acercaron al despacho de Air
France y les notificaron que quedaban detenidos.
Por más de una hora los agentes de inteligencia estuvieron incomunicados
y
temieron que los irlandeses hubieran escapado en Neiva.
Un convoy militar trasladó a los tres extranjeros hasta la sede
del batallón de
Policía Militar n.° 13 en Puente Aranda, desde donde el coronel
llamó por
teléfono al comando de la IV brigada en Medellín, donde se
encontraba el
comandante del Ejército, general Jorge Enrique Mora. “Listo, mi
general. Ya
los tenemos”, le dijo.
Minutos después, se dio una voz de alarma: uno de los irlandeses,
Kelly,
mostraba síntomas de asfixia, lo que obligó a su traslado
al hospital de
Kennedy. Allí permaneció en observación toda la noche
y se estableció que,
contrario a lo que argumentaba el paciente, no había señales
de infarto. Todo
estaba de nuevo bajo control y Kelly fue llevado de regreso a donde estaban
detenidos sus otros dos compañeros.
Control a extranjeros
Con la detención de Campbell, Kelly y Bracken culminó un
largo proceso de
seguimiento e investigación que comenzó en mayo de este año,
cuando los
militares recibieron información proveniente de la zona de despeje
según la
cual las Farc estaban organizando en La Macarena un curso para los
comandantes de frente sobre manejo de explosivos. La información
revelaba
también que los guerrilleros adelantaban contactos en el exterior
para buscar
asesoría de grupos extremistas internacionales.
Advertidos sobre lo que ocurría, los militares entraron en contacto
con el DAS
y con la Policía para incrementar las medidas de control sobre el
ingreso de
extranjeros al país. El último fin de semana de junio, el
rastreo dio resultado.
Entre el viernes 29 y el sábado 30 arribaron cerca de 200 extranjeros
de
diferentes ciudades del mundo, que fueron sometidos a discreta vigilancia.
Analizados uno por uno los nombres de la lista de los recién llegados,
a las
pocas horas los sospechosos se redujeron a 80.
Entre ellos figuraban dos hombres que llamaron la atención de los
agentes
porque no viajaban con maletas y sólo traían un pequeño
maletín de mano y
un morral de rayas café y habano. Se trataba de Kelly y Campbell,
que
llegaron a la capital el sábado por la tarde en el vuelo de Air
France procedente
de París. Después de realizar los trámites en los
despachos de inmigración,
donde les sellaron el pasaporte y obtuvieron un permiso de estadía
de 60 días,
tomaron un taxi y se desplazaron hasta el hotel Charleston, en la calle
83 con
carrera 13, donde se registraron en habitaciones sencillas.
El rastro de los irlandeses reapareció cuando el Mono Jojoy se refirió
a
ellos en un diálogo radial con otro guerrillero.
Kelly se registró como estudiante y Campbell como trabajador independiente.
El comportamiento de los dos extranjeros aumentó las sospechas de
los
hombres de inteligencia que los estaban siguiendo, porque en los dos días
en
que permanecieron en el hotel sólo salieron una vez para hacer una
caminata
que no superó los cinco minutos.
Muy temprano, el martes 3 de julio los dos irlandeses abandonaron el hotel,
tomaron un taxi y se desplazaron hacia el aeropuerto Eldorado, donde se
encontraron con un tercer hombre a quien saludaron en forma efusiva. Los
tres
se dirigieron al despacho de Satena, empresa en la que tenían reservados
cupos para viajar a San Vicente del Caguán, y presentaron tiquetes
con los
números de serie 9821, 4964 y 4986.
Los monos
Cuando el avión ya había despegado, los militares revisaron
el registro de
pasajeros y encontraron que junto a Campbell y Kelly figuraba el nombre
de
David Bracken, también de origen irlandés, y quien no aparecía
en la lista inicial
de sospechosos que tenían los investigadores. Bastaron pocos minutos
para
establecer que Bracken había llegado a Colombia el domingo primero
de julio
en un vuelo de Avianca procedente de Caracas, y que se había hospedado
en
un hotel de la zona rosa de Bogotá.
Cuando los irlandeses llegaron a San Vicente del Caguán sus pasos
fueron
seguidos de cerca por los investigadores militares. Aunque la población
está
bajo control de las Farc, los agentes obtuvieron valiosos datos gracias
a un
informante radicado allí. Campbell, Kelly y Bracken se hospedaron
en una
residencia, donde cada uno pagó $20.000 por habitación. A
las 6:00 a. m. del
miércoles, dos guerrilleros de las Farc los recogieron en un campero
azul
oscuro para internarlos en la zona de distensión.
En ese momento los investigadores perdieron el rastro de los irlandeses,
pero
no les cabía duda de que iban a encontrarse con guerrilleros de
las Farc para
algo grande. Cerca de 20 agentes del servicio de inteligencia esperaban
el
momento en que los sospechosos salieran de la zona de despeje. La espera
fue larga y en varias ocasiones los investigadores llegaron a pensar que
los
irlandeses habían salido sin que ellos se dieran cuenta.
El miércoles 8 y el jueves 9 de agosto, los agentes hallaron evidencias
que les
indicaban que los irlandeses aún estaban en la zona con las Farc.
Una central
de radio instalada en Caquetá, captó en esos días
por una frecuencia especial
varias comunicaciones en las que Jorge Briceño, el Mono Jojoy, instruía
a un
guerrillero identificado como Josué, para que aprovechara al máximo
las
enseñanzas de unas personas a las que identificaba como los monos
(ver
recuadro).
Al día siguiente, el viernes, los informantes les revelaron a los
militares desde
San Vicente que los irlandeses saldrían el sábado de la zona,
pero no
especificaron por dónde. Ante la incertidumbre, los agentes de inteligencia
activaron redes de informantes que operan en los alrededores de la zona
de
distensión para que estuvieran alertas. En la mañana del
sábado 11, quedaron
despejadas las dudas cuando los tres irlandeses fueron dejados en el
aeropuerto de San Vicente para tomar el avión de Satena rumbo a
Bogotá.
Llevaban la misma ropa con la que habían llegado al país
cinco semanas
atrás, e incluso Campbell y Kelly llevaban el mismo pequeño
maletín de mano
y el morral de rayas.
Falsas identidades
En Eldorado los esperaban los agentes militares de inteligencia. Campbell,
Kelly y Bracken quedaron atónitos cuando se vieron rodeados por
los hombres
vestidos de civil que les notificaron su detención. Bracken, quien
habla muy
buen español, aseguró que eran periodistas independientes
que trabajaban
para un medio de comunicación de Belfast, capital de Irlanda del
Norte.
“Vinimos a tomar impresiones sobre lo que piensa la gente que vive en la
zona
de despeje. Ese es un tema de enorme interés para todo el mundo
y en
especial para nuestro país”, les dijo a los militares. Sin embargo,
guardaron
silencio cuando les preguntaron dónde llevaban la cámara,
la grabadora y las
libretas de apuntes.
Cuando los investigadores revisaron los pasaportes de los detenidos,
encontraron que la ruta que habían seguido Campbell y Kelly partía
de Belfast
y seguía a París en donde habían tomado el vuelo de
Air France a Bogotá,
mientras que Bracken había viajado de Dublín hacia Madrid
en donde había
abordado un vuelo de Avianca que hace la ruta Madrid-Caracas-Bogotá.
Desde el instante en que los irlandeses fueron capturados hasta el lunes
en la
tarde cuando el Ejército hizo pública la noticia, los servicios
de inteligencia
realizaron intensas gestiones ante las autoridades irlandesas para establecer
la verdadera identidad de los detenidos. En pocas horas supieron que
Campbell y Kelly habían usado identidades falsas y que sus verdaderos
nombres eran James Monagham y Martin McCauley, respectivamente. Por su
parte, Bracken había asumido la identidad de un niño irlandés
muerto en 1965
en Belfast, pero su verdadero nombre aún se desconoce.
Las autoridades de Dublín y de Belfast alertaron a los investigadores
colombianos
sobre el alto perfil de los detenidos y confirmaron que eran miembros del
IRA.
Según los registros que llegaron al Ministerio de Defensa, Monagham
es un miembro
importante del departamento de ingeniería del IRA, la sección
encargada del diseño
y desarrollo de armas y explosivos. Estuvo preso en 1970 y en 1972 y es
considerado
un veterano terrorista del IRA. McCauley estuvo en la cárcel 12
años y es considerado,
lo mismo que Bracken, experto en la fabricación de morteros.
A lo que vinieron
Son diversas las teorías que han surgido sobre las actividades que
los tres
terroristas del IRA cumplieron en la zona de despeje. A juzgar por el contenido
de las conversaciones conocidas en forma exclusiva por CAMBIO, todo indica
que los irlandeses instruyeron a los comandantes de frente de las Farc
en
técnicas para el manejo de explosivos. Autoridades británicas
revelaron que
los terroristas del IRA han desarrollado una técnica para atacar
bases militares
a partir del mejoramiento de los cilindros de gas. “Ellos se refieren
constantemente a la necesidad de crear un mecanismo efectivo para destruir
barracas militares y ya hubo un caso concreto en el que usaron cilindros
de
gas”, dijo a CAMBIO un funcionario de la embajada de Inglaterra en Bogotá.
Pero una frase de Jojoy, pescada en las conversaciones que le intervinieron,
llamó
la atención de los agentes de inteligencia. Se refería al
empleo de un material
explosivo conocido como Semtex. El jefe militar de las Farc hablaba de
una
sustancia letal producida hasta hace algún tiempo por la República
Checa y de
la cual quedan todavía tres toneladas en manos del IRA, porque se
las vendió
el líder iraki Muammar Gadhafi. “El hecho es que aunque capturamos
a los
terroristas cuando salían de la zona de despeje, lo que nos preocupa
es que lo
que sabían se lo transmitieron a las Farc”, dijo un oficial del
Ejército.
Que miembros del IRA hayan entrado en contacto con las Farc no augura
nada bueno y llena aún más de razones a quienes cuestionan
la zona de
despeje y la voluntad de paz de la guerrilla. El hecho de que reconocidos
terroristas expertos en explosivos hayan llegado a la zona para vender
armas o
instruir en métodos terroristas a los comandantes de las Farc no
sólo indica
que el grupo de Marulanda sigue utilizando la zona para sacar ventajas
de la
desmilitarización sino que la balanza dentro del secretariado parece
por ahora
inclinada del lado de la línea dura militar.
Pero aparte de esta consecuencia dentro del marco político colombiano
a
pocas semanas de que el Gobierno deba decidir si vuelve a prorrogar o no
la
zona de despeje del Caguán, lo cierto es que este incidente tiene
cuando
menos dos consecuencias internacionales bastante graves. La primera tiene
que ver con el hecho de que la captura de los tres miembros del IRA en
Colombia, puso en peligro el proceso de paz de Irlanda del Norte, pues
los
frágiles acuerdos de paz alcanzados por el Gobierno británico
de Tony Blair
han venido tambaleando justamente por un debate de interpretación
en el tema
del desarme (ver siguiente artículo). Varios comentaristas de la
prensa de
Londres y Belfast dijeron la semana pasada al conocerse las capturas y
trascender la acusación de que los tres sujetos estaban en el Caguán
entrenando guerrilleros en materia de explosivos y ofreciendo fusiles en
venta,
que el hecho demostraba poca voluntad del grupo armado irlandés
y
significaba una violación a la filosofía de los acuerdos
del Viernes Santo.
La segunda consecuencia internacional tiene un importante efecto de rebote
en Colombia. El episodio, que ha tenido gran despliegue de medios en Europa
y los Estados Unidos y que se juntó con el reconocimiento del grupo
guerrillero de que secuestró a tres ciudadanos alemanes y a un industrial
japonés, va a llevar a la comunidad internacional, que cada día
se involucra
más en el proceso interno, a pensar lo que millones de colombianos
creen
desde hace rato: que las Farc carecen de una verdadera y sincera voluntad
de
paz.
La prueba reina
“Tenemos que aprovechar esta instrucción para todos”
OPERADOR:Listo, todo listo, puede empezar, comandante...
JOJOY: ¿Todo listo? ¿Me siguen bien, me copian sin ruido?
OPERADOR: Sí, sí... Copiamos perfecto.
JOJOY: Entonces va esta instrucción bien claritica para Josué.
OPERADOR: Sí, sí, copiando.
JOJOY: Tiene que ver con el trabajo que hicieron aquí los tres monos,
él sabe
de quiénes hablo. Los que vinieron de muy lejos. Él los conoció
bien...
OPERADOR: Sí, sí, copiando...
JOJOY: Es que tenemos que multiplicar a varios frentes este conocimiento.
Yo he dicho que tenemos que sacudir a las ciudades, a ver si los enemigos
de
la salida política comprenden que hay que abrir espacios y que no
es con más
guerrerismo que vamos a resolver esto. Tenemos que sacudirlos y eso es
importante que lo tengamos todos muy claritico...
OPERADOR: Sí, seguimos sin problema, copiando, copiando...
JOJOY: Entonces, lo que Josué tiene que ver es qué hacemos
para que este
conocimiento, con la gente nuestra que se instruyó, se multiplique
y llegue a
muchos. Hay mucho para hacer ruidos grandes, para tronar. Es muy
interesante lo del Semtex. Eso es algo muy importante y ellos lo tienen
y
saben cómo usarlo...
OPERADOR: Adelante, no tienen que interrumpir que aquí escuchamos
muy
bien y estamos copiando, copiando...
JOJOY: Entonces Josué tiene que ver cómo organiza bien la
cosa para que la
información llegue a todos. Si hay que traer aquí gente de
todas partes para la
instrucción lo hacemos, si hay que enviar gente a zonas alejadas,
como
Urabá, donde todo esto serviría mucho, pues lo hacemos. Pero
tenemos que
aprovechar esta instrucción para todos...
OPERADOR: Adelante, seguimos copiando...
JOJOY: Entonces que Josué tenga bien clarito lo que tiene que hacer.
El
decide y le ponemos todo para cumplir la tarea. Organizar... yo creo que
organizar que de cada zona venga alguien acá sería lo mejor.
Pero si no,
mandamos gente, en especial a los que están lejos, con toda la instrucción.
Es una cosa muy técnica, no puede tomarse a la ligera, pero los
tres monos
dieron aquí la instrucción como era, con mucha profundidad...
OPERADOR: Sí...
JOJOY: Ahora, tenemos otra tarea para que Josué, que va a estar
desde hoy
a cargo de todo esto, tenga en la cabeza. Hay que preparar cómo
llega el
material que nos van a mandar. De eso hablamos con calma otro día.
Con
Venezuela podemos contar, ahí hay gente que nos puede ayudar y los
canales que hay están funcionando y son seguros. Además uno
de los
monos, no sé si dos, pero en todo caso uno de ellos, Josué
sabe cuál, entró
por allá, paró un rato allá antes de venir y tiene
amigos que también son
amigos nuestros, así que Josué puede pensar en que esa es
una buena vía
para traer el material. Eso hay que estudiarlo bien porque es un material
muy
delicado...
OPERADOR: Sí...
JOJOY: Sí... No... No es más. Por ahora no es más.
Que Josué entienda que
todo esto va a quedar a su cargo, para que no venga aquí sin ideas
de qué
hacer... Él tiene que venir con soluciones. Que entienda eso bien...
OPERADOR: Sí... Copiado...
La prueba reina
“Entendido, comandante”
OPERADOR: Empiece, ya lo copio bien, ya lo copio bien...
JOSUÉ: Es para el comandante Jorge Briceño este mensaje.
Para decirle que entendí todo bien. Que, como dice él, está
todo claritico. ¿Me copia bien?
OPERADOR: Todo bien, está perfecto, adelante...
JOSUÉ:Yo voy a trabajar en un plan bien completo para
multiplicar la instrucción, para que todos los que tengan que aprender
esto, lo
hagan. Yo estoy de acuerdo en que es muy importante. Lo mejor creo yo es
llevar gente a Macarena, donde estuvieron los monos, para que les
organicemos un buen entrenamiento en todo esto...
OPERADOR: Copiado, siga... No se detenga...
JOSUÉ: Entonces, yo me encargo de organizar traslados allá
de gente. No
puede ser toda al mismo tiempo, pero eso lo vamos viendo...
OPERADOR: Sí...
JOSUÉ: Lo que sí no entiendo muy bien es cómo moverme
con lo de
Venezuela y la traída del material. Yo sé que uno de los
irlandeses llegó por
allá y tiene amigos allá. Pero yo no sé quiénes
son ni qué hacer. Eso de
pronto es mejor que lo maneje otro con experiencia en eso. La gente de
Arauca sabe bien cómo traer todo eso. Yo ayudo, claro, pero yo no
soy el que
más sabe de eso... Esa traída de material es muy delicada.
Eso no lo vamos
a organizar de la noche a la mañana..