The Miami Herald
Apr. 22, 2003

Los perros, el peor enemigo de las FARC

  GONZALO GUILLEN
  El Nuevo Herald

  Los precios de unos 4,000 perros especializados en la búsqueda de explosivos se han quintuplicado y su adiestramiento comienza a las 16 horas de nacidos en un
  frenético afán por satisfacer la demanda de seguridad a la luz de una ola de terrorismo que perturba las ciudades colombianas.

  ''El miedo a las bombas hace que la gente no entre confiada a un cine o a un centro comercial a menos que vea perros antiexplosivos oliendo carros y personas'', explicó el jefe de seguridad de un almacén del norte de Bogotá.

  Durante el 2002 y lo que va del 2003, estos perros han encontrado cerca de 250 toneladas de explosivos y desactivado alrededor de 1,500 artefactos terroristas y campos minados.

  Las incorruptibles narices de los perros rastreadores que cada día recorren más puntos vulnerables de Colombia han evitado muertes humanas y desolación incalculables.

  ''En Colombia nos estamos convirtiendo en autoridades mundiales en antiterrorismo'', aseguró Antonio Torres, jefe de operaciones de la firma privada de seguridad Adricán, especializada en servicios de vigilancia con caninos que cría, importa y adiestra.

  La eficacia rastreadora de los perros hizo que ''Rufo'', un pastor alemán de tres años, fuera declarado objetivo militar por las Fuerzas Armadas Revolucionarias de
  Colombia (FARC), luego que le descubrió múltiples depósitos clandestinos de explosivos y trampas mortales destinados a las instalaciones e intereses petroleros en el departamento de Arauca, fronterizo con Venezuela.

  Edgar Díaz, que aprendió el oficio de adiestrador en la Policía Nacional, crió a ''Rufo'', le impartió las primeras lecciones y luego lo entregó para que fuera usado en la búsqueda de explosivos.

  Cada noticia sobre los éxitos del animal lo llenaban de optimismo, hasta que hace un año se sumió en la amargura al saber que las FARC alcanzaron a ''Rufo'' con un cilindro de gas cargado de metralla y dinamita en un aeropuerto donde buscaba bombas terroristas.

  Malherido, ''Rufo'' fue trasladado a un hospital veterinario de Bogotá y en cuatro meses se repuso y volvió a la lucha, cuando las FARC habían multiplicado la amenaza ofreciendo $500 por cada perro antiexplosivos muerto, en represalia por la velocidad y la eficacia con que ayudan a frustrar atentados.

  Los depósitos clandestinos de explosivos abundan en las ciudades y sin la ayuda de los perros el panorama terrorista de Colombia sería peor del que ya existe.

  Díaz cuenta que una mañana salió de paseo por los alrededores de su casa, en Bogotá, con una perra suya ya adiestrada y al pasar frente a una casa de familia común y corriente, el animal se sentó repentinamente, señal silenciosa que emplean los canes para indicar la presencia de explosivos.

  A través de las ventanas se veía a una mujer cantar mientras aseaba la sala de una casa completamente normal, de clase media. Continuó la caminata y de regreso la perra volvió a sentarse.

  Díaz dio aviso a la Policía, el sitio fue allanado y las autoridades encontraron cerca de dos toneladas de explosivos, morteros y granadas artesanales que iban a ser
  empleados en múltiples ataques terroristas en Bogotá.

  Golden retriever, pastor alemán, pastor belga malinés, labrador y boxer son las razas con mayor vocación para buscar explosivos, aunque de cada 100 perros no más de cinco llegan a servir para esa labor, ya que muchos de los escogidos pierden el interés un tiempo después de haber sido instruidos.

  El adiestramiento comienza apenas a las 16 horas de nacidos, cuando se les hace oler cinco clases de explosivos antes de ser amamantados. Así, reconocen el alimento de la madre como recompensa después de haber detectado la dinamita.

  Los criaderos colombianos especializados no dan abasto para producir la cantidad que reclama el mercado, y aún con las importaciones, siete agencias de seguridad consultadas aseguraron no lograr satisfacer la demanda.

  La perromanía actual, incluso, ha dado pie a una piratería con alquiler de perros sin adiestramiento, dijo Jaime Higuera, presidente de la Asociación Nacional de Seguridad Privada.

  De hecho, existe un debate y una investigación judicial para averiguar las razones por las que los perros antiexplosivos que custodiaban los estacionamientos del club El Nogal de Bogotá no detectaron el ingreso de un carro bomba que hace poco destruyó el establecimiento y mató a 36 personas.

  Varios adiestradores explicaron que en medio del espanto general actual por el terrorismo, los perros no siempre son adiestrados y manejados correctamente. Incluso, aseguran que suelen ser sobreexplotados con el objeto de usarlos simplemente como estrategia disuasiva contra quienes colocan las bombas.

  Pero la demanda tiene visos de paranoia. Cada ejemplar correctamente adiestrado vale entre $7,000 y $10,000, y la amenaza del terrorismo en Colombia es tal que nadie es hoy tenido como auténticamente poderoso --por su posición o su fortuna-- si no tiene a su servicio una jauría que va delante suyo para revisar los lugares que va a frecuentar.