Las Farc, ¿una guerrilla dividida?
Se incrementan tensiones entre el ala militar y el ala política de la organización insurgente
Según los organismos de seguridad del Estado, existe un enfrentamiento
entre el
‘Mono Jojoy’ y ‘Alfonso Cano’.
Redacción de El País
Bogotá
¿Qué se está moviendo en las Farc? Esa es la pregunta
que se hacen los
colombianos en general, el Gobierno y la Comunidad Internacional frente
a la
tozudez de esa guerrilla para mantener empantanado el proceso de paz. El
tema
ha sido tratado en las reuniones de los altos mandos militares y en los
consejos
de Palacio.
Y todo parece indicar que la actual crisis de las negociaciones y las
amenazas de devolver la Zona de Distensión son la última
manifestación
de las discrepancias internas de la agrupación subversiva.
Las Farc, por supuesto, lo niegan. Pero los organismos de seguridad
colombianos están convencidos de que en las últimas semanas
se han
ahondado las diferencias entre las alas militar y política, y que
esos
resquemores se han sentido en el curso del proceso de paz.
Y no son pocos los observadores que atribuyen las beligerantes
declaraciones de 'Manuel Marulanda' a un intento por congraciarse con
los sectores más radicales de sus filas, que piensan --en abierta
contravía con el país-- que las Farc cedieron demasiado con
la firma del
'Acuerdo de San Francisco de la Sombra'.
El enfrentamiento, por supuesto, no es nuevo. Desde el mismo comienzo
de las negociaciones quedaron planteadas dos posiciones en cabeza de
'Alfonso Cano', el jefe del Movimiento Bolivariano de las Farc; y del 'Mono
Jojoy', el principal cabecilla militar. En el contrapunteo han terciado
además comandantes de frentes que actúan por fuera de la
Zona de
Distensión y que consideran que el mando se está 'aburguesando'
en el
área desmilitarizada.
"Que hay malestar por ese motivo es evidente, porque hay frentes que
creen que no es justo que mientras ellos llevan el peso de la guerra, en
la
Zona de Distensión los miembros del Secretariado y centenares de
guerrilleros viven en permanente recreo", señala el representante
Antonio
Navarro Wolf.
En ese marco es el que deben mirarse incidentes como la prolongación
del cautiverio de los tres alemanes secuestrados por las Farc en el
Cauca, a pesar de las órdenes del Secretariado para liberarlos;
o la
'pesca milagrosa' perpetrada por un frente en Nariño apenas un día
después de que los mandos apostados en San Vicente del Caguán
se
comprometieran públicamente a terminar con esa práctica.
"La excusa pública --señala una fuente del Ejército--
son los problemas
con las comunicaciones. Pero lo que hay realmente son actos de
insubordinación que, en todo caso, los altos mandos de las Farc
nunca
van a admitir de dientes para afuera porque hacerlo sería una señal
de
debilidad".
Pero los enfrentamientos existen. Reportes de inteligencia señalan
que
'Cano' ha responsabilizado directamente a 'Jojoy' por el centenar de bajas
que tuvieron las Farc por la operación 'Siete de Agosto', que cortó
una
avanzada de esa guerrilla desde la Zona de Distensión hacia el oriente
del
país.
Mientras 'Jojoy' y sus lugartenientes le endilgan a la parte política
su
incapacidad para evitar que los espacios diplomáticos se cierren
para las
Farc en México y Europa, el grupo de 'Alfonso Cano' y 'Raúl
Reyes'
señala al ala militar, precisamente, como la responsable del aislamiento
por sus acciones en abierta contravía con el Derecho Internacional
Humanitario.
'Jojoy', de acuerdo con esos reportes, ha ordenado relevos en los
mandos de varios frentes considerados como 'estratégicos', sin contar
con la autorización previa del Secretariado, lo que ha provocado
malestar
en el interior del órgano máximo de las Farc.
Las cosas se han puesto todavía más tirantes desde el 11
de septiembre,
la fecha de los ataques terroristas contra Washington y Nueva York. El
sector de 'Jojoy' considera que no tiene sentido seguir con el proceso
de
paz si sobre sus cabezas se cierne la posibilidad de que sean
perseguidos por terceros países como terroristas.
Una opción que será todavía más clara cuando
el Congreso apruebe la
incorporación a la legislación colombiana del Tratado de
la Corte Penal
Internacional, que ya ha cumplido siete debates parlamentarios.
Las amenazas de devolver la zona desmilitarizada de 42.000 kilómetros
cuadrados están directamente relacionadas con este punto. Según
la
fuente militar citada anteriormente, "algunos cabecillas están por
entregar
la Zona --en la que tienen misiles y baterías antiaéreas--
para evitar que
se conviertan en un objetivo fácilmente ubicable, como lo son ahora".
El ala de 'Alfonso Cano' plantea que seguir en el proceso constituye a
su
vez una especie de 'seguro' para evitar intervenciones internacionales.
Por lo pronto, inteligencia del DAS señala que las Farc han ordenado
a
sus frentes "bajar el protagonismo" para evitar que la Comunidad
Internacional se fije demasiado en sus métodos. "Están buscando
a toda
costa recuperar el espacio que han perdido en Europa y la estrategia
apunta ahora a actuar más en zonas de influencia del ELN e incluso
a
realizar acciones suplantando a otros actores armados, para evadir
responsabilidades", señala una fuente policial.
En medio de la discusión interna, las Farc deben decidir ahora cuál
va a
ser su posición frente al proceso de paz. Para el representante
Navarro,
hay dos posibilidades. La primera, que estén calculando que este
Gobierno no tiene ya más oxígeno y fuercen el rompimiento.
En este
caso, anticipa, "seguramente llevarían a cabo una escalada militar
de
grandes proporciones en los siguientes seis meses, tendiente a obligar
al
próximo Gobierno a negociar en unas condiciones ventajosas similares
a
las del principio del cuatrienio Pastrana".
La segunda posibilidad le apunta a que las Farc están 'cañando'
para
mantener el despeje sin mayores cambios hasta el próximo 7 de agosto,
cuando habrá relevo en la Casa de Nariño. "La coyuntura del
año electoral
les da la oportunidad de causar mucho ruido y eso les da una ventaja para
presionar al Gobierno", señala el ex integrante del M-19. Lo que
habría que
ver es cómo plantearían entonces el proceso con el nuevo
Presidente.
Hay incluso una tercera posibilidad -que las Farc se decidan de una vez
por todas a jugársela de lleno por la paz "que infortunadamente
no se ve
muy posible", en palabras del ex vicerrector de la Universidad Nacional
Alejo Vargas.
La posibilidad del rompimiento plantea una inquietud adicional. Los
observadores no descartan que las posiciones internas de las Farc se
radicalicen al punto de que se produzca un cisma entre los partidarios
de
negociar y los que se inclinan por la guerra, similar al que sufrió
el Ejército
Popular de Liberación (EPL) durante el proceso de paz con el Gobierno
de César Gaviria. Y esta es una opción que, paradójicamente,
no le sirve
al Estado, porque no habría modelo de paz que aguantara negociar
independientemente con grupús<*L>culos que, sin mando central,
cada
día estarían más cerca de la delincuencia común
que de la lucha política,
como ocurre con la disidencia del EPL.
"Por eso, concluye el analista Carlos Franco, lo que le queda esperar al
país es que las Farc se den cuenta de que este es el mejor momento
que
tienen para negociar la paz con las mejores condiciones". Cuál camino
escogió esa guerrilla es una duda que se absolverá antes
del 20 de enero
próximo, cuando expire la última vigencia de la Zona de Distensión.