Más de cinco mil personas marcharon en silencio desde el lugar donde
murió Ana
Elvia Cortés de Pachón, batiendo trapos y papeles blancos.
Es tan cruel y tan macabro el sistema del collar explosivo con que
terroristas asesinaron en una vereda de Simijaca (Cund) a Ana Elvia
Cortés de Pachón, que los mismos delincuentes recomendaron
suministrarle sedantes a la víctima.
Pero Elvia Cortés, una valiente campesina de 55 años, a quien
sus
vecinos recuerdan como una mujer humilde y trabajadora, permaneció
en sus cinco sentidos hasta las 12:30 del pasado martes, cuando la
carga explotó en su cuello, frente a tres militares que resultaron
heridos
y a un policía, experto en explosivos, quien murió poco después
dentro
del helicóptero que lo transportaba a Bogotá.
El drama comenzó a las cuatro de la mañana en su casa de
la vereda
Palestina. Tres hombres con armas, trajes militares y pasamontañas
envenenaron al perro, cortaron la luz y dominaron a la mujer y a su
esposo. Después de colocar los cuatro tubos en el cuello de Ana
Elvia,
dejaron un casete en el que una voz nasal, cavernosa, pero con
excelente pronunciación, iniciaba el macabro mensaje: "Mucha atención
señores Pachón y Cortes. Este collar es una bomba...".
Ana Elvia Cortés y su esposo Salomón vivían en una
casa de ladrillo
cuyas tejas de barro se asoman sobre un maizal de fanegada y media.
Al otro lado de la alambrada de púas, en un potrero, pastaban las
seis
vacas que la mujer ordeñaba todos los días. Sus vecinos recuerdan
que
ella misma sacaba una cantina de leche hasta el cruce de carreteras
donde la recogía una camioneta.
"Era muy reservada, pero era muy colaboradora", dijo un familiar suyo.
"Ellos no son ricos, vivían únicamente de su trabajo", afirmó
un vecino
que la conocía desde hace más de 40 años. "Era una
señora con mucha
entereza", relató uno de los policías que ayer la acompañó
durante mas
de seis horas, mientras la Policía intentaba desarmar el collar
en un
paraje solitario de la vía circunvalar.
Además de la indignación, en el ambiente de Chiquinquirá
flotaba ayer
el temor por las represalias anunciadas por los asesinos en el casete
que le entregaron a Salomón. En la grabación le exigen el
pago de 15
millones de pesos y le advierten que si llega a denunciar el caso "tendrá
que pagar las consecuencias toda su familia y la muerte será muy
poco".
Los familiares Ana Elvia ayer estuvieron rodeados por más de cinco
mil
personas que a lo largo de seis cuadras batieron trapos y papeles
blancos en repudio al asesinato.
Aunque la vereda la Palestina pertenece a Simijaca, el sepelio se
cumplió en Chiquinquirá. El cortejo partió desde Ventaconejos,
en la
avenida circunvalar, donde ocurrió la explosión, y fue creciendo
como un
río hasta llegar a al basílica de la Renovación, donde
se cumplieron las
exequias hacia las dos de la tarde.
Desde antes del mediodía, los negocios de este municipio de más
de 50
mil habitantes, cerraron sus puertas y los colegiales se sumaron a la
marcha.
Mientras el gentío caminaba por las calles de Chiquinquirá,
un hombre
que se identificó como el 'Gaitán Gutiérrez', comandante
de las Farc en
el Magdalena Medio, llamó a Radio Furatena y Sistema Reina Stereo,
las dos emisoras de la zona, para desmentir la participación de
ese
grupo en el crimen y acusar al ejército de usar una "estrategia
desesperada para afectar la imagen de las Farc".
Según la Policía, tres días antes los hombres del
XI frente de las Farc,
realizaron un retén a unos veinte minutos de la vereda Palestina,
y
repartieron propaganda.
Entre los asistentes al sepelio también rondaba otra versión.
Decían
algunos que en el ataque podrían estar comprometidas bandas
conformadas por antiguos miembros de la organización del 'El
Mexicano', quienes se dedicaron a trabajar por su cuenta tras la muerte
de su jefe.
De resto, lo chiquinquireños reivindican a su municipio como un
lugar
'muy tranquilo'. Muchos de ellos, incluso habitantes de Palestina, no se
había percatado de lo que estaba ocurriendo hasta que las emisoras
dieron la noticia.
Algunos llegaron hasta la avenida circunvalar, donde la policía
había
ubicado a Ana Elvia Cortés. Allí, miembros del Ejército
sujetaban a su
esposo, quien intentaba acercarse para abrazarla. Otros familiares
permanecían a la expectativa, mientras el subintendente Jairo Hernando
López, el más experimentado agente antiexplosivos de Boyacá,
y padre
de un bebé desde hacía cinco días, aserraba con una
segueta uno de
los cuatro cilindros blancos.
Como a las dos horas logró desarmar el activador químico.
"Era una
jeringa rodeada de pólvora negra y arena seca", relató un
policía que
estuvo cerca casi todo el tiempo.
"Doña Elvia decía que le quitaran eso porque pesaba mucho
y el agente
antiexplosivos la tranquilizaba, le decía que cuando salieran de
esa iban
a almorzar juntos", contó el policía. Después Ana
Elvia pidió agua y
descansó un poco recostada contra el barranco.
"Vamos bien", recuerda el agente que dijo el experto en explosivos
cuando sacó la jeringa. Media hora después explotó
el artefacto. "Yo
estaba de espaldas como a diez metros y cuando me volví los vi a
todos
regados en el suelo y una bola de humo gris", cuenta el policía.
El subintendente Jairo Hernando López quedó mutilado. El
sargento del
Ejército, Julio Ignacio Cruz, perdió tres dedos, y los soldados
Gustavo
Caro y José Suárez, resultaron heridos.
Durante el sepelio, los estudiantes de Chiquinquirá acordaron realizar
hoy, a las seis de la tarde, una marcha de antorchas desde
Ventaconejos hasta la basílica del pueblo.
'No tienen perdón de Dios'
"Un campesino no sería capaz de construir una bomba de ese tipo,
por eso
yo le creo a las autoridades cuando dicen que todo apunta a las Farc",
dijo
el ministro de Defensa, Luis Fernando Ramírez, al condenar el crimen
de la
señora Elvia Cortés de Pachón.
Según el Ministro, con antecedentes como el sucedido en Gigante
(Huila),
en el que una cuadrilla de las Farc puso una carga explosiva en un colectivo
confundiéndolo con una patrulla militar y en el que murieron 7 personas
inocentes, se puede esperar cualquier cosa.
El general Rosso José Serrano, director de la Policía, llamó
a los
guerrilleros de las Farc asesinos de poca monta. Afirmó que no tienen
justificación, ni perdón de Dios y dijo que en 40 años
que lleva de Policía no
había visto algo tan atroz: "Las Farc están jugando con candela",
dijo
Serrano.
El procurador general, Jaime Bernal Cuéllar, calificó el
hecho como un acto
salvaje y dijo que el proceso de paz con las Farc se debe replantear. "Yo
creo que debe cambiarse la agenda y empezar a hablar de un cese de
hostilidades y debe estudiarse ya el buen uso del Derecho Internacional
Humanitario".
Para el fiscal general, Alfonso Gómez Méndez, no hay duda
que se trata de
un acto bárbaro realizado por un grupo terrorista de talla internacional
con
una nueva tecnología. "No sé si sea Farc o no, pero quienes
sean están
tratando de desviar la atención de las autoridades, pero este crimen
execrable viola todas las normas del Código Penal".
"No conocemos los detalles, estamos averiguando más pero obviamente
no
estamos de acuerdo con este tipo de violencia", dijo ayer sobre el caso
el
portavoz del Departamento de Estado Richar Boucher.
Otro funcionario del Departmento de Estado afirmó que si las acusaciones
eran ciertas, constituían "un acto horripilante por parte de las
Farc digno de
la más alta condena".