El Tiempo (Colombia)
17 de mayo de 2000
El collar explosivo, peor que el secuestro

                   Más de cinco mil personas marcharon en silencio desde el lugar donde murió Ana
                   Elvia Cortés de Pachón, batiendo trapos y papeles blancos.

                   Es tan cruel y tan macabro el sistema del collar explosivo con que
                   terroristas asesinaron en una vereda de Simijaca (Cund) a Ana Elvia
                   Cortés de Pachón, que los mismos delincuentes recomendaron
                   suministrarle sedantes a la víctima.

                   Pero Elvia Cortés, una valiente campesina de 55 años, a quien sus
                   vecinos recuerdan como una mujer humilde y trabajadora, permaneció
                   en sus cinco sentidos hasta las 12:30 del pasado martes, cuando la
                   carga explotó en su cuello, frente a tres militares que resultaron heridos
                   y a un policía, experto en explosivos, quien murió poco después dentro
                   del helicóptero que lo transportaba a Bogotá.

                   El drama comenzó a las cuatro de la mañana en su casa de la vereda
                   Palestina. Tres hombres con armas, trajes militares y pasamontañas
                   envenenaron al perro, cortaron la luz y dominaron a la mujer y a su
                   esposo. Después de colocar los cuatro tubos en el cuello de Ana Elvia,
                   dejaron un casete en el que una voz nasal, cavernosa, pero con
                   excelente pronunciación, iniciaba el macabro mensaje: "Mucha atención
                   señores Pachón y Cortes. Este collar es una bomba...".

                   Ana Elvia Cortés y su esposo Salomón vivían en una casa de ladrillo
                   cuyas tejas de barro se asoman sobre un maizal de fanegada y media.
                   Al otro lado de la alambrada de púas, en un potrero, pastaban las seis
                   vacas que la mujer ordeñaba todos los días. Sus vecinos recuerdan que
                   ella misma sacaba una cantina de leche hasta el cruce de carreteras
                   donde la recogía una camioneta.

                   "Era muy reservada, pero era muy colaboradora", dijo un familiar suyo.
                   "Ellos no son ricos, vivían únicamente de su trabajo", afirmó un vecino
                   que la conocía desde hace más de 40 años. "Era una señora con mucha
                   entereza", relató uno de los policías que ayer la acompañó durante mas
                   de seis horas, mientras la Policía intentaba desarmar el collar en un
                   paraje solitario de la vía circunvalar.

                   Además de la indignación, en el ambiente de Chiquinquirá flotaba ayer
                   el temor por las represalias anunciadas por los asesinos en el casete
                   que le entregaron a Salomón. En la grabación le exigen el pago de 15
                   millones de pesos y le advierten que si llega a denunciar el caso "tendrá
                   que pagar las consecuencias toda su familia y la muerte será muy poco".

                   Los familiares Ana Elvia ayer estuvieron rodeados por más de cinco mil
                   personas que a lo largo de seis cuadras batieron trapos y papeles
                   blancos en repudio al asesinato.

                   Aunque la vereda la Palestina pertenece a Simijaca, el sepelio se
                   cumplió en Chiquinquirá. El cortejo partió desde Ventaconejos, en la
                   avenida circunvalar, donde ocurrió la explosión, y fue creciendo como un
                   río hasta llegar a al basílica de la Renovación, donde se cumplieron las
                   exequias hacia las dos de la tarde.

                   Desde antes del mediodía, los negocios de este municipio de más de 50
                   mil habitantes, cerraron sus puertas y los colegiales se sumaron a la
                   marcha.

                   Mientras el gentío caminaba por las calles de Chiquinquirá, un hombre
                   que se identificó como el 'Gaitán Gutiérrez', comandante de las Farc en
                   el Magdalena Medio, llamó a Radio Furatena y Sistema Reina Stereo,
                   las dos emisoras de la zona, para desmentir la participación de ese
                   grupo en el crimen y acusar al ejército de usar una "estrategia
                   desesperada para afectar la imagen de las Farc".

                   Según la Policía, tres días antes los hombres del XI frente de las Farc,
                   realizaron un retén a unos veinte minutos de la vereda Palestina, y
                   repartieron propaganda.

                   Entre los asistentes al sepelio también rondaba otra versión. Decían
                   algunos que en el ataque podrían estar comprometidas bandas
                   conformadas por antiguos miembros de la organización del 'El
                   Mexicano', quienes se dedicaron a trabajar por su cuenta tras la muerte
                   de su jefe.

                   De resto, lo chiquinquireños reivindican a su municipio como un lugar
                   'muy tranquilo'. Muchos de ellos, incluso habitantes de Palestina, no se
                   había percatado de lo que estaba ocurriendo hasta que las emisoras
                   dieron la noticia.

                   Algunos llegaron hasta la avenida circunvalar, donde la policía había
                   ubicado a Ana Elvia Cortés. Allí, miembros del Ejército sujetaban a su
                   esposo, quien intentaba acercarse para abrazarla. Otros familiares
                   permanecían a la expectativa, mientras el subintendente Jairo Hernando
                   López, el más experimentado agente antiexplosivos de Boyacá, y padre
                   de un bebé desde hacía cinco días, aserraba con una segueta uno de
                   los cuatro cilindros blancos.

                   Como a las dos horas logró desarmar el activador químico. "Era una
                   jeringa rodeada de pólvora negra y arena seca", relató un policía que
                   estuvo cerca casi todo el tiempo.

                   "Doña Elvia decía que le quitaran eso porque pesaba mucho y el agente
                   antiexplosivos la tranquilizaba, le decía que cuando salieran de esa iban
                   a almorzar juntos", contó el policía. Después Ana Elvia pidió agua y
                   descansó un poco recostada contra el barranco.

                   "Vamos bien", recuerda el agente que dijo el experto en explosivos
                   cuando sacó la jeringa. Media hora después explotó el artefacto. "Yo
                   estaba de espaldas como a diez metros y cuando me volví los vi a todos
                   regados en el suelo y una bola de humo gris", cuenta el policía.

                   El subintendente Jairo Hernando López quedó mutilado. El sargento del
                   Ejército, Julio Ignacio Cruz, perdió tres dedos, y los soldados Gustavo
                   Caro y José Suárez, resultaron heridos.

                   Durante el sepelio, los estudiantes de Chiquinquirá acordaron realizar
                   hoy, a las seis de la tarde, una marcha de antorchas desde
                   Ventaconejos hasta la basílica del pueblo.

                    'No tienen perdón de Dios'

                    "Un campesino no sería capaz de construir una bomba de ese tipo, por eso
                    yo le creo a las autoridades cuando dicen que todo apunta a las Farc", dijo
                    el ministro de Defensa, Luis Fernando Ramírez, al condenar el crimen de la
                    señora Elvia Cortés de Pachón.
 

                    Según el Ministro, con antecedentes como el sucedido en Gigante (Huila),
                    en el que una cuadrilla de las Farc puso una carga explosiva en un colectivo
                    confundiéndolo con una patrulla militar y en el que murieron 7 personas
                    inocentes, se puede esperar cualquier cosa.

                    El general Rosso José Serrano, director de la Policía, llamó a los
                    guerrilleros de las Farc asesinos de poca monta. Afirmó que no tienen
                    justificación, ni perdón de Dios y dijo que en 40 años que lleva de Policía no
                    había visto algo tan atroz: "Las Farc están jugando con candela", dijo
                    Serrano.

                    El procurador general, Jaime Bernal Cuéllar, calificó el hecho como un acto
                    salvaje y dijo que el proceso de paz con las Farc se debe replantear. "Yo
                    creo que debe cambiarse la agenda y empezar a hablar de un cese de
                    hostilidades y debe estudiarse ya el buen uso del Derecho Internacional
                    Humanitario".

                    Para el fiscal general, Alfonso Gómez Méndez, no hay duda que se trata de
                    un acto bárbaro realizado por un grupo terrorista de talla internacional con
                    una nueva tecnología. "No sé si sea Farc o no, pero quienes sean están
                    tratando de desviar la atención de las autoridades, pero este crimen
                    execrable viola todas las normas del Código Penal".

                    "No conocemos los detalles, estamos averiguando más pero obviamente no
                    estamos de acuerdo con este tipo de violencia", dijo ayer sobre el caso el
                    portavoz del Departamento de Estado Richar Boucher.

                    Otro funcionario del Departmento de Estado afirmó que si las acusaciones
                    eran ciertas, constituían "un acto horripilante por parte de las Farc digno de
                    la más alta condena".