El nuevo comandante de la guerrilla más antigua del mundo
De las calles de Bogotá al monte
Guillermo León Sáenz Vargas, más conocido como “Alfonso Cano”, nació en el barrio Chapinero de la capital de la República, donde se levantó en el seno de una familia de clase media alta. De hincha de Millonarios pasó a la revolución.
Su verdadero nombre es Guillermo León Sáenz Vargas y nació el 22 de julio de 1952 en el tradicional barrio Chapinero de Bogotá, en el seno de una familia de clase media alta. Su padre era agrónomo y su madre profesora y ambos levantaron una familia de siete hijos, que con el correr de los años se trasladó al barrio Santa Bárbara, cerca a Usaquén. Guillermo León fue el cuarto hijo y vivió una infancia tranquila. Sus años de escolaridad los desarrolló en el colegio Fray Cristóbal de Torres.
Al momento de ingresar a la universidad, era un destacado deportista. Jugaba fútbol, asistía permanentemente al estadio El Campín y era hincha furibundo de Millonarios. Ya en la Universidad Nacional, cursando estudios de Antropología, ingresó a la Juventud Comunista (Juco) y comenzó a vivir una transición personal, incluso en sus gustos. Amigos de ese tiempo dicen que dejó la afición por Los Melódicos y la Billos por la música cubana. Asimismo, empezó a leer literatura revolucionaria.
En los años 70, era un frecuente visitante del Goce Pagano, El Palomar y La Teja Corrida. En esa época, ya convertido en un activista de la Universidad Nacional, varias veces fue detenido por la Policía e incluso alcanzó a estar seis meses en prisión. La última vez que estuvo detenido fue en 1981, luego de un allanamiento en su casa. Fue llevado a La Picota, y después de año y medio de estar preso, recuperó la libertad en la amnistía de Belisario Betancur.
Entonces optó por el camino de la guerra, dejó atrás su identidad como Guillermo Sáenz, y empezó a ser conocido como “Alfonso Cano”. Y como ya tenía una larga relación con Jacobo Arenas, de una vez se fue a vivir a la vereda “La Ucrania” de Uribe (Meta), y participó activamente en las negociaciones que permitieron la firma del cese al fuego en mayo de 1984. Su familia, que no había vuelto a saber de él, se sorprendió al verlo en las fotografías de la época, junto a Manuel Marulanda Vélez.
Desde entonces, Alfonso Cano empezó a ser proyectado como jefe de las Farc. Aunque no pudo terminar sus estudios de antropología y se quedó sin concluir su tesis sobre los embera-katíos, sí estudió un tiempo en Rusia, de donde regresó para seguir junto a Marulanda y Jacobo Arenas en Casa Verde.
En agosto de 1990, tras la muerte de Arenas, además de su biblioteca heredó la comandancia, ingresó al Secretariado y recibió una doble misión: ideólogo y gestor del Bloque Occidental, entre el Valle y el sur del Tolima.
Parte de la línea militar de las Farc estuvo reacia a su proyección en la organización y Alfonso Cano se vio forzado a moverse estratégicamente en los dos campos. Estuvo como negociador entre 1991 y 1992 en Caracas y Tlaxcala, y tras el fracaso de los diálogos volvió a la guerra, sin dejar atrás su faceta política, que años después se vio reflejada en la creación del Movimiento Bolivariano por la Nueva Colombia y el Partido Comunista Clandestino PC3.
Ayer, la organización alzada en armas lo anunció como el nuevo comandante de las Farc. A sus 56 años, se cree que la guerrilla podría entrar en una nueva fase donde, sin abandonar las armas, prevalezca la negociación política. De algún modo, hoy es el blanco fundamental de las Fuerzas Militares, que intentan dar con su paradero en el Cañón de Las Hermosas, al sur del Tolima. Junto a Iván Márquez y Pablo Catatumbo, Alfonso Cano representaba la generación de los guerrilleros de ciudad que delinearon la línea política y ahora concretan su mandato.
Nuevo en el Secretariado de las Farc
Jorge Torres Victoria, más conocido como Pablo Catatumbo, es el nuevo miembro del Secretariado de las Farc. Su ascenso a la cúpula de la guerrilla más antigua del mundo supone un relevo generacional de guerrilleros que se formaron en la ciudad y que hoy está relegando la línea militarista que encarna Jorge Briceño, conocido con el alias de Mono Jojoy.
Torres Valencia estuvo junto con Iván Márquez y Alfonso Cano durante los fracasados diálogos de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB), que se desarrollaron durante los años 1991 y 1992, y actualmente es el comandante de las Farc que se mueve en el occidente del país.
De hecho, Pablo Catatumbo es el jefe guerrillero que habitualmente pasa por los municipios de Florida y Pradera, que constituyen la región que la guerrilla de las Farc reclama para la realización del acuerdo humanitario. Una extensa zona hacia donde fueron conducidos los 12 disputados del departamento del Valle secuestrados por un comando de las Farc el 11 de abril de 2002 en Cali.
Dicha acción que fue planeada y conducida por el propio Pablo Catatumbo, junto a los temidos Milton Sierra, alias J.J., y Santiago, jefes del Frente Manuel Cepeda, y Franco Benavides, comandante de la columna móvil Arturo Ruiz.
Entre Caracas y Tlaxcala, México
Alfonso Cano tuvo también un papel protagónico durante los frustrados diálogos de Caracas (Venezuela) y Tlaxcala (México), entre 1991 y 1992. En estos dos países estuvo al lado de Iván Márquez de las Farc, Francisco Galán y Antonio García del Eln, y Francisco Caraballo, del Epl, integrantes de la Coordinadora Guerrillera Simón Bolívar (CGSB), que intentaron buscar una salida negociada al conflicto armado durante el gobierno del presidente César Gaviria Trujillo (1990-1994).
En estas negociaciones, el nuevo comandante de las Farc estuvo en contacto permanente con el que fuera vocero del Gobierno, Horacio Serpa Uribe, quien se levantó de la mesa de diálogos luego de que el ex ministro Argelino Durán Quintero falleciera en manos del Epl, que lo tenía secuestrado. De ahí, Cano saltó al proceso de paz en San Vicente del Caguán, de donde se marginó por escepticismo.