El Camaján al desnudo
JOSé A. DE LA OSA
El video de solo unos minutos transmitido ayer al final de la Mesa
Redonda, que mostró al "veterano activista" de los "derechos humanos"
Elizardo Sánchez Santacruz mientras recibía, en ceremonia
secreta en
octubre de 1998, la distinción Servicio Distinguido del Ministerio
del Interior
(MININT), corrobora el viejo aserto de que una imagen vale más que
mil
palabras.
En la cinta califica de "compañeros" a los oficiales del MININT,
y en otro
encuentro con un agente de la Seguridad cubana, Sánchez pide apoyo
para
aumentar su influencia en los grupos opositores y para incrementar su
colaboración con el país.
¿Pero quién es Sánchez Santacruz?... Arleen Rodríguez
y Lázaro Barredo,
autores de El Camaján (pillo, vividor) hacen en su libro de reciente
tiraje la
vivisección de este personaje que representa el arquetipo de lo
que ha sido la
historia de la contrarrevolución interna en Cuba, con una conducta
"sinuosa y
pendular", fabricado y pagado como disidente por el Gobierno de los Estados
Unidos.
Calificado como "síntesis de lo que ha sido la contrarrevolución
interna en
nuestro país", El Camaján ha tratado en determinados momentos
de
presentarse como ente independiente, de cara a la opinión pública
internacional, y como político surgido en oposición a la
Revolución cubana.
El periodista Rogelio Polanco dijo que en el caso de este "demócrata",
"luchador de los derechos humanos", en cada uno de sus viajes a Estados
Unidos mantuvo reuniones con los más connotados terroristas de la
mafia
anticubana, y recordó que en 1996 un "eufórico Elizardo",
amigo de Posada
Carriles y Orlando Bosch, tras un premio recibido en Francia, dijo que
"sin el
exilio nosotros no existiríamos".
También se reunió con representantes del PUND (el llamado
Partido de Unidad
Nacional Democrática), "una organización que promueve las
acciones armadas
para derrocar al Gobierno cubano", como la denomina un libelo de Miami,
para
obtener información familiar que facilitara la defensa de los comandos
de esa
organización arrestados en acciones de infiltración en la
Isla.
Néstor Baguer, agente de la Seguridad cubana infiltrado en la llamada
disidencia, caracterizó a Sánchez, en entrevista mostrada
en la Mesa, como
"camaleón" porque cambia de color (de política) cada vez
que le conviene, "no
lucha por una ideología, sino por dinero", y dijo que es un hombre
muy creído,
que piensa es muy inteligente, se encuentra por encima de todo el mundo
y
todos tienen que estar a sus órdenes. "Es un hombre vacío,
vacuo
completamente, que se cree un genio", subrayó.
En su historial, y fiel a su trayectoria demagógica y oportunista,
se da en los
últimos años un acercamiento a la Seguridad cubana y se convierte
en
informante conocido como agente Juana.
Barredo señaló que como "navegante de todas las aguas", Sánchez
ofreció de
manera voluntaria bastante información, incluida tareas encomendadas
por la
contrainteligencia cubana, tanto en Cuba como en el exterior. En los viajes
que
hizo se acercó a los oficiales para pedir instrucciones de a quién
debía ver en el
exterior, qué temas les interesaban, qué información
se requería de sus visitas
a Miami, y para hablar de los contactos que sostuvo con la Fundación
Cubano-Americana, en el Departamento de Estado, con oficiales de la Agencia
Central de Inteligencia, de los cuales hizo caracterizaciones.
También dio criterios sobre diplomáticos, periodistas y funcionarios
de
gobiernos extranjeros, fundamentalmente de la Oficina de Intereses .
En sus palabras resumen de la Mesa, el moderador Randy Alonso subrayó
que
fracasados en su bloqueo genocida, su guerra económica, y sin abandonar
el
apoyo a la mafia terrorista y a los planes militares, el Gobierno de los
Estados
Unidos ha apostado su política anticubana a la formación
de una
contrarrevolución interna, para cuya creación y sustento
ha dedicado millones
de dólares, convirtiendo a lumpens, oportunistas, furibundos anticomunistas,
resentidos y camajanes en mercenarios a su servicio, a los que ha organizado,
afiliado a partidos políticos creados e insuflado presencia internacional
a través
de sus medios de comunicación. El Gobierno norteamericano ha intentado
presentar al mundo la existencia de una oposición sólida
y masiva a la
Revolución cubana y crear la imagen de un proceso fracasado e impopular.
Elizardo Sánchez Santacruz, El Camaján, es el arquetipo de
la cohorte
cirquera y vividora que Estados Unidos presenta como luchadores por la
libertad en Cuba.
En tan cínica e injerencista política de la Casa Blanca ha
encontrado
complicidad en las autoridades de España, Noruega y otros países
europeos,
quienes bloquean el intercambio cultural y la ayuda al desarrollo con nuestro
pueblo, mientras destinan decenas de miles de dólares para estos
mercenarios. Es el conjuro de la Casa Blanca, La Moncloa, Miami y sus
mercenarios para derrumbar a la Revolución cubana.
Todos estos planes se estrellan y estrellarán contra la fortaleza
moral, la
solidez de principios de nuestro pueblo. Se equivocan una vez más
si piensan
que, con camajanes como este, van a derrumbar a la Revolución cubana.