El dinero manda en el carnaval de Rio
RIO DE JANEIRO
MICHAEL ASTOR / AP
El carnaval de Río, que comienza hoy, promete ser el más
espectacular y costoso de la historia gracias a la
abundancia de patrocinadores para el evento de este año, que incluye
bailes de sociedad, fiestas callejeras y un
vistoso desfile de samba.
Sin embargo, algunos critican que las celebraciones se están comercializando demasiado.
Más que nunca antes, los patrocinadores comerciales son los que
definen los temas del carnaval. Sin ellos, según
los organizadores, el desfile de las tradicionales escuelas de samba no
sería el brillante despliegue de música,
sensualidad y colorido con que culminan las festividades.
Pero muchos consideran que, debido a la influencia comercial, la espontaneidad
y los bailes callejeros han dejado
paso a una serie de ornamentadas carrozas, lujosos vestidos y bailarinas
semidesnudas. Los críticos dicen que el
carnaval carioca ''se ha vendido'' a los grandes intereses comerciales.
El carnaval se inicia oficialmente hoy, cuando el alcalde de Río,
César Maia, entrega las llaves de la ciudad al
''rey Momo'', soberano de las festividades. En todo este país de
170 millones de habitantes, las oficinas del
gobierno, los bancos y el comercio cierran durante cinco días dedicados
plenamente a las celebraciones.
La máxima expresión de esas festividades es el desfile de
escuelas de samba de Río, que tiene lugar las noches
del domingo y el lunes. Este año las escuelas son 14 grupos comunitarios
que han pasado todo un año
preparándose para su momento de gloria.
Cada grupo, que consta de varios millares de bailarines y percusionistas,
tiene 80 minutos para desfilar por el
sambódromo, el paseo de 700 metros, con capacidad para 70,000 espectadores,
erigido especialmente con este
fin en el centro de Río.
Millares de asistentes se congregan en las graderías que flanquean
el paseo para cantar, bailar y vitorear a las
distintas escuelas.
El desfile es transmitido por cadena nacional a todo el país, y
la perspectiva de llegar a una teleaudiencia tan
numerosa ha atraído a las corporaciones y a los políticos.
Aunque no se permiten avisos comerciales, los
patrocinadores eluden esa prohibición pagando grandes sumas a las
escuelas para que escojan temas que
promuevan sus intereses.