RAMÓN SAÚL SÁNCHEZ RIZO
Aunque te vistas de oveja...
Un lobo terrorista, con un largo historial de crímenes y fechorías, se disfraza de “pacifista y demócrata”
Por PEDRO ANTONIO GARCÍA (cultura@bohemia.co.cu)
Miami 2000. Celular en mano,
frente a la casa de los parientes
de Elián, Ramoncito impartía
órdenes a sus subordinados
para que ocasionaran disturbios
en distintas partes de Miami.
Al principio, la noticia provocó risas. Luego, cuando la reflexión se impuso, causó consternación y enojo. La administración de W. Bush, en los últimos meses de su mandato, según un despacho de la agencia española EFE fechado el 20 de septiembre de 2008, “otorgó una licencia al Movimiento Democracia, un grupo del exilio cubano en Miami, para que envíe ayuda de manera directa a las víctimas en Cuba de los huracanes Gustav e Ike”.
El presidente de ese movimiento, Ramón Saúl Sánchez Rizo, dijo entonces al propio medio de prensa que el Gobierno de los Estados Unidos “nos ha dado una licencia para enviar ayuda humanitaria, tras solicitarle una serie de medidas después que los huracanes impactaron a Cuba. Nos otorgaron la licencia de manera temporal y ahora podemos enviar ayuda a Cuba sin violar el embargo y las restricciones”.
Para la ayuda humanitaria, Sánchez Rizo y su Movimiento Democracia instalaron un centro de recolección de ayuda en la Calle Ocho, en Miami y, según EFE, “desde allí enviarán a la isla caribeña alimentos, agua, medicina y ropa a través de distintos medios. El Movimiento Democracia instó a la comunidad internacional a persuadir al Gobierno de Cuba para que acepte la oferta de ayuda de Estados Unidos y del exilio cubano”.
Los viejos jugadores de dominó, todos de origen cubano, que vegetan en los portales del barrio miamense de Hiahleah, no podrían contener al menos la sonrisa cuando leyeron en la prensa este último párrafo. Desde los años ’60, el método de organizar colectas para enriquecerse se ha hecho cotidiano en esa ciudad floridana. Entonces, se invocaba como pretexto “la inminente invasión libertadora a Cuba” y todavía los incautos se están preguntando qué se hicieron de los millones recolectados por José Elías de la Torriente, a inicios de los ’70, para “derribar a Castro”. La novedad de Sánchez Rizo consistía en la razón alegada, “la ayuda humanitaria para los damnificados por los ciclones”.
Otro asiduo jugador de dominó confesó a un periodista cubano radicado en Miami: “El llamado a la comunidad internacional para persuadir a Fidel le quedó muy bien a Ramón Saúl”. Y acompañó con una risotada su afirmación.
Pescadores cubanos secuestrados por
terroristas son tratados como criminales
por las autoridades yanquis. En cambio,
a sus secuestradores los vitorearon
como combatientes de la libertad.
En la “comunidad internacional”, solo algunos ignorantes de su ignorancia sobre el tema cubano cayeron (quisieron caer) en esas redes. Plumíferos ibéricos, muy ligados al Partido Popular, se lamentaron de “la actitud negativa de la Cuba comunista ante la ayuda humanitaria del exilio cubano”.
Desde Puerto Rico, en franca contradicción, amigos y familiares de Carlos Muñiz Varela, el joven cubano ultimado -residente en Puerto Rico- que apoyaba a la Revolución, catalogaron a Ramón Saúl de cínico y asesino. Coincidieron con ellos, desde Cuba, familiares de víctimas del terrorismo contrarrevolucionario.
“Demócrata y pacifista”, según algunos; “cínico y asesino”, “lobo terrorista”, le califican la mayoría. ¿Quién es, en definitiva, Ramón Saúl Sánchez Rizo?
Expediente personal
Según investigaciones realizadas por el colega Lázaro Barredo, actual director del periódico Granma, Ramón Saúl nació en Colón, provincia de Matanzas, en 1954. Abandonó Cuba a los 13 años y de acuerdo con declaraciones suyas, ya en 1968 tuvo su primera acción terrorista y su primera detención, aunque de ambas no hemos encontrado evidencia alguna. En 1970 ingresó en el llamado Frente de Liberación Nacional Cubano (FLNC), aunque parece que también militaba en Alpha 66 con la cual participó en más de 20 actos terroristas.
Ramón Saúl estuvo involucrado en ataques piratas a embarcaciones pesqueras cubanas y al secuestro de pescadores en aguas internacionales. Por aquellos días, las autoridades yanquis lo detuvieron en una sorpresiva redada a un campamento de Alpha 66, donde decomisaron un gran alijo de armamentos de combate. El joven terrorista fue sancionado a un año de libertad bajo palabra.
Lejos de escarmentar, al cumplir la sanción se convirtió en líder de la organización terrorista Jóvenes de la Estrella. El 17 de octubre de 1975, este grupo perpetró un atentado dinamitero al aeropuerto de Miami. Informes del FBI señalaron entre los autores a Ramoncito, como entonces llamaban a Sánchez Rizo en Miami.
En su afán de destruir a la Revolución Cubana, la CIA reunió en Bonao, República Dominicana, a la mayoría de los principales jefes de organizaciones terroristas anticubanas, entre los que se hallaban Frank Castro Paz, el ideólogo Felipe Rivero Díaz y sus samuráis Guillermo Novo Sampol y Dionisio Suárez Esquivel, Gaspar Jiménez Escobedo, Orlando Bosch y Aldo Vera Serafines. De ahí salió constituido el CORU (Coordinadora de Organizaciones Revolucionarias Unidas) y, sorpresivamente, a Bosch lo designaron coordinador de este tenebroso grupo. El terrorismo contrarrevolucionario cubano entraba así en una nueva y sangrienta etapa.
Excelentes maestros
Partidarios del llamado Movimiento
Democracia “conquistan” la libertad
de Cuba en las calles de Miami.
Tras la enigmática muerte de Aldo Vera Serafines en Puerto Rico (25 de octubre de 1976), baleado durante un aparente intento de secuestro, nadie se atrevió a disputarle a Bosch la jefatura del CORU, máxime cuando ya se había producido el criminal sabotaje al avión cubano en Barbados con 73 civiles inocentes a bordo, “el golpe mas duro asestado al castrocomunismo”, según aseveró el propio coordinador de la tenebrosa organización de organizaciones.
No es de extrañar que Ramoncito ingresara al CORU y se sometiera a tan perverso magisterio, aunque aún no ha podido determinarse la fecha exacta de su incorporación. Incluso en el informe del FBI que lo responsabiliza como uno de los autores de la voladura en pleno vuelo de una avioneta con cuatro turistas norteamericanos que viajaban hacia Cuba (septiembre de 1978), no se especifica si lo hizo como subordinado de Bosch.
En 1979, el terrible dueto Bosch-Posada Carriles, dentro del CORU, se ve ampliado a triada, al pasar Ramoncito a ser el segundo al mando en la organización. Familiares y amigos de Carlos Muñiz Varela, señalan a Sánchez Rizo como uno de los responsables de su asesinato. Informes del FBI (1979-1982) vinculan al terrorista de origen matancero con el atentado a la Sección de Intereses de Cuba en Washington y los reiterados intentos de matar al entonces embajador cubano en la ONU, Raúl Roa Kourí. Impune en sus hechos delictivos, respaldado por la CIA, Ramoncito se creyó intocable y se negó a comparecer ante el Gran Jurado de Nueva York, que pretendía esclarecer las actividades terroristas de las organizaciones anticubanas, cuando fue citado en 1984. Sancionado a cuatro años por su desacato, el presidente Reagan lo excarceló en 1986.
Al salir de la cárcel, sus amigos de la CIA le aconsejaron “enquistarse como una ameba”. No duró mucho tiempo en ese estado. En 1991 se vinculó con Huber Matos en la organización contrarrevolucionaria con el rimbombante nombre de Cuba Independiente y Democrática (CID), que recibe mucho dinero de agencias estadounidenses. Pero Ramoncito “nació para ser líder” y fundó enseguida la Comisión Nacional Cubana que en 1995 cambió su nombre a Movimiento Democracia.
Disfrazado de oveja
Cada vez que un inmigrante ilegal llega
a Miami, sin morir en el intento, y se
acoge a la Ley de Ajuste Cubano,
Ramoncito les organiza una conferencia
de prensa y aparece a su lado en pose
de protector.
Eran los tiempos de la presidencia de Clinton y había que cambiar la imagen. Ramón Saúl comenzó a forjarse una, la del “Gandhi cubano” y comenzó a proclamar su tesis de la “resistencia civil” al castrocomunismo, aunque, para no disgustar a sus antiguos compinches terroristas, “reivindicaba el derecho de conquistar la libertad de Cuba”, que en el lenguaje de su antiguo maestro Posada Carriles se traduce en colocar bombas en los hoteles y asesinar turistas inocentes.
Rápidamente se comprobó la “capacidad movilizativa” del líder. En mayo de 1995, en protesta por los acuerdos migratorios entre Cuba y Estados Unidos, lideró los disturbios en las calles de Miami. Con un “ejército de patriotas” mayores de 50 años, trató de bloquear el tráfico en las principales arterias de la ciudad floridana.
En julio y septiembre de ese año, junto con José Basulto, de la tristemente conocida organización de Hermanos al Rescate, formaron flotillas para violar las aguas territoriales y el espacio aéreo cubanos. A pesar de que por su negligencia una persona perdió la vida, las autoridades miamenses no procedieron contra estos dos terroristas.
Su participación en los sucesos acaecidos alrededor del secuestro de Elián González, osciló entre la tragedia y la farsa. Celular en mano, se le vio frente a la casa de los parientes del niño cubano, mientras impartía órdenes a sus subordinados para que ocasionaran disturbios en distintas partes de la ciudad.
Cuando comparecieron ante la corte judicial los Cinco luchadores antiterroristas cubanos, la alarma y el pánico cundieron entre la mafia de Miami. Rui Ferreira, quien cubría el juicio para El Nuevo Herald, escribió: “Están tratando de culpar al exilio de una serie de agresiones y presentan al régimen de Fidel Castro como una víctima”. Por aquellos días, Ramón Saúl se mantuvo muy activo, se reunió en secreto con otros jefes de organizaciones terroristas y convocó públicamente a sus antiguos compinches de fechorías a abstenerse de testificar para evitar que “seamos puestos en el banquillo de los acusados”.
Desde que en 1995 comprobó la importancia de la propaganda para las colectas y donaciones, Ramoncito no pierde oportunidad de salir ante las cámaras televisivas. Cada vez que un inmigrante ilegal, mediante el tráfico de personas que tantas vidas ha costado, llega a Miami y se acoge a la Ley de Ajuste Cubano, les organiza una especie de conferencia de prensa y aparece a su lado en pose de protector.
En 2006, ante la devolución a Cuba de unos inmigrantes ilegales, Ramón Saúl montó un show con “huelga de hambre” incluida. Sus fotos en la prensa, boqueando como si agonizara, provocaron enojo en Miami. Los terroristas de militancia histórica (léase batistianos) lo criticaron duramente y sus antiguos compañeros del CORU ni siquiera lo apoyaron. Mientras, los jugadores de dominó de Hialeah, conversaban con un periodista cubano residente allí y aseguraban entre risas: “Mírelo, dígame si esta actuación no merece un Oscar”.
La oveja trasquilada
La famosa huelga de hambre de 2006.
Según muchos cubanoamericanos, su
actuación bien merecía un Oscar.
Nicolás Gutiérrez es el bisnieto del tristemente célebre Nicolás Castaño, terrateniente y propietario de centrales y bienes inmuebles de origen español y partidario siempre de las peores causas. Su heredero, Gutiérrez, es abogado y representa además de sus intereses, los de 400 familias de cubanos que aspiran, Ley Helms-Burton mediante, a recuperar sus propiedades y las de algunas compañías de Estados Unidos cuyos negocios se vieron nacionalizados por la Revolución Cubana en 1960. Una fortuna de fortuna que se valora en unos 100 mil millones de dólares.
Uno de los clientes de Gutiérrez es la familia Sánchez-Hill, con unos 100 parientes, que han formado una corporación que reclama, entre otras propiedades, 100 mil hectáreas (una extensión superior a toda la provincia de Ciudad de La Habana), entre Gibara y la playa de Guardalavaca, en la hoy provincia de Holguín, campesinos, cooperativas e instalaciones turísticas construidas por la Revolución incluidos.
Preocupado por la imagen que pretende tener entre los cubanos que residen en la Isla, Ramoncito criticó en unas declaraciones a Gutiérrez y sus 400 clientes. “Esta iniciativa le hace el juego a la campaña del régimen castrista sobre que los cubanos del destierro queremos regresar a Cuba para recuperar nuestros bienes. Eso no es verdad para nada. Solo queremos ver a nuestras familias. Lo que yo tenía en Cuba, que se lo queden.”
Tan “altruistas” palabras no tuvieron apoyo alguno entre los siquitrillados de Miami. “Allá tú si renuncias, viejo, que eras un muerto de hambre de mierda en Cuba, a mí me tienen que devolver lo mío”, le replicó airada una de las clientes de Gutiérrez en una emisora de radio de habla hispana. Gutiérrez, con una jerga menos solariega, también le respondió a través de un diario español: “Si no se devuelven las propiedades, la democracia nunca regresará a Cuba”.
Sin importarle estas opiniones, Ramoncito sigue promoviéndose como el líder que unirá “al exilio con la Isla”. A inicios de este año, ante la entonces próxima toma de posesión de Obama como presidente de los Estados Unidos y los rumores echados a rodar entre los cubano-americanos sobre “la inminente caída del castrocomunismo” preocuparon a las autoridades floridanas, pues preveían posibles disturbios en la calles de Miami. Como es lógico, llamaron a Ramoncito, quien ni corto ni perezoso, también convocó a los grupos terroristas radicados en esa ciudad para “analizar el futuro de Cuba”.
¿Quién lo diría? El joven terrorista, disfrazado de pacifista y demócrata, se perfila como el futuro jefe de jefes de la mafia miamense. Siempre que sus antiguos compinches del terrorismo no determinen que le pase como a Aldo Vera o a Rolando Masferrer, cuyo auto voló en pedazos gracias a un explosivo que solo podía entonces suministrar la CIA.
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Fuentes consultadas: Libro Welcome Home, de un colectivo de autores
(Editorial Capitán San Luis, 2005). Textos periodísticos
aparecidos en la prensa cubana de Lázaro Barredo, Roberto Pérez
Betancourt, Deisi Francis y Jean Guy Alard. Texto periodístico de
Manuel Aguilera (El Mundo, España).