La guerra ‘para’ de Santa Marta
En Mendihuaca, en la vía entre Santa Marta y Riohacha, el grupo
comandado por Jairo ‘Pacho’
Musso, lugarteniente de Giraldo, asesinó a los hermanos Édgar
y José Lara García, miembros de la
DEA, a los agentes Edilberto Cordero Girón, Álex Torrealba
Vásquez y José García Sanguino,
y al civil Teódulo De León.
"Eran hombres valerosos que fueron muertos en cumplimiento de su deber
por los bandidos
de Giraldo, comandados por alias 'Pacho' Musso", dijeron en Santa Marta
el general Gustavo
Socha Salamanca, director Nacional de la Policía Antinarcóticos,
y Leo Arreguín, director de la
DEA en Colombia, el 11 de octubre del 2001, un día después
de los crímenes.
Posteriormente, el 12 de noviembre, el comandante de las Autodefensas Unidas
de Colombia
(Auc), Carlos Castaño, le advierte en un comunicado público
a Giraldo que debe entregar a
Musso a la justicia colombiana para que responda por los delitos en los
que ha incurrido
utilizando el nombre de las Auc.
En ese mismo comunicado, las Auc declaran a Musso como objetivo militar.
Desde entonces, la lucha entre los dos bandos de las autodefensas --el
de Castaño, al mando
de alias 'El Negro' Rojas ( ex lugarteniente de Giraldo), y el de Hernán
Giraldo, se ha
recrudecido en el perímetro urbano de Santa Marta y su zona rural,
concretamente en el
sector nororiental de la Sierra Nevada.
La Policía calcula que van más de 70 muertes violentas y
que el trasfondo de todo es la lucha
por el dominio territorial, en especial en la Sierra Nevada, para seguir
con el narcotráfico.
Esta guerra 'para', en la que han muerto comerciantes, jueces, dirigentes
comunales,
campesinos, obreros, menores de edad, entre otros, les recuerda a los samarios
la desatada
por las familias Cárdenas y Valdeblánquez en la década
de los 70 y parte de los 80, cuando se
disputaban la supremacía por el negocio de la marihuana, época
conocida en la Costa Caribe
como la “bonanza marimbera”. En esa época se habló de 500
muertos en un lapso de 10
años.
Según las autoridades, los hombres de Castaño tienen el control
del área urbana de Santa
Marta, entre Bonda y el corregimiento de Minga, región que estaba
en poder de su enemigo.
Giraldo, por su parte, continúa atrincherado en la Troncal del Caribe
desde Bonda hasta los
límites con La Guajira, incluido el Parque Tayrona, desde donde
despliega la ofensiva contra
Castaño y sus hombres.
Para los gremios económicos, turísticos y las autoridades
civiles la situación de orden público
que atraviesa Santa Marta, es de alta preocupación y por ello debe
intervenir el Estado. "El
Gobierno Nacional debe intervenir inmediatamente porque estos enfrentamientos
no le
convienen a la ciudad", dijo Daniel Serna Dávila, director Ejecutivo
de Fenalco y miembro del
Comité Intergremial del Magdalena.
El alcalde Hugo Gnecco Arregocés lamenta lo que está ocurriendo,
pero dijo que "hay un
compromiso de la Dirección de la Policía de enviar 100 agentes
más para reforzar la vigilancia
y el pago de recompensas por las personas protagonistas de actos de alteración
de orden
público".
Sigue bloqueo en la Troncal
SANTA MARTA
El acuerdo al que llegaron las autoridades del Magdalena y La Guajira para
que los
campesinos e indígenas de la Sierra Nevada de Santa Marta desbloquearan
la Troncal del
Caribe, en límites entre los dos departamentos, no se cumplió
pese a que en la tarde del
jueves se anunció el despeje de la vía a partir de ayer a
las 6 de la mañana.
El bloqueo, que se inició desde miércoles pasado en las poblaciones
de Calabazo
(Magdalena) y Río Ancho (La Guajira), seguirá indefinidamente
hasta que la Fuerza Pública
cumpla con el compromiso de expulsar a los grupos de autodefensas que están
en el área,
dijo un vocero de la protesta.
No obstante, ayer, después de gestiones de los delegados del Magdalena
y La Guajira se
permitió la evacuación de niños, mujeres y ancianos.