El Clarin (Buenos Aires)
Diciembre 30, 2000

La Tablada: achicaron las penas y los presos levantaron la huelga

                   Fernando de la Rúa firmó final mente ayer el decreto que conmu ta las penas de once
                   condenados por el ataque guerrillero al cuartel de La Tablada, en 1989. Así, nueve
                   participantes del copamiento podrían quedar en libertad a mediados del 2002, y los otros
                   dos recién en el año 2003 y 2005. Dos horas después de que el Presidente
                   estampara su firma en el documento, los condenados levanta ron la huelga de
                   hambre que mantuvieron durante 116 días.

                   Dos de ellos quedaron fuera de la lista de beneficiados: el perdón presidencial no
                   alcanzó al líder del Movimiento Todos por la Patria (MTP) y ex guerrillero, Enrique
                   Gorriarán Merlo, y a su esposa, Ana María Sívori. Esto es porque ambos fueron juz
                   gados en 1997 y tuvieron la posibilidad de una segunda instancia judicial, que con
                   firmó sus condenas.

                   De acuerdo al texto del decreto presi dencial firmado ayer:

                   · Los nueve condenados a prisión per petua ahora deberán cumplir 20 años de prisión.
                   Y entonces, podrán solicitar su libertad a mediados del año 2002.

                   En esta categoría se encuentran: Miguel Angel Aguirre, Luis Díaz,
                   Isabel Fernández, Gustavo Mesutti, José Moreyra, Carlos Motto,
                   Sergio Paz, Claudio Rodríguez y Claudio Veiga. Todos fueron
                   considera dos por la Justicia como coautores de asociación
                   ilícita, usurpación, homicidio doblemente agravado reiterado y
                   múltiple homicidio, entre otros delitos.

                   Los dos restantes que figuran en el decreto tienen perdones
                   diferenciados:

                   · Roberto Felicetti fue condenado a reclusión perpetua, más la
                   accesoria de reclusión por tiempo indeterminado. La Justicia lo
                   consideró el responsable principal del copamiento al cuartel.
                   Ahora, deberá cumplir una pena de 25 años de prisión. Y
                   estará en condiciones de solicitar su liber tad condicional a
                   mediados del 2005.

                   · El otro caso es el de Claudia Acosta, también condenada a
                   reclusión perpetua, por haber sido identificada como otra de las
                   jefas del copamiento. El Poder Ejecutivo dispuso que cumpla 22
                   años de prisión como condena. Podría abandonar la cárcel a
                   mediados del año 2003.

                   En el Gobierno resaltaban ayer que "el Presidente sólo conmutó
                   las penas, pero será la Justicia la que determine si los de
                   tenidos están en condiciones o no, de acceder a la libertad
                   condicional".

                   El decreto presidencial es el resultado de un juego de presiones y
                   negociaciones con la Comisión Interamericana de Derechos
                   Humanos de la OEA (Organización de Estados Americanos). El
                   organismo que agrupa a los países del continente excepto Cuba,
                   había recomendado en 1997 que se revisen las condenas de La
                   Tablada.

                   Pero los condenados por el sangriento ataque a La Tablada fueron
                   juzgados bajo la ley de Defensa de la Democracia, elaborada
                   durante la presidencia de Raúl Alfonsín. La norma estableció que
                   no existiera una segunda instancia judicial para aquellos que
                   atentaran contra las instituciones democráticas.

                   De todas maneras, la OEA amenazaba con enviar el caso a la
                   Corte Interamericana, con sede en Costa Rica, y pedir una
                   sanción internacional para el Estado argentino, en caso de que
                   continúe sin escuchar sus recomendaciones.

                   La OEA quería un gesto de la Argentina, y la reducción de penas
                   fue el más po table para De la Rúa, quien no era partida rio de
                   conceder por decreto la segunda instancia judicial a los condenados.

                   El Gobierno también mantuvo negociaciones con los abogados de
                   los presos durante los últimos dos días, para asegurarse que
                   estos levantaran la huelga de hambre después de dictado el
                   decreto. Y así fue como sucedió finalmente.