El Nuevo Herald
Mar. 24, 2002
 
El petróleo, una bomba de tiempo para Chávez

                      GERARDO REYES
                      El Nuevo Herald

                      La crisis de la estatal empresa de Petróleos de Venezuela (PDVSA), donde el
                      presidente Hugo Chávez sostiene una tensa pulseada con ejecutivos de
                      carrera que se niegan a aceptar un equipo directivo nombrado por el
                      mandatario, es una bomba de tiempo para el gobierno, según analistas.

                      No obstante, Chávez se ha movido en medio de la tormenta con cierta
                      seguridad, agregaron, porque ha contado a su favor con un arraigado
                      sentimiento popular entre los venezolanos de que la empresa petrolera es un
                      santuario elitista de ejecutivos privilegiados que requiere una mano fuerte
                      que los controle.

                      De todos los sectores con los cuales Chávez se ha enfrentado, explicaron los
                      analistas, éste es el más inflamable políticamente.

                      ''La situación en PDVSA puede ser el detonante de algo más grande'', explicó
                      a El Nuevo Herald el experto Alberto Quiroz Corradi, ex presidente de Shell
                      de Venezuela ``Yo veo esto muy complicado''.

                      En las filas de los ejecutivos disidentes hay un sentimiento general de que
                      han logrado acorralar al gobierno con varias jornadas de protestas y
                      desobediencia laboral.

                      El jueves pasado, decenas de los integrantes de la llamada ''nómina mayor'', que reúne a unos 20,000
                      funcionarios inconformes, no asistieron a sus trabajos.

                      ''El gobierno se quedó solo'', declaró uno de ellos, que pidió no ser identificado. ``De seguir por este rumbo, no
                      habrá más solución que una acción de fuerza bastante grande''.

                      Esa acción de fuerza, agregó, es la de paros escalonados que desembocarían en una huelga general. La
                      paralización tendría graves consecuencias internacionales, pues PDVSA es la tercera mayor proveedora de
                      petróleo y sus productos refinados hacia Estados Unidos.

                      Otros, sin embargo, creen que Chávez tiene la situación bajo su control y terminará por imponer su estilo en la
                      nueva administración de la empresa que actualmente tiene 40,000 empleados de planta.

                      ''Yo no creo que el conflicto de PDVSA sea el principio del fin para Chávez'', afirmó Ibsen Martínez, un periodista
                      experto en la industria petrolera. ``Creo que la característica esencial de esta corporación no es la de una
                      organización hecha para la lucha política contingente, sus trabajadores están formados para producir petróleo''.

                      Chávez ha usado una estrategia de ''garrote'' y ''zanahoria'', según Martínez, en donde el garrote lo ha puesto el
                      mandatario con las amenazas de militarizar a PDVSA y la zanahoria el ministro de minas, Alvaro Silva, más
                      inclinado al diálogo.

                      Quiroz, experto petrolero, cree que la bomba de PDVSA no ha detonado porque ''los gerentes son personas
                      responsables'' cuyo talento y experiencia el gobierno ha irrespetado.

                      La única salida, afirmó Quiroz, es que el gobierno declare a PDVSA en reestructuración y nombre una comisión de
                      emergencia. Esta comisión debe plantear la necesidad de que la empresa cuente con una junta ejecutiva, con un
                      chairman, que se entendería con el presidente de la república y una junta directiva que administraría las
                      cuestiones operativas.

                      ''Así no tendríamos gente inexperta manejando el día a día de la empresa'', agregó.

                      La empresa está paralizada desde el punto de vista administrativo. El conflicto comenzó hace un mes, luego de
                      que Chávez nombró cinco de los siete miembros de la junta directiva sin considerar un sistema de ''meritocracia''
                      que funciona en la corporación desde su fundación en 1975, según las denuncias.

                      El presidente de la petrolera, Guaicaipuro Lameda, fue despedido por haber cuestionado la política del gobierno y
                      en su reemplazo fue nombrado el economista Gastón Parra, ex militante del Partido Comunista.

                      Los nuevos directores fueron ascendidos desde posiciones intermedias por su fidelidad política al gobierno pero no
                      necesariamente por su capacidad, alegan los ejecutivos.

                      ''Es como si a un capitán lo ascienden a general de un solo golpe'', agregó el ejecutivo al citar el caso de uno de
                      los directores que antes era gerente de una zona de producción del occidente del país.

                      Chávez, quien desde que era candidato presidencial prometió acabar con la ''república saudita independiente'' en
                      que se ha convertido PDVSA, según sus palabras, sostiene que la Constitución venezolana lo faculta para
                      nombrar no sólo al presidente de la empresa sino a sus directores.

                      Al parecer, el discurso de la necesidad de ejercer un control sobre los gastos y la administración de la empresa
                      ha tenido eco entre los venezolanos.

                      Martínez explicó que el domingo pasado varios ejecutivos de la alta gerencia salieron en sus automóviles costosos
                      a protestar contra Chávez con carteles que decían ``PDVSA somos todos''.

                      ``La indiferencia con que la clase media los veía pasar --explicó Martínez-- da una idea de que lo que Chávez
                      dice, que son un tipos llenos de privilegios, que viven demasiado bien, eso no es verdad, pero es la forma como
                      el país ha percibido a PDVSA''.