GERARDO REYES
El Nuevo Herald
La crisis de la estatal empresa de Petróleos de Venezuela (PDVSA),
donde el
presidente Hugo Chávez sostiene una tensa pulseada con ejecutivos
de
carrera que se niegan a aceptar un equipo directivo nombrado por el
mandatario, es una bomba de tiempo para el gobierno, según analistas.
No obstante, Chávez se ha movido en medio de la tormenta con cierta
seguridad, agregaron, porque ha contado a su favor con un arraigado
sentimiento popular entre los venezolanos de que la empresa petrolera es
un
santuario elitista de ejecutivos privilegiados que requiere una mano fuerte
que los controle.
De todos los sectores con los cuales Chávez se ha enfrentado, explicaron
los
analistas, éste es el más inflamable políticamente.
''La situación en PDVSA puede ser el detonante de algo más
grande'', explicó
a El Nuevo Herald el experto Alberto Quiroz Corradi, ex presidente de Shell
de Venezuela ``Yo veo esto muy complicado''.
En las filas de los ejecutivos disidentes hay un sentimiento general de
que
han logrado acorralar al gobierno con varias jornadas de protestas y
desobediencia laboral.
El jueves pasado, decenas de los integrantes de la llamada ''nómina
mayor'', que reúne a unos 20,000
funcionarios inconformes, no asistieron a sus trabajos.
''El gobierno se quedó solo'', declaró uno de ellos, que
pidió no ser identificado. ``De seguir por este rumbo, no
habrá más solución que una acción de fuerza
bastante grande''.
Esa acción de fuerza, agregó, es la de paros escalonados
que desembocarían en una huelga general. La
paralización tendría graves consecuencias internacionales,
pues PDVSA es la tercera mayor proveedora de
petróleo y sus productos refinados hacia Estados Unidos.
Otros, sin embargo, creen que Chávez tiene la situación bajo
su control y terminará por imponer su estilo en la
nueva administración de la empresa que actualmente tiene 40,000
empleados de planta.
''Yo no creo que el conflicto de PDVSA sea el principio del fin para Chávez'',
afirmó Ibsen Martínez, un periodista
experto en la industria petrolera. ``Creo que la característica
esencial de esta corporación no es la de una
organización hecha para la lucha política contingente, sus
trabajadores están formados para producir petróleo''.
Chávez ha usado una estrategia de ''garrote'' y ''zanahoria'', según
Martínez, en donde el garrote lo ha puesto el
mandatario con las amenazas de militarizar a PDVSA y la zanahoria el ministro
de minas, Alvaro Silva, más
inclinado al diálogo.
Quiroz, experto petrolero, cree que la bomba de PDVSA no ha detonado porque
''los gerentes son personas
responsables'' cuyo talento y experiencia el gobierno ha irrespetado.
La única salida, afirmó Quiroz, es que el gobierno declare
a PDVSA en reestructuración y nombre una comisión de
emergencia. Esta comisión debe plantear la necesidad de que la empresa
cuente con una junta ejecutiva, con un
chairman, que se entendería con el presidente de la república
y una junta directiva que administraría las
cuestiones operativas.
''Así no tendríamos gente inexperta manejando el día a día de la empresa'', agregó.
La empresa está paralizada desde el punto de vista administrativo.
El conflicto comenzó hace un mes, luego de
que Chávez nombró cinco de los siete miembros de la junta
directiva sin considerar un sistema de ''meritocracia''
que funciona en la corporación desde su fundación en 1975,
según las denuncias.
El presidente de la petrolera, Guaicaipuro Lameda, fue despedido por haber
cuestionado la política del gobierno y
en su reemplazo fue nombrado el economista Gastón Parra, ex militante
del Partido Comunista.
Los nuevos directores fueron ascendidos desde posiciones intermedias por
su fidelidad política al gobierno pero no
necesariamente por su capacidad, alegan los ejecutivos.
''Es como si a un capitán lo ascienden a general de un solo golpe'',
agregó el ejecutivo al citar el caso de uno de
los directores que antes era gerente de una zona de producción del
occidente del país.
Chávez, quien desde que era candidato presidencial prometió
acabar con la ''república saudita independiente'' en
que se ha convertido PDVSA, según sus palabras, sostiene que la
Constitución venezolana lo faculta para
nombrar no sólo al presidente de la empresa sino a sus directores.
Al parecer, el discurso de la necesidad de ejercer un control sobre los
gastos y la administración de la empresa
ha tenido eco entre los venezolanos.
Martínez explicó que el domingo pasado varios ejecutivos
de la alta gerencia salieron en sus automóviles costosos
a protestar contra Chávez con carteles que decían ``PDVSA
somos todos''.
``La indiferencia con que la clase media los veía pasar --explicó
Martínez-- da una idea de que lo que Chávez
dice, que son un tipos llenos de privilegios, que viven demasiado bien,
eso no es verdad, pero es la forma como
el país ha percibido a PDVSA''.