A Carlos Andrés Pérez esta vez le toca perder
RICHARD BRAND / Associated Press
CARACAS
Hace años las mujeres se desmayaban en sus mítines políticos.
Hoy las
paredes de su oficina están tapizadas con fotografías
en las que se le ve
acompañado por George Bush, Jimmy Carter, el ayatola Jomeini,
Fidel Castro y
el príncipe Carlos, entre otros líderes mundiales. Aquéllos
eran los días de gloria
del ahora ex presidente venezolano Carlos Andrés Pérez.
Pero ya esos días pasaron.
La carrera política de Pérez, uno de los políticos
más carismáticos e influyentes
de América Latina, se encuentra entorpecida y probablemente
ha llegado a su
fin.
El pasado domingo, Pérez, destituido de la presidencia por corrupción
en 1993,
no logró recaudar suficientes votos para ocupar un escaño
en la Asamblea
Constituyente, convocada para escribir una nueva constitución.
El ex mandatario esperaba ganar uno de los dos escaños en disputa
por su
estado natal de Táchira, donde creía que aún disfrutaba
de apoyo popular. Tan
sólo en noviembre obtuvo un escaño como senador de Táchira
en elecciones
legislativas.
Pero ahora es presidente Hugo Chávez, un carismático ex
militar que encabezó
un fallido golpe de estado en contra de Pérez en 1992 y cuyo
apoyo popular es
tan amplio que incluso superó al del ex mandatario en su propio
estado natal.
Pérez, de 76 años, quien había logrado un modesto
relanzamiento político tras
ser destituido de la presidencia, admitió recientemente que
la derrota en la
Asamblea Constituyente le fue dolorosa.
``Es realmente algo que no acabo de entender'', dijo en una entrevista.
``Todos
los tachirenses, de todos los partidos y todas las tendencias, daban
por segura
mi victoria''.
Algunos analistas califican la derrota como el fin de la carrera de
un político
célebre por su capacidad de volver una y otra vez a la arena
pública.
Pérez ``siempre ha sido un hombre de pelea, de batalla, de lucha
y todavía está
vigoroso'', dice el historiador Guillermo Morón. Pero la derrota
en su estado natal
``significa que Pérez ya no tiene fuerza en el pueblo. El no
puede organizar un
movimiento popular''.
No siempre fue así.
Pérez logró la presidencia por primera vez en 1974, justo
cuando Venezuela --el
tercer mayor productor de crudo del mundo-- disfrutaba de un auge petrolero
que
la convirtió en la nación más rica de América
Latina.
En 1989, los venezolanos, nostálgicos por la prosperidad de su
primer mandato,
volvieron a elegirlo presidente.
En esos años se autoproclamó como el líder de las
democracias de América
Latina, ayudó a promover financiera y políticamente las
negociaciones de los
acuerdos de paz en Centroamérica en la década de los
años 80 y envió un avión
de la fuerza aérea venezolana a rescatar al derrocado presidente
haitiano Jean
Bertrand Aristide en 1991.
Pero su segundo gobierno fue estropeado por una economía en ruinas,
dos
intentos de golpe y una revuelta popular en la que las fuerzas de seguridad
mataron a centenares de personas.
Pérez se convirtió en un símbolo de corrupción
en un país donde los sobornos y
comisiones son el pan de todos los días. En 1993 fue enjuiciado
por cargos de
corrupción, acusaciones que todavía insiste eran infundadas.
Destituido, Pérez cumplió 28 meses de detención
bajo arresto domiciliario y fue
dejado en libertad en septiembre de 1996, pero fue arrestado nuevamente
en
1998 por otros cargos. Siempre sostuvo que las acusaciones no eran
más que
maniobras de sus adversarios políticos.
Finalmente ganó un escaño senatorial por Táchira
y logró la libertad por la
inmunidad parlamentaria de la que gozan los legisladores.
A pesar de la derrota de la semana pasada, Pérez insiste en que
su carrera
política no ha terminado. Planea sumarse a un ``movimiento de
resistencia''
contra Chávez, a quien acusa de estar propiciando el establecimiento
de una
dictadura en Venezuela, una de las democracias más antiguas
de América
Latina.
Pérez afirma que los venezolanos incluso podrían apoyarlo
nuevamente cuando
Chávez no pueda cumplir sus promesas de reducir la pobreza y
la corrupción.
``Ahora el presidente Chávez no puede ofrecer ningún pretexto
para realizar su
programa y dar bienestar a los venezolanos'', declara. ``Se van a enfrentar
a la
dramática realidad que nada ha cambiado''.