Denuncian el lujoso nivel de Chávez
CASTO OCANDO/Especial para El Nuevo Herald
CARACAS
Más allá de la imagen de redentor de los pobres y abandonados de Venezuela con la que se identifica, una faceta poco conocida del presidente Hugo Chávez está causando una polémica entre los venezolanos: la de un mandatario revolucionario que al mismo tiempo es un refinado consumidor de la alta costura europea y un amante de la buena vida.
Los detalles del estilo de vida presidencial no solo alimentan las columnas de la farándula local, leídas con fruición por millones de venezolanos, sino también la curiosidad de diputados de la Asamblea Nacional, algunos de los cuales se han dedicado a investigar cuánto le cuesta al país sostener el creciente nivel de gastos del presidente.
Las revelaciones sobre los gustos personales del mandatario venezolano han generado reacciones encontradas entre sus defensores y fuertes críticas de sus opositores, quienes cuestionan lo que llaman el ''doble discurso'' de un régimen que censura a los ricos y al mismo tiempo exhibe un estilo de vida dispendioso.
Llegado a la presidencia con un aplastante apoyo popular en diciembre de 1998, Chávez asumió como una de sus banderas de gobierno la defensa y la atención de los pobres, proclamando una nueva revolución bolivariana dirigida por el pueblo.
Cinco años y medio después, sus críticos le reclaman que no solo ha aumentado la cantidad de pobres en el rico país petrolero --en 16 por ciento según un estudio de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB)-- sino también los gastos para mantener un nivel de vida cada vez más lujoso, que incluye desde finas camisas hechas a mano en Francia y costosos trajes cortados a la medida en Nueva York hasta un creciente séquito personal que lo acompaña en giras nacionales y periplos internacionales, todo lo cual consume recursos del erario público como ningún otro mandatario en la historia contemporánea del país, alegan expertos.
''Hugo Chávez se ha convertido en un presidente que manda al estilo saudita'', sostuvo Manuel Felipe Sierra, un politólogo que ha escrito varios ensayos sobre los presidentes de la era democrática en Venezuela.
De acuerdo con Sierra, Chávez llegó siendo ''pobre y austero'' a la presidencia en 1999, y aunque aclaró que ''no se puede afirmar que no sea honesto'', su estilo autocrático de gobierno ``ha permitido y promovido el despilfarro y la corrupción, como no lo ha hecho gobierno alguno en la etapa democrática del país''.
''El régimen de Chávez solo es comparable a la dictadura de Juan Vicente Gómez, a principios del siglo XX, que manejaba al país como una hacienda personal, o al régimen de Antonio Guzmán Blanco, a finales del siglo XIX'', explicó Sierra.
Cuando juró como presidente, el 4 de febrero de 1999, Chávez dijo en su discurso que no quería vivir ''como un rey mientras hay niños que se arropan con periódicos'', y declaró su aversión por las ''parafernalias imperiales''. Incluso prometió que vendería el exceso de limosinas y aviones usados por el presidente, y en un discurso a principios de 2002 pidió a la población sacrificarse por la revolución, sin importar que sus hijos estuviesen ``desnudos y pasando hambre''.
''Fue en ese momento cuando decidimos investigar los gastos del presidente'', dijo a El Nuevo Herald Carlos Berrizbeitia, del opositor Proyecto Venezuela, uno de los congresistas que ha dedicado parte de su gestión a documentar en detalle los gastos suntuosos de Chávez.
''Queríamos saber si Chávez era tan austero como se lo estaba pidiendo a los venezolanos que fueran'', añadió Berrizbeitia, miembro de la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, encargada de analizar los presupuestos oficiales.
De acuerdo con las investigaciones del congresista, los gastos del presidente registraron un incremento de casi 500 por ciento en términos de dólares del 2000 al 2003, pasando de $54 millones a $252 millones.
La indagación de Berrizbeitia abarcó aspectos generales como los costos en viáticos, hoteles y personal de seguridad para los viajes de Chávez, pero también aspectos más íntimos como las ''prendas de vestir'', ''artículos de tocador'' y ''servicio de lavado y tintorería'', que aparecen reflejados en el presupuesto de la nación como gastos del presidente.
Así, los gastos de vestuario se elevaron de $12,000 durante el último año del presidente Rafael Caldera, en 1998, a $124,000 el año pasado, un aumento superior al 1,000 por ciento.
En el renglón ''productos de tocador'', el presupuesto subió casi un 280 ciento, de $3,800 en 1998 a $10,500 en el 2003. En ''lavado y tintorería'', la cuenta pasó de $72,785 en 1998 a más de $100,000 en el 2003.
En materiales y suministros a la jefatura de estado y el despacho presidencial, los gastos se dispararon de $538,000 en 1998 a por encima de $3.2 millones en el 2003, un alza cercana al 600 por ciento.
Según el estudio de Berrizbeitia, en cinco años el mandatario venezolano ha gastado unos $20 millones en viajes al exterior, totalizando 98 países, 248 días en gira y 380 horas de vuelo. Asimismo, ha consumido $24 millones en la transmisión del programa Aló, Presidente desde que se inició su gobierno, el equivalente a equipar 118 ambulatorios ``para el servicio de la gente''.
''Nos dimos cuenta de que había un doble discurso. Por un lado Chávez se presenta como el paladín de los desposeídos, y por otro vive como un verdadero rico'', señaló Berrizbeitia.
''¿Quieren que el Jefe de Estado de Venezuela ande en harapos, que no se vista como corresponde a una figura presidencial?'', dijo el diputado Tarek William Saab, director de Relaciones Internacionales del oficialista MVR, en respuesta a las críticas a Chávez.
''Realmente es de p......s pensar que un presidente humilde tenga que vestir bluejeans para asistir a las cumbres internacionales'', argumentó Saab. ''Quienes critican a Chávez no tienen autoridad moral para hacerlo. La partida para gastos personales es la normal y corriente para un presidente de un país como Venezuela. Me parece una frivolidad intrascendente que se discuta sobre este tema'', continuó el parlamentario.
Sin embargo, Roland Carreño, un crítico de modas que preside el Salón de la Moda de Caracas, el más importante de Venezuela, y que constantemente monitorea las tendencias de moda entre los venezolanos ricos y poderosos, considera que ``la revolución no puede ocultar su riqueza y sus lujos''.
''Chávez es el presidente más narcisista que hemos tenido'', añadió Carreño, que es editor de las páginas de sociedad del diario El Nacional de Caracas, en las que ha seguido de cerca las evoluciones de la moda presidencial y del entorno íntimo de Chávez.
''Cuando anunció en una cadena de televisión la famosa batalla de Santa Inés y la nueva estrategia para ganar el referéndum, llevaba puestos un traje de Lanvin de $3,000, una corbata Pancaldi de $300, y un reloj suizo de $3,000'', aseguró el cronista.
Entre los preferidos de Chávez, agregó Carreño, están los trajes de la casa francesa Lanvin, y los de los modistas venezolanos Giovanni Scutaro y Clemens, que visten también a otros ministros del gabinete revolucionario, y las casas de relojería suiza como Vacheron Constantin, Rolex y Audemars Piguet.
Pero para los venezolanos, el tema ha estado lejos de ser intrascendente, y ha generado tanta polémica que Berrizbeitia comentó que hasta personas identificadas con Chávez acuden a las oficinas del diputado ``para que les muestren las pruebas de cómo gasta el dinero el presidente''.
''No pueden creerlo y se muestran preocupadas'', afirmó el parlamentario de Proyecto Venezuela.
El analista político Sierra indicó que el cambio de estilo de Chávez pudo haber sido influido por sus estrechos vínculos con los mandatarios islámicos a través de la OPEP, en medio de un incremento sostenido de los precios del petróleo.
"Se trata de unos mandatarios que se desenvuelven en medio del lujo y el derroche no sólo por los inmensos recursos que se manejan, sino también debido a la tradición política y hasta religiosa de esos países con respecto a los cargos de alta investidura. Y Chávez pudo haber sido influido por esas costumbres''.