El Nuevo Herald
Sat, May. 08, 2004

La última misión de Otto Reich

RUI FERREIRA
El Nuevo Herald

Es la última misión de Otto Reich. Explicar las intenciones detrás de un grueso volumen de 423 páginas que él considera su ''bebé'', al cual ha dedicado años de esfuerzos, y que desde el jueves define la postura del gobierno de George W. Bush en relación a una transición en Cuba.

''Esta es ahora la política de Estados Unidos'', explicó Reich a El Huevo Herald, quien sirve hasta junio como enviado especial de la Casa Blanca para el Hemisferio Occidental.

''Desde 1996 que andamos diciendo que el presidente de Estados Unidos debe decir que la política de Estados Unidos es acabar con la dictadura en Cuba. Y el presidente lo acaba de hacer'', precisó.

Reich se refería a un documento entregado el jueves a Bush que contiene un conjunto de propuestas hechas por diversas agencias gubernamentales, aglutinadas por el Departamento de Estado en una Comisión de Asistencia a una Cuba Libre.

Por un lado intenta acelerar el final del régimen de Fidel Castro, y por otro hacer un acopio de los recursos que Estados Unidos dispone para ayudar en un proceso de transición.

Transición es, para Reich, la palabra clave en todo este proceso porque ''no tendremos relaciones con un gobierno orientado hacia una sucesión'' del castrismo.

''Esto no es una Hoja de Ruta para la reconstrucción de Cuba por los cubanos, sino un sondeo de nuestras capacidades de respuesta ante un pedido de ayuda por parte de Cuba. No es un esfuerzo para imponer una política a un futuro gobierno cubano'', dijo.

Tampoco, enfatizó, ``es una Biblia, no responde a todas las preguntas que uno pueda tener, posiblemente tiene omisiones pero es muy completo y refleja el interés del Presidente y su gabinete''.

El paquete de medidas que --si bien no pasa por la reducción de las remesas familiares a la isla-- limita considerablemente el número de personas que la reciben y reduce a una vez cada tres años las visitas a Cuba, ha comenzado a ser criticado dentro y fuera de la isla.

De hecho, pese a un sonado diferendo diplomático con La Habana, el presidente mexicano Vicente Fox rehusó su-

birse al tren estadounidense.

''México no se sumará, de ninguna manera, a esa propuesta que se ha hecho en contra de la soberanía de Cuba y no aceptaremos tampoco injerencias en aquél país de parte de algún otro país'', dijo Fox ayer.

La postura del mandatario pudiera ser un fuerte revés para los esfuerzos de Reich y la administración Bush por recabar apoyo internacional para su nuevo plan, una condición que el enviado de la Casa Blanca considera esencial para su éxito.

''Lo que yo quiero es que, por ejemplo, cada vez que hablen ante un auditorio extranjero, nuestros diplomáticos hablen de este programa, de la necesidad de acelerar el fin de la dictadura en Cuba'', dijo.

Reich no rehuyó el más polémico aspecto del plan, la limitación del envío de remesas a familiares directos y la exclusión de miembros de la elite política y el gobernante Partido Comunista.

''¿Por qué tendremos que estar alimentando la misma gente que mantiene una dictadura en Cuba? ¿Por qué deben beneficiarse del mercado libre que permite a los cubanoamericanos enviar dinero a casa?'', se preguntó.

El asunto, detalló, ``es que le estamos mandando una señal a la nomenclatura, a la gente en el poder, que la situación [actual] no es de su interés, que están equivocados si piensan que van a beneficiarse, a seguir teniendo privilegios especiales, apoyando a Fidel Castro''.

El enviado especial rechazó categóricamente dos aspectos: que exista una vertiente secreta en el informe entregado al presidente, que propugne una caída violenta del régimen y que se pretenda estrangular a los cubanos.

''No hay otro reporte. Por ahí anda [el canciller cubano] Pérez Roque, diciendo que hay dos partes secretas. ¡Eso es un disparate! Lo mejor de este informe es que sea público'', dijo.

''Nadie habla de estrangular al pueblo cubano. Por el contrario, no se han cortado las remesas, seguirá la reunificación familiar y habrá viajes extraordinarios en situaciones humanitarias'', agregó.

Aunque va a regresar al sector privado, Reich dijo que se mantendrá activo en la política y piensa colaborar en la reelección presidencial.

Tras conversar con El Nuevo Herald, el funcionario desapareció rumbo a una emisora de radio local en pos de la última misión de explicar a los suyos qué anduvo haciendo estos últimos tres años.

Son 423 páginas que no suelta por nada de este mundo.

''Esto es mi bebé, he trabajado en ello por tanto tiempo'', explicó.