El Nuevo Herald
18 de enero de 2002

Decisión de Bush frustra al exilio

 MIGUEL ENESCO / AFP

 Elegido presidente de Estados Unidos entre el júbilo de la comunidad anticastrista del país, George W. Bush parece ahora optar por un cierto pragmatismo ante el
 gobierno de La Habana, suscitando una mal disimulada frustración entre el exilio y algún congresista republicano de origen cubano.

 El miércoles, el presidente estadounidense adoptó una medida que ya había sido tomada varias veces por su predecesor demócrata Bill Clinton, uno de los mandatarios más detestados por la comunidad cubano-estadounidense: mantener la suspensión de un artículo de la Ley Helms-Burton, que habilitaría a ciudadanos y empresas estadounidenses a querellarse contra quienes negocian en Cuba con propiedades nacionalizadas tras la revolución de 1959.

 Criticado por la Unión Europea --algunos de cuyos países tienen intereses económicos en Cuba--, este artículo es considerado en cambio por el exilio anticastrista como una pieza fundamental del embargo de Washington contra La Habana.

 Desde la aprobación de la controvertida Ley Helms Burton en 1996, Clinton había supendido esta polémica cláusula cada seis meses. Con la llegada a la Casa Blanca de Bush, las organizaciones cubano-estadounidenses habían presionado para poner fin a esa suspensión, hasta ahora en vano.

 "Es lamentable, un golpe duro, pero no una sorpresa'' dijo este jueves a la AFP la congresista republicana de origen cubano, Ileana Ros-Lehtinen.

 "No tengo la esperanza de que Bush ponga en vigor ese artículo'' durante su mandato, ya que es algo que ``nunca prometió'' durante su campaña electoral, admitió sin embargo resignada.

 Mucho más irritada fue la reacción de uno de los presidentes de la Fundación Nacional Cubano-Americana (FNCA), principal organismo del exilio cubano en EU.

 Pero nadie quiere romper abiertamente con la administración Bush, y las críticas están generalmente acompañadas por diplomáticas reservas. ``Hay que darle crédito [al presidente]'', asegura la congresista Ros-Lehtinen.

 ``Hay que acostumbrarse a la situación'', se resigna el director ejecutivo de la FNCA, Joe García.

 Por su parte, el exilio moderado reconoce en sustancia las obligaciones comerciales de Estados Unidos, la importancia que Washington debe otorgar a sus aliados y
 socios europeos, y aboga por acabar con la "obsesión'' que ciertos sectores tienen con el régimen castrista.

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