Bush formula una nueva política con Cuba
Pablo Alfonso
El Nuevo Herald
El presidente George W. Bush ha ordenado una revisión de la política
de Estados
Unidos hacia Cuba con el propósito de hacerla más integral
y coherente para
lograr ''el objetivo de alcanzar una transición rápida y
pacífica hacia la
democracia en la isla'', revelaron a El Nuevo Herald fuentes gubernamentales.
''Con el equipo del Presidente Bush para las relaciones exteriores en completo
funcionamiento, estamos revisando ahora todos los aspectos de la política
de
Estados Unidos hacia Cuba'', afirmó la portavoz de la Casa Blanca,
Mercy Viana.
Además del equipo para las relaciones exteriores, el Presidente
Bush ha nombrado a varios
cubanoamericanos para diferentes posiciones en su Administración,
algunas de ellas claves en la
formulación de la política hacia Cuba.
Entre esos cubanoamericanos figuran Melquiades 'Mel' Martínez, Secretario
de Vivienda; Otto Reich,
subsecretario de Estado para Asuntos Hemisféricos y el coronel Emilio
González, asistente del
encargado de asuntos hemisféricos en el Consejo Nacional de Seguridad.
González tiene a su cargo
específicamente las carteras de Cuba y Haití en ese organismo.
''En el caso de Mel, aunque su posición no está vinculada
directamente con Cuba, hay que decir que es
un hombre muy cercano al Presidente, con quien viaja además frecuentemente
por el país en
actividades políticas'', afirmó Reich.
Martínez declinó ser entrevistado para esta historia, por
razones de su ''apretada agenda'', según dijo
a El Nuevo Herald una de sus asistentes.
La decisión de la Casa Blanca de revisar su política hacia
Cuba está contenida, en esencia, en el
comunicado que el presidente Bush emitió el pasado mes de enero,
cuando suspendió por un nuevo
período de seis meses la aplicación del Titulo III de la
Ley Helms-Burton.
''La formulación de esa política debe estar lista en las
próximas semanas, con toda seguridad antes de
que el Presidente se pronuncie de nuevo sobre el Título III'', indicó
un alto funcionario del
Departamento de Estado. ''Pero es muy prematuro hablar de detalles todavía'',
añadió el funcionario.
Varios organismos gubernamentales están involucrados en la formulación
de la nueva política hacia
Cuba, entre ellos el Departamento de Estado, las secretarías de
Justicia y Tesoro, el Consejo Nacional
de Seguridad y la Agencia Internacional para el Desarrollo (USAID), según
pudo conocer El Nuevo
Herald.
La última vez que la Casa Blanca publicó un documento político
sobre Cuba fue durante la presidencia
de Bill Clinton, el 28 de enero de 1997. Titulado ''Apoyo para una transición
democrática en Cuba'' fue
concebido --como su nombre lo indica--, para explicar en sus 56 páginas
la asistencia que podría
ofrecer a un gobierno democrático poscastrista.
''Hasta ahora no ha habido una política integral y coherente hacia
Cuba que tenga en cuenta todos los
componentes necesarios para que sea efectiva'', afirmó Otto Reich,
subsecretario de Estado para
Asuntos Hemisféricos. ''Muchos se refieren al embargo, como una
política en sí misma, y en realidad hay
que verlo como uno de varios componentes que debe incluir elementos diplomáticos,
económicos,
sociales y militares'', añadió.
Reich señaló que la política de la Administración
Bush hacia Cuba tendrá en cuenta, esencialmente, el
objetivo de lograr ''una transición rápida y pacífica
hacia la democracia'' y descartó que la misma esté
en la línea de ''flexibilización'' hacia el régimen
de Fidel Castro.
''No necesariamente, puede ser todo lo contrario'', subrayó.
En las últimas semanas La Habana ha bajado el tono de su habitual
retórica antinorteamericana al
tiempo que altos funcionarios del régimen castrista se han expresado
abiertamente en favor de una
normalización de las relaciones con Washington.
Analistas y funcionarios políticos consultados por El Nuevo Herald
han señalado que esta inusual
actitud conciliadora de Castro para arreglar sus diferencias con Estados
Unidos obedece a un conjunto
de factores, entre ellos:
• Una profundización de la crítica situación económica de Cuba.
• La nueva situación internacional creada a partir de los ataques
terroristas contra Estados Unidos y la
firme posición demostrada por el presidente Bush.
• El arresto de Ana Belén Montes, alta funcionaria del Pentágono,
bajo cargos de espiar en favor de
Cuba y que ha comprometido la posición de Castro.
Por lo pronto, la Casa Blanca parece que ha desestimado esa ofensiva castrista
''de falso
encantamiento'' como la calificó en días pasado Vicky Huddleston,
jefa de la Sección de Intereses de
Estados Unidos en La Habana.
De hecho la política de la Administración Bush se ha mostrado
menos complaciente que la anterior en lo
que se refiere a los viajes no autorizados de estadounidenses a Cuba. Según
cifras oficiales, la
cantidad de multas a norteamericanos que viajan por turismo a la isla se
cuadruplicaron desde que
Bush asumió la presidencia en enero de 2001, aumentando de 188 en
el 2000 a 766 el año pasado.
Sin embargo para algunos partidarios de aplicar mayores presiones al régimen
de Castro, el presidente
Bush podría hacer aún más, dentro del marco de las
llamadas Ley Torricelli y la Helms-Burton.
''Hay cosas concretas que la Administración está facultada
para hacer y que debiera implementar para
enviar un mensaje claro a Castro'', afirmó Frank Calzón,
director ejecutivo del Centro para una Cuba
Libre, con sede en Washington.
Entre esas medidas, Calzón citó como ejemplo:
• Lograr que la señal de TV Martí llegue efectivamente a
los cubanos en la isla y aumentar la potencia
de las transmisiones de Radio Martí.
• Procesar a los culpables del derribo en aguas internacionales de las
avionetas de Hermanos al
Rescate, el 24 de febrero de 1996, que ocasionó la muerte de sus
cuatro tripulantes.
• Desclasificar informes sobre los vínculos de Cuba con Irán
e Irak, para que puedan conocerse
públicamente esas relaciones.
• Hacer cumplir las leyes que prohíben las viajes no autorizados
a Cuba e informar debidamente a los
congresistas que van a la isla sobre la situación política
que allí existe.
''Creo que la Administración debe asegurarse que todo el engranaje
de su política hacia Cuba se
ejecute correctamente por los funcionarios y organismos encargados de aplicarla'',
subrayó Calzón.