Causa sorpresa la cordialidad de Castro hacia Carter
RUI FERREIRA
El Nuevo Herald
A la oposición interna cubana le sorprendió la
cordialidad con que el gobernante Fidel Castro ha recibido al ex presidente
Jimmy Carter, a quien no ha
dejado de prodigar elogios desde su llegada a Cuba el domingo
pasado.
''Esto pudiera parecer algún tipo de arrepentimiento o
una rectificación histórica, porque ningún gobierno
atacó con más fuerza a Carter que el cubano en
1980'', dijo ayer el disidente Elizardo Sánchez Santacruz,
presidente de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación
Nacional
(CCDHRN).
El lunes, Castro dijo en un corto discurso que Carter ''fue valiente
al intentar mejorar las relaciones bilaterales [durante su mandato, entre
1977 y 1981], y
que nadie piense que eso era fácil''. Además,
que ``fue valiente al visitar a Cuba, a pesar de que siempre surgieron
los que se opusieron, a pesar de que
se exponía a críticas y calumnias.
``Debo decir aquí, sin ánimo de halagos personales,
[que] es claramente perceptible el grado de inteligencia del ex presidente
Carter, a lo cual se une, en
grado aún más alto, su ética personal y
familiar''.
Pero no siempre fue así. En 1980, durante la crisis del
Mariel, la isla se llenó de pancartas y consignas, muchas de ellas
fuertemente críticas de Carter y su
política de ''brazos y corazón abiertos'' para
los que decidieron abandonar la isla por el puente marítimo.
Por esos días, Carter fue sometido al escarnio popular
en la radio y la televisión, en discursos oficiales y manifestaciones.
De todos modos, aseguró
Sánchez Santacruz, ``este derroche de cortesía
desde la cúspide del gobierno de Cuba no cambia mi visión
moderadamente pesimista en cuanto a los
resultados [de la visita], porque no creo que el gobierno cambie
su talante de impermeabilidad ante los llamados de la comunidad internacional,
o de la
conciencia universal, o los propios reclamos de la sociedad
cubana, ávida y necesitada de mayores espacios y bienestar''.
Castro añadió el lunes que albergaba ``la más
firme convicción de que hay muchas palabras y muchos conceptos que
tienen que ser redefinidos, si es que
queremos, realmente, marchar hacia un futuro digno. El futuro
no puede ser el pasado, y concebir una sociedad futura requiere, realmente,
repensar
muchos conceptos que son prehistóricos''.
Pero Sánchez Santacruz dijo que las palabras no lo impresionaron.
``Es una expresión bastante consistente, tiene bastante lógica,
pero la preocupación
mía no está en relación a las expresiones
retóricas del gobierno de Cuba, sino el enorme contraste a lo largo
de más de 40 años entre palabras y hechos.
Hay que ver si el gobierno quiere dar los pasos que ahora pregona''.