Respalda Carter propuesta cubana para combatir el SIDA en África
Orlando Oramas León
El ex Presidente de Estados Unidos, James Earl Carter ha
demostrado gran sensibilidad hacia el sufrimiento humano. Es por
ello que el Centro que fundara cuando dejó la Casa Blanca, dedica
buena parte de sus esfuerzos a la lucha contra el SIDA, entre otras
enfermedades.
Es una niña muy linda, dijo Carter que abrazó emocionado a Yunetsi.
Carter estuvo ayer en lo que popularmente se conoce como el
sidatorio de Santiago de las Vegas, comunidad donde viven y
son atendidos pacientes con el VIH. Allí supo, de primera mano,
en la voz y figura de autoridades sanitarias y de los propios
moradores, que Cuba es el país con menor incidencia del flagelo
del continente.
No podía pasarlo por alto quien, como dijo, a principios de año
recorrió varias naciones africanas "donde más de un tercio
de la
población está afectada por el SIDA". "Les agradezco
profundamente lo que hacen y vemos con mucho interés los
resultados obtenidos por Cuba", expresó.
En Los Cocos, como también le llaman al sanatorio, James Carter
respaldó la oferta cubana ante Naciones Unidas de enviar hasta 4
000 trabajadores de la salud al continente africano para enfrentar la
pandemia, y abrir facultades de medicina con profesores antillanos.
"Estamos muy agradecidos por la oferta, para que podamos
defender esta ayuda a otros países. Los felicitamos", expresó.
DIÁLOGO EN LOS COCOS
Los desvelos de la mayor de las Antillas por prevenir y combatir a lo
que en la pasada centuria fue calificada como la mayor tragedia del
siglo, tuvo en Los Cocos a un testigo de excepción.
Lo escuchó primero de especialistas de conocido prestigio, pero
luego lo comprobó en transparente diálogo con los enfermos
y
pacientes, que reciben desde el pasado año el tratamiento
antirretroviral, producido en la Isla a partir de materia prima
importada.
¿Se sienten bien con el tratamiento? Fue la primera pregunta
que hizo al grupo de pacientes que aguardaban por él. Sí,
le
respondieron. ¿Creen que pueden volver a hacer una vida
normal después del tratamiento?, fue la segunda. También
respuesta afirmativa.
¿Algunas de las mujeres que ha estado infectada durante el
embarazo recibió el tratamiento antes que la criatura naciera y
nació seropositiva? "Yo", dijo Adoralesis O'Connor Figueredo,
quien vive en el sanatorio. ¿Cómo está la criatura?,
vuelve a
inquirir Carter. "Bastante bien", le dice Adoralesis y señala para
su
hija, vestida de uniforme de secundaria, quien este martes no fue a
su escuela para esperar al ex mandatario norteamericano.
Se trata de Yunetsi García O'Connor, a quien Carter abrazó
antes
de que ella le entregara, a nombre de los pacientes, obras de
artesanía por quienes, a pesar del SIDA, reciben el respeto y la
atención de su pueblo y gobierno. "Es una niña muy linda",
aseguró
Carter, y la muchachita le dio las gracias por la visita. También
a
Fidel, "por lo que ha hecho por nosotros, porque sabemos que en
otros países el SIDA mata a los niños por falta de medicamentos".
"Gracias y buena suerte", se despidió el ex Presidente
estadounidense para recorrer y comprobar in situ las condiciones
de vida del sanatorio de Santiago de las Vegas, que, como otros
programas humanitarios cubanos, no ha escapado a las diatribas y
campañas contra la obra de la Revolución.
CUBA CON LA MENOR INCIDENCIA DE SIDA DEL HEMISFERIO
Al partir Carter llevaba consigo la información que explica por
qué
en Cuba el SIDA no ha podido avanzar con su secuela mortal como
en otras naciones del mundo.
Lo supo por la explicación del doctor Ricardo Martínez, director
del
centro, donde viven 306 pacientes, de ellos 75 requieren de terapia
retroviral de alta eficacia para reducir sustancialmente la
mortalidad.
Conoció que el Estado cubano no escatima recursos en esta línea.
Los Cocos tiene un presupuesto anual de 8,5 millones de pesos. La
atención, gratuita, de cada paciente eroga a la nación 24
348
pesos. Pero en el país que hoy recorre el ex mandatario
norteamericano no es eso lo que cuenta. Le explicaron que más
que ello importa el ser humano.
El sanatorio de Santiago de las Vegas no es una cárcel, como han
dicho los enemigos de Cuba. No pocos de los que fueron sus
inquilinos viven en sus casas de familia y tienen atención
ambulatoria. Los moradores se consultan semanalmente, tienen
salidas y reciben visitas. La instalación tiene sus puertas abiertas
y
allí acuden cubanos y extranjeros que se interesan. El tratamiento,
como en todo el país, es gratuito. Más que eso, se trabaja
para que
los pacientes aprendan a vivir con la enfermedad y se inserten a la
sociedad.
Ese rincón cubano está muy vinculado a la historia del
enfrentamiento al SIDA en esta tierra caribeña, desde su fundación
en 1986. A fines de 1985 fue detectado el primer caso de la
enfermedad en Cuba. Pero desde 1983 el Ministerio de Salud había
creado una comisión nacional al respecto. Ya en enero de 1986 se
instaló el laboratorio referente para el diagnóstico de la
enfermedad.
Comienza también el trabajo para la educación preventiva,
un pilar
de la estrategia.
Un país bloqueado como el nuestro, con hombres de ciencia, debía
buscar soluciones propias. Así se inician las investigaciones que
incluyen desde la búsqueda de vacunas hasta la producción
de
medicamentos y diagnósticos.