Carter promete hablar con todos los sectores en Cuba
JOHN RICE / Associated Press
LA HABANA
El ex presidente estadounidense Jimmy Carter cumplió el
domingo su primer día de una histórica visita a Cuba prometiendo
hablar con todos los sectores
de la vida cubana, luego de recibir una cordial acogida de su
anfitrión Fidel Castro.
La jornada que comenzó con un recibimiento de jefe de
estado, ratificó el simbolismo de la visita de Carter, el primer
ex presidente que visita a la isla desde
la llegada al poder de Castro en 1959.
Carter, de 77 años, estrechó la mano de Castro
al ser recibido por el dirigente cubano en la terminal internacional, montó
en limosina soviética, recorrió a
pie el casco histórico capitalino y se entrevistó
tanto con el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, como con un centenar
de estadounidenses, funcionarios
de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana,
y residentes en la isla.
Zanjando cualquier posible roce, tanto Castro, de 75 años,
como Carter en sus discursos en el aeropuerto colocaron las cartas sobre
la mesa: Castro
aseguró que su gobierno no se sentiría ofendido
si el visitante se reunía con sectores opositores, y Carter anticipó
sus intenciones de hacerlo.
''Hemos llegado como amigos del pueblo de Cuba y tenemos la esperanza
de conocer a cubanos de diferentes vertientes de la vida'', dijo Carter
en un
discurso leído en español.
Castro, a su vez, dijo que Cuba le facilitaría a su especial
visitante ``la comunicación con nuestro pueblo para que usted le
exprese todo lo que desee
expresar, estemos o no de acuerdo con parte o con todo lo que
exprese''.
''Tendrá acceso libre a cuanto lugar desee ver, y en nada
nos sentiremos ofendidos por cualquier contacto que desee hacer, incluso
con aquellos que no
comparten nuestras luchas'', añadió Castro.
El dirigente cubano añadió que existían
sectores que consideraban su invitación a Carter como ''una astuta
maniobra o a un mezquino interés político'',
pero que era en realidad ``un merecido reconocimiento a su actitud
como presidente de Estados Unidos con relación a Cuba''.
El domingo por la noche, Castro recibió a Carter para
una ronda de conversaciones y una cena oficial en el Palacio de la Revolución,
o la sede del poder
ejecutivo cubano.
Al pasar a través de un cordón militar de honor
a la entrada del palacio, Carter se encontró de nuevo con su anfitrión.
Los dos hombres volvieron a
estrechar sus manos teniendo de fondo las banderas de Cuba y
Estados Unidos para una foto oficial en medio del resplandor de flashes
de fotógrafos.
Poco antes, el ex mandatario se reunió con un centenar
de estadounidenses residentes en la isla, la mayoría funcionarios
de la Sección de Intereses de
Estados Unidos en La Habana, oficina abierta en septiembre de
1977, durante el gobierno de Carter.
''En los últimos 100 años, nunca hemos podido resolver
los asuntos básicos entre nuestros países'', dijo Carter
a los estadounidenses reunidos en la
residencia oficial de los jefes de la Sección, cargo
que ocupa ahora Vicki Huddleston.
A su salida del aeropuerto a bordo de una limosina ''Chaika'',
de fabricación soviética, Castro acompañó a
su invitado hasta el hotel Santa Isabel, en el
casco histórico capitalino, y que más tarde el
propio Carter recorrería a pie --cambiando el traje y la corbata
por pantalones y camisa blancas, con zapatos
deportivos del mismo color.
De la mano de su esposa Rosalynn, con quien vino por primera
vez a Cuba hace 47 años durante un fin de semana, Carter visitó
la catedral de la ciudad y
escuchó a un grupo musical interpretando la ``Guantanamera''.
Tras su recorrido, Carter acudió a un encuentro con el
canciller cubano, en una cita que se extendió por mas de una hora.
Se abordaron distintos temas,
dijo Pérez Roque a periodistas al final de la entrevista.
Pero entre esos temas, según dijo el ministro, no estuvo
el de una inédita petición presentada el viernes a la Asamblea
Nacional para que se convoque a
un referéndum y se consulte a los cubanos sobre reformas
al sistema socialista de la isla.
Los promotores del petitorio de consulta popular están
entre los posibles activistas con los que Carter --un activo defensor de
los derechos humanos y la
democracia-- se entrevistaría el jueves.
La agenda del ex mandatario está copada de recorridos
por diferentes escuelas e institutos, así como un proyecto de dirigir
un mensaje televisado al país
el martes por la noche. Pero el jueves es un día de actividades
privadas y de encuentros con religiosos y sobre derechos humanos. El viernes
ofrecerá una
conferencia de prensa antes de retornar a Estados Unidos.
El mensaje al país, que Carter ha pedido que también
se transmita por radio, parece una gentileza política de los anfitriones,
y sólo comparable con las
homilías del papa Juan Pablo II, en su gira por la isla,
en enero de 1998.
Antes de su llegada, Carter señaló que emplearía
su visita para buscar una flexibilización del embargo comercial
estadounidense, así como el levantamiento
de las restricciones para norteamericanos de viajar a este país.
Carter ha dicho también que no espera que su viaje cambie al gobierno
cubano o sus
políticas, sino que sirva como una oportunidad de intercambiar
puntos de vista.
La visita se produce además a contracorriente de Washington: Bush anunció un endurecimiento de su política hacia la isla.