El Nuevo Herald
May. 13, 2002

Carter promete hablar con todos los sectores en Cuba

  JOHN RICE / Associated Press
  LA HABANA

  El ex presidente estadounidense Jimmy Carter cumplió el domingo su primer día de una histórica visita a Cuba prometiendo hablar con todos los sectores
  de la vida cubana, luego de recibir una cordial acogida de su anfitrión Fidel Castro.

  La jornada que comenzó con un recibimiento de jefe de estado, ratificó el simbolismo de la visita de Carter, el primer ex presidente que visita a la isla desde
  la llegada al poder de Castro en 1959.

  Carter, de 77 años, estrechó la mano de Castro al ser recibido por el dirigente cubano en la terminal internacional, montó en limosina soviética, recorrió a
  pie el casco histórico capitalino y se entrevistó tanto con el canciller cubano, Felipe Pérez Roque, como con un centenar de estadounidenses, funcionarios
  de la Sección de Intereses de Estados Unidos en La Habana, y residentes en la isla.

  Zanjando cualquier posible roce, tanto Castro, de 75 años, como Carter en sus discursos en el aeropuerto colocaron las cartas sobre la mesa: Castro
  aseguró que su gobierno no se sentiría ofendido si el visitante se reunía con sectores opositores, y Carter anticipó sus intenciones de hacerlo.

  ''Hemos llegado como amigos del pueblo de Cuba y tenemos la esperanza de conocer a cubanos de diferentes vertientes de la vida'', dijo Carter en un
  discurso leído en español.

  Castro, a su vez, dijo que Cuba le facilitaría a su especial visitante ``la comunicación con nuestro pueblo para que usted le exprese todo lo que desee
  expresar, estemos o no de acuerdo con parte o con todo lo que exprese''.

  ''Tendrá acceso libre a cuanto lugar desee ver, y en nada nos sentiremos ofendidos por cualquier contacto que desee hacer, incluso con aquellos que no
  comparten nuestras luchas'', añadió Castro.

  El dirigente cubano añadió que existían sectores que consideraban su invitación a Carter como ''una astuta maniobra o a un mezquino interés político'',
  pero que era en realidad ``un merecido reconocimiento a su actitud como presidente de Estados Unidos con relación a Cuba''.

  El domingo por la noche, Castro recibió a Carter para una ronda de conversaciones y una cena oficial en el Palacio de la Revolución, o la sede del poder
  ejecutivo cubano.

  Al pasar a través de un cordón militar de honor a la entrada del palacio, Carter se encontró de nuevo con su anfitrión. Los dos hombres volvieron a
  estrechar sus manos teniendo de fondo las banderas de Cuba y Estados Unidos para una foto oficial en medio del resplandor de flashes de fotógrafos.

  Poco antes, el ex mandatario se reunió con un centenar de estadounidenses residentes en la isla, la mayoría funcionarios de la Sección de Intereses de
  Estados Unidos en La Habana, oficina abierta en septiembre de 1977, durante el gobierno de Carter.

  ''En los últimos 100 años, nunca hemos podido resolver los asuntos básicos entre nuestros países'', dijo Carter a los estadounidenses reunidos en la
  residencia oficial de los jefes de la Sección, cargo que ocupa ahora Vicki Huddleston.

  A su salida del aeropuerto a bordo de una limosina ''Chaika'', de fabricación soviética, Castro acompañó a su invitado hasta el hotel Santa Isabel, en el
  casco histórico capitalino, y que más tarde el propio Carter recorrería a pie --cambiando el traje y la corbata por pantalones y camisa blancas, con zapatos
  deportivos del mismo color.

  De la mano de su esposa Rosalynn, con quien vino por primera vez a Cuba hace 47 años durante un fin de semana, Carter visitó la catedral de la ciudad y
  escuchó a un grupo musical interpretando la ``Guantanamera''.

  Tras su recorrido, Carter acudió a un encuentro con el canciller cubano, en una cita que se extendió por mas de una hora. Se abordaron distintos temas,
  dijo Pérez Roque a periodistas al final de la entrevista.

  Pero entre esos temas, según dijo el ministro, no estuvo el de una inédita petición presentada el viernes a la Asamblea Nacional para que se convoque a
  un referéndum y se consulte a los cubanos sobre reformas al sistema socialista de la isla.

  Los promotores del petitorio de consulta popular están entre los posibles activistas con los que Carter --un activo defensor de los derechos humanos y la
  democracia-- se entrevistaría el jueves.

  La agenda del ex mandatario está copada de recorridos por diferentes escuelas e institutos, así como un proyecto de dirigir un mensaje televisado al país
  el martes por la noche. Pero el jueves es un día de actividades privadas y de encuentros con religiosos y sobre derechos humanos. El viernes ofrecerá una
  conferencia de prensa antes de retornar a Estados Unidos.

  El mensaje al país, que Carter ha pedido que también se transmita por radio, parece una gentileza política de los anfitriones, y sólo comparable con las
  homilías del papa Juan Pablo II, en su gira por la isla, en enero de 1998.

  Antes de su llegada, Carter señaló que emplearía su visita para buscar una flexibilización del embargo comercial estadounidense, así como el levantamiento
  de las restricciones para norteamericanos de viajar a este país. Carter ha dicho también que no espera que su viaje cambie al gobierno cubano o sus
  políticas, sino que sirva como una oportunidad de intercambiar puntos de vista.

  La visita se produce además a contracorriente de Washington: Bush anunció un endurecimiento de su política hacia la isla.