Bushismo electorero con guión miamense
La "nueva" iniciativa para Cuba
ORLANDO ORAMAS LEÓN
El centenario de la declaración formal de la independencia de Cuba
se conmemoró tal y como inició la República mutilada,
bajo la
sombra nefasta de los Estados Unidos. Pero ello no pudo ocurrir en
La Habana, Santiago o cualquier otro rincón del archipiélago.
Solo
pudo suceder en Miami, donde Bush repitió su plataforma
anexionista lanzada horas antes desde Washington el 20 de mayo
pasado.
A la Florida se fue el presidente George W. Bush alanzar diatribas
contra la Revolución, pero, más que eso, a engrosar las arcas
electorales de su partido y de las aspiraciones de su "hermanito"
Jeb. El mandado tuvo al mejor mandadero. No en balde W. Bush
tiene récord de recaudaciones electorales para la historia de su
país.
Un nuevo estigma a la fecha del 20 de mayo. Bush la celebró en
compañía de quienes quieren revertir la historia del archipiélago
al
pasado de corrupción, latrocinio y crimen. Fue una fiesta selecta,
a
la que estaban invitados connotados terroristas que han segado
miles de vidas de la tierra que los vio nacer y de otras muchas
naciones. Los mismos que usando sus conocidos métodos de
presión y fraude le ganaron las elecciones al actual mandatario
estadounidense.
BURLA AL PUEBLO NORTEAMERICANO
Resultó, asimismo, una nueva burla al pueblo estadounidense.
Mientras el mandatario se proclama paladín de la guerra contra el
terrorismo en todo el mundo, en el propio territorio estadounidense,
en vivo y en directo, se reúne con terroristas de la calaña
de
Orlando Bosch y Alberto Pepe Hernández, aquel que no pudo
esconder ser el dueño del arma de alto calibre con el que se
intentaría asesinar a Fidel en ocasión de una cumbre
iberoamericana.
El acto de marras tuvo lugar en un centro de convenciones
miamense, bajo estrictas medidas de seguridad. Como
diría Lázaro Barredo, en la Mesa Redonda Informativa
de ayer, fue un arduo trabajo para el Servicio Secreto la
custodia del mandatario norteamericano en medio de tanto
capo mafioso.
Allí estaban los principales líderes de la FNCA, de otros
que en
medio de las ambiciones, se separaron y crearon su propio club
mafioso, el Consejo para la Libertad de Cuba, entre ellos la Ninoska,
Feliciano Foyo y Horacio García. Muy cerca de ellos el traidor Huber
Matos.
También José Pérez Franco y Félix Rodríguez,
este último asesino
del Che y protagonista del escándalo Irán-contra. No cabía
en sí
Armando Pérez Roura, el batistiano, miembro de Alpha 66,
alentador de actividades criminales en la propia Miami y estridente
locutor de una radio contrarrevolucionaria. Gente como esta es a la
que Bush quisiera ver al frente de los destinos de Cuba.
El jefe de la Casa Blanca se presentó en Miami con los funcionarios
de origen cubano que pululan en su gabinete, como para reafirmar
su agradecimiento y compromiso con el escorial y la antihistoria,
como recordaron Eduardo Dimas y Arleen Rodríguez.
Allí estaban, además, Melquiades Martínez, secretario
de Vivienda;
Otto Reich, subsecretario de Estado; el coronel Emilio González,
director adjunto de seguridad nacional, especialista para temas del
Caribe y Cuba. Igualmente Ileana Ros Lethinen y Lincoln Díaz
Balart, de cuyos respectivos pedigree ya conocemos bien de este
lado.
Es parte del mismo auditorio que se reuniría para cenar con el
primogénito de los hermanos Bush, previo pago de 25 000 dólares.
No en balde el menor de los vástagos, Jeb, se mostraba eufórico
al
conocerse que podía contar con dos millones de dólares para
intentar quedarse en Tallahasse, capital de la Florida y donde reside
el gobernador de ese sureño estado.
INICIATIVA VIEJA Y VACÍA
El Presidente de los Estados Unidos repitió en Miami el mismo
discurso vacío y viejo que despotricó en Washington. Lo vendió
como una iniciativa nueva hacia Cuba, cuando lo que hizo fue
reafirmar la postura de su administración para reforzar el bloqueo
y
cercenar los propios derechos de los ciudadanos norteamericanos
para comerciar con Cuba y viajar a la Isla.
Como algo novedoso reiteró que no permitirá que se financie
el
comercio con Cuba con fondos de los contribuyentes. Qué
mentiroso el inquilino de la Casa Blanca, que reparte el dinero de
sus ciudadanos para financiar las mal llamadas radio y televisión
Martí. Que lo despilfarra en organizaciones vinculadas en la mafia
para sufragar actividades contra nuestro país. Y más, para
pagar a
los quintacolumnas que Washington sufraga acá.
Bush amenazó con utilizar el derecho al veto si el Congreso
aprobara el financiamiento privado para financiar transacciones
comerciales con La Habana, en franca oposición a sectores
económicos de Estados Unidos, e incluso a pesar de buena parte
de los votos del Capitolio. Ello explica, dijo Reinaldo Taladrid, que
Bush, en franca minoría al respecto, amenazara con echar mano al
veto presidencial.
Poco sólidos, así describió el New York Times los
principios de la
política oficial de la potencia norteña hacia Cuba. Mientras
Washington mantiene relaciones con China y Viet Nam, Bush
busca los votos de la Florida y reitera una política obsoleta hacia
la
mayor de las Antillas.
Renato Recio refutó los alegatos de W. Bush respecto a la libertad
sindical en nuestro país. Le recordó que en Cuba existe una
central
unitaria de trabajadores desde mucho antes de la Revolución y lo
instó a ver el último desfile del Primero de Mayo en La Habana,
donde más de un millón de cubanos se expresaron con toda
libertad a favor del proceso revolucionario.
Del otro lado, el sindicalismo norteamericano afilia solo al 13% de
los trabajadores de aquella nación. Una organización no
gubernamental estadounidense enfatiza que los intentos por crear
sindicatos en Estados Unidos son perseguidos y reprimidos.
En Cuba hay más del 95% de afiliación sindical, pero es imposible
que alguien que se postule reclamando el regreso de los patrones
explotadores, las largas jornadas laborales y otros males del
pasado, pueda ser elegido en una asamblea de afiliados cubanos,
aseveró el colega Renato en la Mesa Redonda de ayer.
Más de 115 000 asambleas de trabajadores, campesinos y
estudiantes tuvieron lugar en Cuba durante los parlamentos obreros
que condujeron a la aprobación popular a las medidas dictadas por
el Gobierno para enfrentar las severas condiciones del período
especial. Eso se llama democracia, recordó Lázaro Barredo.
Bush en su discurso dijo que buscaría nuevas opiniones para otras
medidas contra Cuba. Y Rolegio Polanco comentó que podría
buscar asesoramiento en cómo esconder boletas electorales,
secuestrar un niño, desfalcar, realizar actos de terror e incluso
podría ayudarse en tales personeros para intentar salir del nuevo
escándalo que lo señala negligente frente a los avisos que
alertaban de los ataques contra Estados Unidos.
Varios congresistas norteamericanos consideraron letra vieja el
guión que W. Bush deletreó en Miami, en franco acto electorero
y
para complacer a su auditorio mafioso. Académicos
estadounidenses citados en la Mesa explicaron que lo que dijo el
mandatario se ajusta más a las apetencias de esos grupos del sur
de la Florida que lo que piensa la mayoría del pueblo
norteamericano. El Washington Post afirmó que ayer se reunió
un
comité del Congreso para discutir las respuestas comerciales
hacia Cuba, todo ello a pesar de las amenazas del ejecutivo.
HABLANDO DE ELECCIONES
Bush llegó a decir que desde el año 1959 no han tenido lugar
en
Cuba elecciones legítimas y libres. "Deben permitir que
organizaciones internacionales vayan a Cuba para que sean
garantes de la libertad y justicia" de los comicios cubanos. Esas
fueron sus palabras.
Parece risible que tal fuera la oratoria pronunciada en la Florida,
donde a los afronorteamericanos en muchos sitios se les impidió
votar. Taladrid recordó las boletas amañadas en las últimas
elecciones presidenciales estadounidenses, y ante lo cual hubo
muchos que reclamaron verificación internacional en ese estado.
AL HABLA CON FRANCISCO ARUCA
"Lo que se dio ayer en Miami fue un ejemplo mismo de lo que fue el
plattismo", apuntó en referencia a la enmienda Platt y a los que
en
esa ciudad se aferran a Washington para regresarles sus
intereses, a cambio de votos, dinero y trucos. Así respondió
Francisco Aruca, cubano radicado en Estados Unidos, entrevistado
en el espacio televisivo.
El conocido periodista llamó a estos sectores como la industria
del
mal, que recibe a cambio la política de bloqueo detrás de
la cual
esos propios grupos se esconden para mantener su nivel de
influencia y enriquecimiento.
Apuntó que lo más importante fue lo que no dijo Bush, luego
de
tanta alharaca que antecedió a su discurso, lo cual podría
indicar un
costo político y ante la opinión pública de la administración
al
persistir en su línea de aislamiento y hostigamiento hacia la mayor
de las Antillas, junto a los recientes papelazos cometidos por altos
funcionarios de su gabinete, cogidos con la mentira en la boca.
Al concluir la Mesa Redonda se abordaron las veladas amenazas
del presidente Bush al afirmar que emplearía cualquier "forma
posible" para acelerar la libertad de Cuba. Frase oscura detrás
de
la cual pudiera esconderse la intención de animar nuevos actos
terroristas como los que ya costaron tanta sangre a la patria de
José Martí.
Asimismo, la persistente maniobra de intentar involucrar y presionar
a gobiernos latinoamericanos en las acciones contra la Revolución,
tal y como se desprende del hecho de que Bush haya llamado a
varios gobernantes del área para adelantarles el contenido de su
discurso anticubano.
Luego se suma que Washington volviera a incluir a Cuba en su lista
negra de naciones terroristas, otra de las mentiras sobre las que
levantan e intentan justificar el bloqueo. En definitiva, que no hay
nada nuevo tras las palabras huecas y agresivas del Presidente de
los Estados Unidos, salvo más de lo conocido. Claro, que también
es bien sabida nuestra voluntad de resistir y vencer.
Publicado 22-05-2002