El Nuevo Herald
Jul. 27, 2004

Auge en las ventas de la Florida a Cuba

JOHN PAIN
Associated Press

Richard Waltzer no vaciló cuando se le pidió que nombrara al mejor cliente de su compañía de bebidas: Fidel Castro, por supuesto.

''Está pagando con dinero en efectivo'', dijo Waltzer, presidente de Splash Tropical Drinks, de Fort Lauderdale. ``No puede haber nada mejor que eso''.

Splash ha vendido más de $1 millón en concentrados de cola y jugos, mezclas para helado y daiquirí y otros productos alimenticios a la Cuba de Castro desde que Estados Unidos alivió su embargo comercial sobre la nación comunista hace cuatro años.

Al tiempo que las exportaciones de la Florida hacia Cuba aumentan, los granjeros del estado, los criadores y los negocios se están uniendo a sus colegas en todas partes de Estados Unidos a fin de presionar para el cese del embargo que ha estado en vigor desde hace más de cuatro décadas con el objetivo de derrocar a Castro.

El Congreso aprobó una ley a finales del 2000 que permitiría que los granjeros y las compañías estadounidenses vendieran ganado y productos agrícolas y alimenticios a Cuba solamente mediante operaciones en dinero en efectivo. El comercio es en una sola vía, de manera que Cuba no puede venderle nada a Estados Unidos.

Los negocios de la Florida que comercian con Cuba dicen que no solamente están tratando de hacer dinero. Alegan que están llevando a cabo también una labor humanitaria al ayudar a alimentar a los cubanos.

''¿Hay alguien tratando de decirme que espere hasta que haya un nuevo presidente en Cuba para poder empezar a alimentar al pueblo de nuevo? Si alguien necesita ayuda, se le ayuda enseguida'', dijo John Parke Wright IV, un corredor de ganado de Naples, que trabaja para abrir el comercio.

Pero algunos líderes cubanoamericanos censuran esa idea.

''Ellos encubren su avaricia con ese velo de humanitarismo, pero no son la Madre Teresa'', dijo la representante Ileana Ros-Lehtinen, republicana por Miami. ``Yo estoy por el capitalismo, pero por favor, no traten de revestir esto de acto humanitario''.

Ros-Lehtinen y otros cubanoamericanos dicen que esos embarques solamente llegan a la elite cubana, una alegación rechazada por funcionarios del gobierno y personas en la isla.

Pedro Alvarez, presidente de la compañía cubana importadora de alimentos Alimport, dijo a principios del año que por lo menos 95 por ciento de los alimentos estadounidenses que Cuba compra se venden al ciudadano común a bajo costo, en el marco de sus raciones de comida mensuales suministradas por el gobierno.

Entre la comida estadounidense que el cubano promedio dice que ha recibido están pechugas de pollo sin piel ni hueso, huevos, arroz y harina de maíz.

La Florida está obteniendo una creciente cantidad del comercio agrícola con Cuba. El año pasado obtuvo $13.4 millones en exportaciones a Cuba, más de tres veces que los $4.4 millones enviados en el 2002, según la Oficina del Censo de la División de Comercio Exterior. Hasta mayo de este año, las exportaciones de la Florida hacia Cuba eran de $5.6 millones, muestran las cifras del Censo.

Es difícil determinar el impacto exacto de las ventas a Cuba en la economía de la Florida, dijo John Kavulich, presidente del Consejo Económico y Comercial Estados Unidos-Cuba. Eso es porque no todas las exportaciones del estado hacia Cuba se produjeron aquí, pero así y todo se cuentan porque se envían desde la Florida, dijo.

El total de las exportaciones estadounidenses hacia Cuba el año pasado fue de $257 millones, muy por detrás de los $900 millones de Venezuela, el principal exportador, dijo Kavulich. Los principales socios comerciales de Estados Unidos con Cuba incluyen Dakota del Norte, Iowa e Illinois.

Como esos estados producen alimentos básicos como maíz y granos que la Florida no produce, Kavulich dijo que es poco probable que la Florida alcance a esos estados bajo las actuales regulaciones comerciales.

Wright espera que no sea así. El tiene vínculos con Cuba que datan del 1850, cuando su tatarabuelo James McKay empezó a embarcar ganado de la Florida hacia la nación caribeña.

Su compañía, J.P. Wright & Co., piensa enviar a Cuba este verano ganado criado en la Florida. El espera vender 300 cabezas de ganado por casi $1 millón y obtener una pequeña ganancia. Pero dice que no se trata de dinero, sino más bien de poner más carne y productos lácteos en la mesa cubana.

Wright espera que el creciente comercio con Cuba provoque un brote de apoyo para finalizar el embargo. Pero eso no luce probable --el presidente Bush ha dicho que bloqueará cualquier intento para debilitar o eliminar el embargo y su opositor demócrata, John Kerry, también apoya el embargo y las restricciones de viaje.

Ros-Lehtinen, una de las más fervientes defensoras del embargo en el Congreso, se mostró dudosa sobre un mayor relajamiento del mismo. Ella agregó que si bien el actual comercio era legal, ``me avergonzaría si fuera dueña de un negocio que comercia con un dictador como Fidel Castro''.

Joe García, director ejecutivo del influyente grupo exiliado Fundación Nacional Cubanoamericana, calificó las ventas de ``comercio con tragedia''.

''Pienso que es triste que los floridanos, que saben mucho sobre el sufrimiento en Cuba, estén negociando con Castro'', dijo él.

Pero no todos los cubanomericanos de la Florida están de acuerdo con esto.

''Cuarenta y cinco años son suficientes. Ha llegado el momento y el lugar para un enfoque diferente'', dijo el negociante Michael Mauricio, cuya familia salió de Cuba a comienzos de los 90. El dijo que las compañías estadounidenses deberían poder comerciar con Cuba, al igual que lo hacen con otro país comunista, China.

El ha exportado unos $750,000 en frutas y vegetales a Cuba a través de su compañía, Florida Produce of Hillsborough County Inc., que radica en Tampa, una de varias ciudades en la Florida que ha enviado delegaciones comerciales a Cuba.

Mauricio rebate la alegación de los que apoyan el embargo de que la comida estadounidense nunca llega al cubano promedio. ''Yo he visto mis manzanas en los supermercados. He visto mis manzanas en los puestos de fruta'', dijo él.

Incluso cuando se le dijo esto, Ros-Lehtinen sostiene que el comercio agrícola sólo beneficia a una persona: Castro. ''Estoy segura de que él come muy buena carne'', dijo ella.

Wright dijo que eso era ridículo: ``Fidel Castro y su familia no pueden comerse toda esta carne''.