El Nuevo Herald
2 de abril de 2001

Dinero, tenacidad y mucha suerte ayudaron a escapar a 'El Duque'

EFE
NUEVA YORK

La salida de Orlando ``El Duque'' Hernández de Cuba se llevó a cabo gracias a la
ayuda de amigos en la isla y en Estados Unidos organizados por Ocilio Cruz,
conocido como el ``Tío'', quien prestó los $4,000 necesarios.

Así lo describen Steve Fainaru y Ray Sánchez, autores de un libro titulado ``The
Duke of Havana'' (Random House) de próxima aparición, y que relata con detalle
la huída del gran beisbolista en 1997, y cuyo adelanto publicó ayer el diario New
York Post.

Fainaru y Sánchez explican que el ``cerebro'' de la huída del actual lanzador de
los Yankees fue un familiar de El Duque que tras pasar 15 años en las cárceles
cubanas se refugió en Miami donde preside una empresa de detectives, Florida
Patrol Security.

El ``Tío'', como le conocen sus cercanos, siempre había manifestado que su
máximo sueño era poder ver a Orlando Hernández lanzar en las Grandes Ligas,
a pesar de que el atleta cubano había declinado en varias ocasiones anteriores
abandonar la isla, posición que cambió cuando el régimen de Castro le prohibió
jugar.

``He perdido mi juventud en una prisión cubana y no pienso dejar que le ocurra lo
mismo a Orlando. Tengo que sacarle'', dice Cruz en el libro donde explica que en
seguida empezó a trabajar en lograr que una lancha le sacara de la isla para
recogerlo en alta mar.

Por su pasado político, Cruz no podía viajar a La Habana pero arregló que un
conocido - sólo identificado por su apodo ``El Argentino'' - viajara en su lugar con
$4,000 para encontrar el barco y las personas que ayudaran a completar el plan.

El Duque pidió ayuda a su amigo Osmany Lorenzo, más conocido como ``El
Chino'', quien sugirió como posible transporte a un pescador de un puerto en
Villa Clara, Juan Carlos Romero, un ex oficial de la Marina de Guerra cubana de
31 años.

Una tarde, ``El Chino'' visitó a Juan Carlos y le propuso que les llevara a aguas
internacionales cercanas a EU, y a cambio le aseguró que él y su mujer, Geidy,
entrarían en el país, algo que ahora no es tan fácil por la vigilancia de la Guardia
Costera.

Juan Carlos estaba consciente de que si aceptaba perdería su pequeño
pesquero (escasamente nueve metros) que había adquirido por unos 50,000
pesos (unos $3,000), y que contaba con dos motores de 480 caballos fabricados
en Alemania o Argentina, no estaba seguro.

Al final aceptó el trato de trasladar a El Duque, su novia en ese momento Norita,
su primo Joel Pedroso y otro gran beisbolista, Alberto Hernández, quien
respondió afirmativamente a la propuesta de abandonar la isla cuando se lo
propuso Orlando.

La fecha de salida fue fijada para el 25 de diciembre de 1997, aprovechando que
las autoridades habían permitido por primera vez la celebración de la Navidad,
ante la visita del Papa Juan Pablo II, un acontecimiento de gran magnitud.