Deserción masiva de peloteros cubanos
JORGE EBRO y BOBBY SALAMANCA Jr.
La deserción del mayor grupo de peloteros cubanos en las últimas décadas es la confirmación de que el béisbol en la mayor de las antillas, a pesar del oro olímpico de Atenas, atraviesa la peor crisis de su historia.
Los seis jugadores arribaron el 6 de este mes a los cayos del sur de la Florida tras una travesía de dos días en alta mar, luego de burlar la estrecha vigilancia de las autoridades cubanas.
Yunel Escobar Almenares (jugador de cuadro) Yamel Guevara (lanzador) y Johan Limonta Zayas (jardinero), integraban al equipo Industriales, insignia de la pelota cubana; José Angel Cordero Valdez (lanzador) formaba parte de Metropolitanos; Joel Pérez Mendieta (jardinero) vestía el uniforme de Isla de la Juventud; y Rafael Galbizo Figueroa (lanzador) fue miembro de la preselección nacional juvenil.
Dentro de este grupo, el más conocido es Guevara, una de las estrellas del momento y uno de los principales factores que llevaron a Industriales a conquistar el título cubano en el 2003, cuando ganó 10 y no perdió.
''La pelota de Cuba tiene dos caras'', comentó Guevara. ``Existe una para la arena internacional, que puede resultar atractiva. Pero hay otra interna que es cruel e insoportable. Los peloteros cubanos se están asfixiando con lo que está sucediendo''.
Más allá de la anécdota personal de cada uno, el punto común que une las historias de los seis desertores es el colapso silencioso de las estructuras de un béisbol que siempre se ha preciado de pertenecer a la élite mundial.
La cruda realidad económica ha hundido sus efectos en la serie nacional cubana, que comenzará una nueva edición en noviembre, y sobre todo en los jugadores que se ven cercados en una situación caótica.
''No hay guantes, las pelotas son de la peor calidad'', manifestó Cordero. ``Se ha llegado al punto que muchos bateadores utilizan bates hechos por amigos o conocidos. Los lanzadores tienen que prestarse los guantes los unos a los otros. Hay equipos que utilizan los bates de otros porque ellos ya rompieron los que tenían y no hay repuestos. Ya no saben qué hacer''.
Pero lo que ocurre en el nivel más alto del béisbol cubano palidece ante la realidad de las categorías inferiores, donde la precariedad se hace sentir con fuerza extrema.
''Conozco de jugadores que clavaban los bates rotos con puntillas y luego se quedaban con las manos sangrando'', recordó Galbizo. ``Si no fuera por el talento natural de nosotros, hace rato que el béisbol hubiera desaparecido de allá. Un cineasta hizo un video sobre eso y lo prohibieron, pero la vida dejaba pequeño al documental''.
Representados por Claudia Arriarán, los seis peloteros --que no superan los 24 años en ningún caso-- esperan demostrar sus habilidades con vistas a intentar el sueño de las Grandes Ligas.
''Hemos llegado con juventud a este país y no nos faltarán ganas para luchar'', expresó Escobar. ``Por supuesto que la meta es llegar a las Mayores. Para nosotros, lo peor ha quedado atrás''.