Declaran culpable a puertorriqueño por atentado en Chicago
CHICAGO -- El profesor puertorriqueño José Solís Jordán
fue declarado
culpable de ser el principal autor de un atentado con dos bombas caseras
contra
un centro militar de Chicago ocurrido en diciembre de 1992.
A Solís, de 46 años, educador de la Universidad de Puerto
Rico y promotor de la
independencia de la isla, se le encontró culpable por cargos de
conspiración,
intento de destrucción de una propiedad del gobierno, destrucción
de propiedad
del gobierno y posesión de explosivos.
Solís, quien enfrenta entre ocho y doce años de cárcel,
fue acusado por Rafael
Marrero, ex-empleado del Centro Cultural Puertorriqueño de Chicago,
de ser el
autor principal del atentado.
Marrero, quien obtuvo inmunidad de la fiscalía por sus declaraciones,
dijo que en
complicidad con José López, director del Centro, José
Solís, Eddie Brooks y
Diana Vásquez formaron el grupo "Frente Revolucionario Boricua"
(FRB) con la
intención de llevar a cabo un atentado.
El incidente no causó muertos ni heridos. Una de las bombas no llego
a explotar y
la otra causó un incendio.
Marrero testificó que durante meses mantuvo reuniones privadas de
planificación
del atentado con Solís y López.
Los cuatro miembros del FRB también se reunieron en numerosas ocasiones.
En un principio, según Marrero, habían decidido colocar una
bomba el 12 de
octubre de 1992 en una de las sedes del Citibank, en el centro de Chicago.
Sin embargo, cuando Brooks se retiró del grupo, cambiaron la fecha
y lugar. Más
tarde, decidieron atentar contra el centro de reclutamiento militar.
Marrero acusó a Solís de proponer el lugar y dirigir toda
la operación, incluso
dando instrucciones sobre la fabricación de los explosivos.
El 10 de diciembre de 1992, explicó Marrero, se dirigieron al centro
y mientras
Solis esperaba en el coche, Diana Vásquez colocó una de las
bombas debajo de
un automóvil y Marrero colocó la otra a las puertas del centro.
Jed Stone, abogado de Solís, dijo que apelará la decisión
y protestó porque el
juicio se realizó en Chicago, pese a que su cliente fue detenido
en Puerto Rico.
"Puerto Rico es una de las últimas colonias del mundo. Solís
se convirtió hoy en
una víctima más de la lucha, sin embargo esta ha sido una
oportunidad para
educar y hemos llevado el caso de una forma excelente", dijo Stone.
Por su parte, Jonathan Bunge, abogado del gobierno, manifestó su
satisfacción
con el veredicto y dijo que el atentado es "un acto de terrorismo" y no
tiene nada
que ver con la defensa de una ideología.
Durante el juicio, que duro más de dos semanas, los abogados del
gobierno
trajeron como testigos a agentes de la Oficina Federal de Investigaciones
(FBI,
por sus siglas en ingles), así como expertos en transcripción
de conversaciones
grabadas, especialistas en explosivos y a su principal informante, Marrero.
Durante la investigación de los hechos, Marrero grabó conversaciones
que
sostuvo con Solís. Una de ellas fue grabada en enero de 1997 en
un restaurante
de San Juan, Puerto Rico, en una reunión entre Marrero, Solís
y su esposa.
La fiscalía utilizó la conversación como una prueba
adicional para incriminar a
Solís, asegurando que en la cinta, el profesor puertorriqueño
se refería claramente
al atentado y a su participación en el mismo.
La defensa cuestionó la transcripción de las cintas y alegó
que Solís se refiere a
eventos ocurridos en 1992 pero nunca específicamente al atentado
y que en
ningún momento había afirmado categóricamente haber
colocado las bombas.
Un día antes del veredicto, Solís declaró que "desde
la universidad, mi casa o
detrás de las rejas, continuaré mi labor educativa sobre
la situación colonial" de la
isla.