Agentes arrastraron el cadáver con una soga
Por: Miguel Rivera Puig
Redactor – EL VOCERO
HORMIGUEROS – Las autoridades estatales difícilmente sabrán jamás por el examen de la escena lo que ocurrió en la residencia en la que vivió por varios años y en la que fue muerto el pasado viernes el líder de Los Macheteros, Filiberto Ojeda Ríos.
Se estima que en ésta penetraron unas 100 balas disparadas por agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI), y en la misma hay evidencia de que los federales arrastraron el cadáver con una soga antes de permitir la entrada a los investigadores de Ciencias Forenses y de la División de Homicidios del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) de Bayamón.
Según fuentes enteradas, tampoco se sabrá qué ocupó el FBI en el allanamiento, pero Ojeda Ríos logró prenderle fuego en la cocina a varios teléfonos celulares y a documentos que podrían servir para identificar a las personas que lo apoyaron durante los más de 15 años que permaneció en el clandestinaje.
"La escena es un desastre. Esto es increíble lo que se ha encontrado allí", señalaron dos personas que entraron a la casa, quienes estiman que Ojeda Ríos estaba mirando a través de una ventana cuando fue alcanzado por la bala que le disparó un francotirador.
El legendario líder del Ejercito Popular Boricua cayó y comenzó a desangrarse, desconociéndose cuánto tiempo estuvo con vida, pero observadores señalan que la sangre llegó a salir por debajo de la puerta hacia el exterior, lo que tuvo que haber sido visto por los agentes del FBI.
Sin embargo, los agentes del FBI que se estima vieron la sangre no entraron sino hasta el sábado. Supuestamente, al entrar, amarraron el cadáver por los pies para moverlo, bajo la impresión de que podía tener una bomba oculta.
Aunque ayer Ciencias Forenses y los agentes del CIC seguían en la escena, a la que regresarán hoy, la misma continuaba bajo la custodia de agentes del FBI, que aparentemente tenían la última palabra sobre el acceso y sobre la evidencia a ocuparse.