Fortuño cree que "es hora" de que Puerto Rico aclare su situación
WASHINGTON (EFE) - El Comisionado Residente de Puerto Rico en Washington, Luis Fortuño, no quiere polemizar en torno a la muerte del líder independentista Filiberto Ojeda Ríos, aunque piensa que "ya es hora" de que se aclare la situación política de la isla.
Ojeda Ríos murió el pasado viernes a los 72 años, víctima de un disparo de agentes del FBI y fue enterrado el martes en su localidad natal, Naguabo, sin lápida, para fundirse, como él deseaba, con esa tierra cuya independencia quiso conseguir por las armas.
El independentista, uno de los 10 fugitivos más buscados por el FBI durante los últimos 15 años, estaba condenado a 55 años de cárcel por haber colaborado en el robo de $7.2 millones de un camión blindado de la compañía estadounidense Wells Fargo en 1983.
Su muerte ha causado conmoción y protestas en Puerto Rico y Nueva York.
Pese a que Fortuño no quiso polemizar si el deceso de Ojeda Ríos avivaría el sentimiento independentista en la isla, en declaraciones a EFE destacó que "ya va siendo hora de que se resuelva la situación".
"Puerto Rico tiene que decidir si se convierte en un estado más de los Estados Unidos o en una república independiente, como favorece una minoría, pero que hay que respetar porque tienen todo el derecho a expresarse", sostuvo.
Tras conocer la noticia del fallecimiento del activista, el comisionado urgió -junto a tres congresistas demócratas de origen puertorriqueño, José Serrano y Nydia Velásquez, de Nueva York y Luis Gutiérrez, de Illinois- al director del FBI a abrir una investigación que esclareciese los hechos.
"Personalmente no creo que haya irregularidades en la actuación del FBI, pero pasaron muchas horas desde su muerte hasta que la prensa fue informada y eso dio lugar a especulaciones. Cuando se trata de la muerte de alguien está en el interés de todos esclarecerlo cuanto antes", manifestó Fortuño, republicano.
El director de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI), Robert Mueller, se comprometió el martes a iniciar una investigación interna que esclarezca si hubo o no violación de los derechos humanos en la actuación de la agencia policial.
"Nosotros, los puertorriqueños, como ciudadanos americanos que somos, compartimos con los estadounidenses los mismos valores y deseamos una solución pacífica y democrática", dijo Fortuño.
La muerte del líder del clandestino Ejército Popular Boricua "Los Macheteros", tras una emboscada en la que participaron más de un centenar de agentes del FBI, ha levantado denuncias tanto del pueblo como del gobierno de la isla.
La controversia ha sido exacerbada por el hecho de que los agentes federales, después de disparar, esperaron más de 20 horas antes de dejar que alguien entrara a la casa en la que Ojeda Ríos agonizaba.
La autopsia demostró posteriormente que el independentista falleció no por el disparo en sí mismo, sino por desangramiento.
Pese a que "los Macheteros" es una organización ilegal, miles de puertorriqueños de diversa ideología, edad y condición social se sumaron el martes al último adiós del líder independentista.
Según la prensa en Puerto Rico, el incidente ha dado lugar a la oleada de desazón contra el gobierno de Estados Unidos más grande desde que en 1999 una bomba errante matase a un guardia civil en la isla de Vieques.
Este suceso desató protestas que terminaron en 2003 con el abandono del lugar donde Estados Unidos realizaba maniobras militares.
Los puertorriqueños han reiterado en referéndum celebrados en 1967, 1993 y 1998 su deseo de mantener el estatus de estado libre asociado a Estados Unidos que la isla tiene desde que fuera cedida a este país como resultado de la guerra entre España y Estados Unidos.
Los puertorriqueños obtuvieron la ciudadanía estadounidense en 1917. En 1952, una constitución les dotó de gobierno interno.
"Llevamos 107 años en esta situación y es algo sobre lo que los cuatro millones de puertorriqueños tendríamos que decidir cuanto antes", concluyó Fortuño.