Todos somos independentistas y nos corresponde a todos luchar por la independencia
Esa tradición de lucha
patriótica fue tomada por Pedro Albizu Campos y elevada a niveles
de grandes sacrificios, de seria combatividad, de
esperanzas y de fe en la
victoria. Ésa es la esperanza y fe en la victoria que quedó
consolidada en la consciencia de todos los
puertorriqueños,
incluyendo a aquellos que por temores o intereses confundidos, aún
se mantienen como observadores. La realidad que
enmarcaba la lucha cuando
Betances lanzaba su grito en Lares, era una de esclavitud, de libreta de
jornaleros, de componte, de miseria y hambre,
de indigencia, de educación
inexistente, de insalubridad y sobre todo de falta de libertad, de falta
de soberanía nacional para resolver todas
esas necesidades. Se trataba
de hacerle frente a un colonialismo aplicado, con toda su brutal magnitud
y criminalidad y para el cual la
independencia, como en la
actualidad, era la única alternativa. La realidad que enmarcó
la lucha de Don Pedro Albizu Campos era muy similar
a la que sufría nuestro
pueblo durante la época de Betances, pero de aplicación de
mecanismos coloniales, de explotación y deformativos
diferentes. Don Pedro le
hizo frente a posiciones de vida infrahumana para la mayor parte de la
población puertorriqueña. Le hizo frente a los
abusos contra los obreros
de la caña y obreros en general, a la institucionalización
del mantengo; a la utilización de nuestra nación
para experimentación,
tanto de uso militar como de medicamentos; que iban inventando y probando
en nuestro pueblo a la esterilización
engañosa y forzosa
de la mujer puertorriqueña; a los ensayos con las políticas
de mantengo, con fines enajenantes; a la conversión de nuestro
territorio nacional en una
gran base militar; a la imposición del servicio militar obligatorio
que conducía a nuestros jóvenes a guerras
inmorales y sujetos a ser
muertos, heridos o sencillamente mutilados, tanto física como mentalmente.
Todo ello en guerras que han desatado en
el mundo, para consolidar
sus intereses capitalistas y políticas hegemónicas.
Pero, también, don
Pedro tuvo que hacerles frente a unos sectores criollos serviles a los
colonialistas al igual a que aquellos que,
siendo independentistas,
soñaban que a través de la aplicación de tendencias
reformistas o electorales, la independencia era posible. Sin
embargo, al igual que durante
la época de Betances, esas tendencias ayudaban en la consolidación
del sistema colonial imperante,
naturalmente, sin proponérselo.
Aun cuando don Pedro desarrolló su lucha en tiempos de profundas
crisis económicas, los reformistas, con el
entonces independentista
Luis Muñoz Marín a la cabeza, les sacaron las castañas
del fuego a los colonialistas. Ése fue un gran servicio
prestado que produjo cambios
en la aplicación del colonialismo en nuestra patria, pero que lo
consolidó, en condiciones favorables para
los explotadores.
La etapa contemporánea
que vivimos y que comenzara con el establecimiento del Estado Libre Asociado,
modificó la forma colonial de
vida, legalizaron ahora
y con un ilegítimo y falso sentido de consentimiento, la explotación
económica colonial que ha eliminado
nuestra producción
agrícola y nos ha convertido en mercado de consumo de productos
agrarios procedentes de Estados Unidos , legalizaron, mediante
una supuesta defensa común,
la aplicación del servicio militar obligatorio, forzando a nuestra
juventud a participar en sus guerras de
agresión y saqueo.
Ahora, los colonialistas introducen a sus llamados reclutadores, que más
bien son abusadores y pervertidores de menores,
para inducir a nuestros
jóvenes a que aprendan a matar y a participar en sus sucias guerras
y ya van cuatro grandes guerras, como las de Corea,
de Vietnam, de Afganistán
y de Irak, además de las numerosas guerras casi invisibles pero
que, como guerras imperialistas al fin, son
inmorales y de rapiña.
Ahí tenemos la invasión que se hizo sobre el territorio hermano
de la República Dominicana en los años sesenta. Ahí
tenemos la invasión
sobre el territorio de Granada. Ahí tenemos la intervención
en Panamá, donde asesinaron a miles de seres humanos. Ahí
tenemos sus incesantes agresiones
criminales contra nuestra hermana República de Cuba, contra Nicaragua,
contra Guatemala y ahora contra la
República Bolivariana
de Venezuela. Han hecho uso de nuestro territorio como bastión militar,
como les ha dado gusto y gana, experimentando con
sus armas biológicas
y de exterminación masiva y todo ello con el supuesto consentimiento
legalizado de lo que fue la reforma mayor que es
el ELA. Se han apoderado
del comercio interno puertorriqueño, arruinando a los nacionales,
con la instalación de sus grandes centros comerciales
y megatiendas. Se han convertido
en los controladores y dueños de nuestra industria, con sus farmacéuticas
y fábricas de productos
electrónicos. Han
destruido de manera premeditada nuestra autoestima como pueblo, mientras
fortalecen un sentido individualista,
desvalorizando el espíritu
colectivo como nación. Ahí, reside el fundamento psicológico
de la gran división existente en todo nuestro
pueblo.
Mientras somos víctimas
de todas estas inmorales agresiones, los independentistas, que tenemos
que ser los que ayudemos a profundizar en
el pueblo la consciencia
patriótica defensiva y salvadora de nuestra nación, caemos
en trampas dedicando muchos esfuerzos a tonterías
divisionistas, mientras
en Wáshington se mueren de risa. Sin lugar a dudas, en el seno de
las fuerzas patrióticas de nuestro pueblo existen
diversas tendencias ideológicas
y concepciones de lucha. Eso es natural. Tiene que ser así porque
el independentismo en su heterogeneidad
clasista tiene que responder
conforme a lo que son los intereses de cada componente social patriótico.
Los trabajadores, que constituyen la
inmensa mayoría de
nuestra nación, tienen unos intereses muy particulares. Los comerciantes
y sectores de la pequeña burguesía
puertorriqueña tienen
otros. Y aun aquellos sectores de profunda conciencia puertorriqueñista
y que son intelectual y materialmente
privilegiados, pueden proyectar
otras tendencias.
Quizás éste
no sea el momento para analizar esta realidad particular, por su complejidad.
No obstante, existe algo en común entre todos los
sectores sociales que he
mencionado, y es que todos somos independentistas. Es por eso que existe
un partido independentista que
cree en la participación
electoral. Es por eso que existen sectores independentistas que creen en
la legalidad, y es por eso que existen
sectores obreros que también
son poseedores de sus propias concepciones de orientación de naturaleza
socialista. Igualmente, es por eso que
existen fuerzas que organizamos
la lucha anticolonial desde el clandestinaje. Todos tenemos una visión
y entendimiento de nuestra
realidad colonial determinada
por unos objetivos finales al igual que por esos intereses de clase. Ésa
es parte de nuestra realidad. Pero lo
más importante, lo
tácticamente y estratégicamente fundamental, es que todos
somos independentistas y nos corresponde a todos, luchar por la
independencia. Ahora, lo
que hagamos cuando nuestra patria sea libre y soberana lo podemos discutir
al triunfar, cuando hagamos nuestra
Asamblea Constituyente para
definir nuestro sistema político, económico y social. Pero
ahora tenemos que luchar juntos, cada uno de nosotros en
el espacio que entienda
como el correcto para el desarrollo de sus ideas. Lo menos que podemos
hacer todos es intentar comprendernos y
respetar esos espacios,
lo que no quiere decir que estemos exentos de opinar respecto a nuestra
particulares concepciones y hacerlo con el
mayor respeto y en el foro
que pueda ser creado para esos debates ideológicos del futuro, igual
que saber llevar nuestras concepciones a
quien tiene la última
palabra, que es nuestro pueblo. Aunque tengamos diferencias con el camino
escogido por cada sector podemos expresar
nuestra ideas y nuestras
preocupaciones ideológicas a los hermanos que están como
todos lo estamos, en la obligación patriótica de fomentar
el
espíritu libertador
de nuestro pueblo, en el foro que, conforme a los criterios de cada cual,
han determinado como arena de lucha política.
Algunos compañeros
han escogido de hacer su trabajo en la Asamblea Legislativa. Pero nos sentimos
en la obligación patriótica de recomendar
que hagan uso efectivo de
ese espacio que han elegido para que sus luchas conviertan ese foro de
inmoralidad en uno de fuerte crítica a los
ladrones y lleven ese mensaje
directamente al pueblo en todos los municipios en los cuales tienen a sus
correligionarios. Ahí no puede
existir ni el amiguismo
ni el oportunismo para lograr mayores fondos y beneficios económicos.
Aprendamos de Don Pedro, que se lleve la voz del
afrentamiento de ese centro
de corrupción y de saqueo de los fondos generados de ese pueblo
trabajador, que a nuestro juicio, por
consiguiente, están
en la obligación de llevar el mensaje de la verdad además
a ese foco de corrupción y sobre todo directamente al pueblo. De
lo contrario, es prácticamente
convertirse ante los ojos del pueblo en cómplices de esa realidad
y no me cabe duda de que ése no es el objetivo
de esos hermanos y patriotas
independentistas. También tienen el deber de movilizar al pueblo
en demanda de una mejor legislación sin
componendas, que desvían
al pueblo de los objetivos reivindicativos. De no ser así, entonces,
para qué tener el privilegio de estar ubicados en
todos los municipios de
nuestra patria.
Otros hermanos de mayor amplitud
y alcance político en su compromiso patriótico, por su intenso
historial de lucha y activismo pasado,
conocen perfectamente cómo
el pueblo de manera espontánea, ese pueblo que se ha llamado sociedad
civil, reclama sus derechos para bien de la
patria. ¿Cómo
no organizar una movilización masiva en apoyo a esa heroica madre
Toña Santiago, que teme por la vida de su hijo en Irak y
reclama justicia para evitar
que otras madres sufran del dolor que ella, y todos nosotros con ella,
hemos sufrido por la amenaza a la vida de su
hijo al igual que todos
los hijos de la gran familia puertorriqueña? ¿Cómo
no apoyar activa y firmemente la acción de dos mujeres valientes,
Marta Villaizán y
Aleida Centeno, que se han lanzado prácticamente solas en una campaña
denunciativa de lo que es un intento de privatizar y
robarse el agua de nuestra
patria y de la experimentación de El Yunque? Son tantos los males
que afectan a nuestro pueblo, que no nos cabe duda
sería un aporte de
gran valor patriótico el poder trabajar con esos sectores elevando
su nivel, –no de conciencia, porque la tienen y creo
que a veces con mayor profundidad
que la de los que tenemos responsabilidad de liderato– sino organizativo,
para que coordinen su
quehacer de manera colectiva
y firme para reclamar sus derechos violados. Específicamente, y
con mucho respeto, queremos aprovechar la oportunidad
para solicitar a todas las
organizaciones que trabajan en la exigua legalidad para sugerir la colocación
de tres asuntos entre sus
prioridades de trabajo educativo
y de movilización. En primer lugar, el llamado a estar atentos a
los federales en sus movidas en el lugar de
residencia de Yukiyú,
nuestro altivo Yunque de Luquillo. Ahora, por supuesta petición
de un grupo de traidores, como Fortuño y la
archifascista y ex cubana
Ileana Ros-Lehtinen, han colocado al Yunque bajo el control de los federales
y cuando los federales se encargan de
algo como lo hacen con el
mecanismo controlador de Pesca y Vida Silvestre en Vieques, algo se traen.
Nosotros expresamos con firmeza que
el Yunque es nuestro, no
se atrevan a tocarlo. Igualmente es fundamental ofrecer y movilizar a nuestro
pueblo para evitar ese robo descarado y
atropello contra la propia
existencia de todos los puertorriqueños que es la privatización
del agua y su entrega a los colonialistas yanquis,
que es lo mismo que intentan
hacer con todas las fuentes de agua en nuestra América. En tercer
lugar, es vital que todos nos unamos para
apoyar la lucha antimilitarista
y reforzar a esa madre boricua que lo único que desea es salvar
la vida de su hijo al igual que la de todos
los jóvenes boricuas
que de manera engañosa han sido inducidos u obligados a entrar al
ejército yanquis y a pelear en Irak, asesinando a
un pueblo inocente que lucha
por su total soberanía y autodeterminación. A todos los independentistas
unidos ofrecerles el apoyo, estaremos
salvando nuestra juventud
y por ende a la patria.
A veces escuchamos quejas
criticando al pueblo por que no ha sido capaz de lanzarse a la calle para
protestar contra tanta inmoralidad pero ¿qué
hemos hecho los independentistas
para que eso pueda suceder? ¿Cómo es posible que le echemos
la culpa al pueblo por lo que no hacen los
independentistas, que se
suponen seamos los más conscientes y comprometidos? No hemos sido
capaces de crear las condiciones de
educación en la acción,
acaso ¿hemos estado junto al pueblo? Cada uno de nosotros tiene
que reflexionar al respecto.
Es por eso que hacemos un
amplio llamado a los hermanos del PIP a activando sus denuncias en la Legislatura.
Educando y con el pueblo, a
los hermanos y hermanas
del MINH en la denuncia de la inmoralidad del sistema en defensa de todos
nuestros derechos y con el pueblo. A los
hermanos y hermanas socialistas
con los obreros, con la nación, y con el pueblo. Los Macheteros
estaremos insertados en esos procesos como lo
hemos estado como retaguardia
defensiva y también apoyando los esfuerzos organizativos de nuestro
pueblo en lucha; a quienes lo hacen desde la
legalidad, como retaguardia
defensiva y también organizativa de nuestros obreros, organizados
como retaguardia defensiva de nuestra nación, tal y
como nos ha caracterizado
y todo conforme a lo que es la letra de nuestros respectivos programas
patrióticos. Así nos encontraremos en el
camino y al decir de Antonio
Machado, se hará camino al andar. Y el proceso de unidad patriótica
y revolucionaria, ejecutado correctamente,
abrirá camino a la
unidad fundamental, que es la unidad que el propio pueblo va forjando en
torno a nuestro futuro.
Compañeras y compañeros,
en nuestra América soplan vientos de libertad. Los puertorriqueños
sentimos en nuestro espíritu patriótico, los efectos
de esos aires generados
por la fuerza que emana de la República Bolivariana de Venezuela,
al igual que de nuestros próceres, de nuestra
historia mancomunada con
la patria de Bolívar, la de Martí, la de Luperón,
Toussaint Louverture, de una tradición de lucha amarrada por la
sangre generosa de miles
de mártires latinoamericanos y puertorriqueños. Venezuela,
con el presidente Hugo Chávez Frías a la cabeza y Cuba, con
el Comandante Fidel Castro,
están abriendo los caminos de esa unidad latinoamericana y caribeña.
Los puertorriqueños que hemos luchado hombro
con hombro con los hermanos
caribeños por su libertad, con Simón Bolívar hace
dos siglos, con Máximo Gómez y José Martí,
cuya manigua cubana fue
regada con nuestra sangre
boricua, nos hemos ganado ese derecho a formar parte de lo que somos: latinoamericanos
con identidad propia, la
identidad borinqueña.
Todos los hermanos reconocen nuestro derecho, porque somos iguales, hablamos
el mismo idioma, nuestras culturas, con
sus pintorescas diferencias,
se complementan, tenemos una historia común de lucha solidaria y
porque ese espacio nos corresponde por natural
pertenencia.
Las puertas están
abiertas y el futuro, tanto económico como político y social,
estaría asegurado si logramos liberarnos de este yugo criminal
que ha impedido durante
tantos años, que podamos regir nuestro destino en unión a
nuestros hermanos latinoamericanos.
Ante eso, en este día
memorable, recordemos a nuestro Betances, a nuestro Ruiz Belvis, a nuestro
querido Albizu y sigamos el camino por
ellos señalado gritando
¡Qué viva Puerto Rico Libre! ¡Qué viva la unidad
independentista! ¡Qué viva la unidad latinoamericana! ¡Hasta
la victoria
siempre!