Muriente resta credibilidad a versión de que Ojeda Ríos fue delatado
SAN JUAN (AP) - El líder independentista Julio Muriente restó credibilidad hoy a las versiones que apuntan a que Filiberto Ojeda Ríos fue delatado.
Muriente dijo que aunque en los procesos de lucha en el mundo nunca han faltado delatores, esta vez la versión podría provenir del propio Negociado Federal de Investigaciones (FBI) para desestabilizar al movimiento independentista.
"Si yo no confío en las investigaciones que ellos realizan, si yo no confío en la información que han ofrecido sobre el asesinato que cometieron, menos voy a confiar en esa expresión que podría ser parte del operativo de desinformación para crear una situación de incertidumbre y desconfianza infundada" al interior del movimiento independentista, sostuvo en un panel (Radio-Isla)
"Si eso ha sucedido (la confidencia), no sería la primera vez en la historia... pero que me lo venga decir precisamente el asesino de Filiberto no merece para mí ninguna confianza", añadió.
En la rueda de prensa en la que el FBI finalmente aceptó la matanza, el agente a su cargo en Puerto Rico, Luis Fraticelli, rehusó revelar si habían recibido confidencias sobre el lugar donde se escondía Ojeda Ríos.
Según informes de prensa (El Nuevo Día), el líder machetero fue delatado y los confidentes ya cobraron parte de la recompensa.
Fuentes del diario aseguran que, gracias a esos confidentes, los agentes del FBI llegaron hasta la ubicación de Ojeda Ríos en el sector Plan Bonito de Hormigueros, donde lo mataron de un disparo.
Las fuentes señalan que la cantidad a ser distribuida a confidentes federales rondaría el $1.1 millón. Se indicó que el dinero sería cobrado por dos personas.
Mientras estaba en la clandestinidad en tiempos recientes, de acuerdo a la fuente del periódico, Ojeda Ríos se movía entre varios pueblos del interior de la Isla y pernoctaba en otras residencias. Por eso, el FBI no estaba seguro que su casa fuera la de Hormigueros.
Ojeda Ríos era buscado por las autoridades federales desde 1990, cuando se cortó el grillete que portaba por el robo de $7.2 millones a un camión blindado de la Wells Fargo en Hartford, Connecticut, en 1983.