Duelo por el naguabeño
Miles de dolientes de todas las edades acompañaron ayer los restos del que en vida fue líder de los Macheteros, Filiberto Ojeda Ríos, a su última morada en el cementerio de la comunidad Río Blanco de Naguabo, pueblo que lo vio nacer 72 años atrás.
Los colores azul, rojo y blanco de la monoestrellada y de la bandera de Lares, sujetadas por la muchedumbre que desbordó los límites del pequeño cementerio, surcaban el cielo grisáceo.
“Filiberto independentista siempre...”, leía el mensaje escrito en una sábana que sostenían unos estudiantes, mientras pasaba la comitiva fúnebre por un sector de Naguabo camino al cementerio.
Un grupo de “cabezudos” dramatizó la tristeza sentida por la pérdida de un naguabeño que, a pesar del repudio de muchos y el apoyo de otros -muchos más de lo que se creían las autoridades- llevó una lucha sin cuartel, tanto con armas como con palabras, contra el dominio estadounidense en Puerto Rico.
La viuda de Ojeda Ríos, Elma Beatriz Rosado Barbosa, encabezó la procesión junto a los hijos y oros familiares del líder machetero.
Ya frente al féretro de madera, la viuda dijo que la bandera revolucionaria de Lares ondeará sobre la tumba, “señalando tu trinchera desde la cual, machete en mano, continuarás tu lucha”.
Andy Montañez cantó la versión revolucionaria del
himno de Puerto Rico, “La Borinqueña”, mientras los dolientes aplaudían,
se abrazaban y gritaban vítores elogiando a Ojeda Ríos.