Despiden a Filiberto con el puño en alto
Apasionada procesión desde San Juan a Naguabo
Mariana Cobián PRIMERA HORA
Con el puño izquierdo en alto, miles observaron ayer con respeto y devoción el paso de la comitiva fúnebre del dirigente machetero Filiberto Ojeda Ríos.
Su cuerpo estuvo expuesto en el Colegio de Abogados, en Miramar, desde el lunes por la tarde hasta ayer en la mañana, cuando cientos de personas aún hacían fila para darle sus últimos respetos.
Antes de iniciarse el largo recorrido hasta Naguabo, donde fue enterrado Ojeda Ríos, amigos y compañeros independentistas ofrecieron mensajes que destacaron su humildad, su fuerte ideal y su muerte a manos de agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) el viernes pasado, día de la conmemoración del Grito de Lares.
Acto seguido, sus hijos y sus hermanos le observaron por última vez, mientras su viuda, Elma Beatriz Rosado, se paró frente al ataúd, miró fijamente el cadáver y le dio un beso en los labios.
El féretro fue cerrado y trasladado hasta el coche fúnebre estacionado frente a la sede del Colegio a eso de las 10:30 de la mañana. Cientos de seguidores levantaban sus puños y gritaban "!Que viva!". Comenzaron a aplaudir y a cantar la letra revolucionaria del himno de Puerto Rico, mientras otros quemaban una bandera de Estados Unidos en el área de la grama.
El cortejo fúnebre, dirigido por policías estatales y familiares, salió seguido a pie por decenas de personas hasta que hizo su primer viraje hacia la avenida Fernández Juncos. En las aceras había personas con banderas de Puerto Rico. Algunos habían acudido a propósito para tomar fotografías y vídeo, mientras otros salieron de sus trabajos por curiosidad.
Muchos de los miles de autos que siguieron el coche fúnebre blanco con arreglos florales en forma de la monoestrellada tenían carteles que leían: "Hasta siempre comandante", "Hasta la victoria siempre", "Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos", entre otros. Una guagua de sonido entonaba la canción "Verde Luz", de Antonio Cabán Vale "El Topo", en la voz de José Feliciano, y el himno revolucionario cantado por Danny Rivera.
Algunas de las personas que salieron de sus trabajos en la avenida Muñoz Rivera, en la Milla de Oro, también portaban carteles.
Por las isletas y carreteras por donde pasó el cortejo fúnebre se vieron varios grupos de personas que esperaban por mostrar su apoyo al líder independentista. En uno de los lugares donde más personas se agruparon fue en la avenida Muñoz Rivera, esquina avenida Universidad, donde lanzaron flores sobre el coche y gritaban "Filiberto vive".
Simpatizantes también lanzaron flores desde el puente de la avenida Las Cumbres, sobre la carretera #1 de San Juan a Caguas.
Al llegar a la altura de la Peña de la Pava, se indicó que los últimos carros todavía estaban a varios kilómetros de distancia, frente al Recinto Metropolitano de la Universidad Interamericana. Sin embargo, el dato no se pudo precisar, ya que algunos carros entraban y salían del curso y en momentos la comitiva estuvo desorganizada, según informaron oficiales de la Policía. También se observó a jóvenes que salían de los carros a pintar columnas y paredes con mensajes como "Filiberto vive" y "FBI asesinos".
A lo largo de la soleada ruta había personas en algunos puntos, pero muchos esperaron sobre uno de los puentes de la carretera #30 de Caguas a Juncos, donde colocaron una gigantesca bandera puertorriqueña. Debajo del puente, niños con sus uniformes escolares lanzaron claveles rojos al coche fúnebre.
"(Estoy aquí) porque soy un gran simpatizante de don Filiberto. Era un gran patriota", destacó con bandera puertorriqueña en mano Luis Pérez, de Caguas.
Los autos entraron al pueblo de Juncos, donde otros centenares que esperaban por la comitiva lanzaron flores, gritaron consignas en honor de Ojeda Ríos y epítetos contra el FBI mientras tocaban el coche fúnebre.
Al salir de Juncos, una guagua de sonido con una monoestrellada anunciaba a la ciudadanía que el coche fúnebre se acercaba.
"Juncos te despide como héroe nacional", se escuchaba por las bocinas.
La comitiva cruzó el pueblo de Las Piedras hasta llegar a eso de las 3:30 de la tarde a Naguabo, donde más personas salían de sus hogares y sus trabajos para observar los miles de carros que continuaban la marcha por la carretera angosta.
Tan pronto llegó el coche fúnebre con el féretro de Ojeda Ríos a su pueblo natal de Naguabo, comenzó a llover.