La fiesta fue caos
Francisco Rodríguez-Burns PRIMERA HORA
VIEQUES.- El caos, el pánico y la destrucción se apoderaron de las actividades que se suponía celebraran pacíficamente el traspaso de los terrenos de la Marina en Vieques al Departamento del Interior de Estados Unidos.
Decenas de manifestantes incendiaron tres vehículos y una lancha del Servicio de Pesca y Vida Silvestre, destruyeron a marronazos un punto de cotejo de hormigón e intentaron estrellar contra este último, sin éxito, un camión de gasolina, tras haber derrumbado la verja de la reserva y entrado en masa.
Ante la mirada de la gobernadora Sila Calderón, varios dirigentes comunitarios de Vieques, su alcalde, Dámaso Serrano, y la directora de Pesca y Vida Silvestre para el Caribe, Susan Silander, los saboteadores de la actividad dejaron la entrada de los terrenos como un campo de batalla donde se había lanzado bombas incendiarias. Sobre la estructura desplomada, subían los espirales de humo de un camión cisterna, un vehículo militar, tipo "Hummer", una guagua "todo terreno" y una lancha que fueron vandalizados y después incendiados con gasolina. Mientras un hombre destruía el punto de cotejo con un marrón pesado, desde adentro de la reserva venía aproximándose el camión de gasolina que al llegar a las cercanías de la entrada se estrelló, aparentemente en repetidas ocasiones, contra la ya desplomada estructura.
"Esto bajo ninguna circunstancia se puede permitir. Se ha tomado mucho alcohol y los comités de disciplina no atendieron este asunto", sostuvo el superintendente de la Policía, Víctor Rivera González.
Con escasa presencia policial, Rivera González se adentró a la escena del desastre e intentó poner bajo arresto a uno de sus protagonistas, pero su equipo de seguridad tuvo que sacarlo a la ligera, por la amenaza a su seguridad, hasta donde minutos antes había estado el portón.
El Superintendente volvió a entrar, con un puñado de policías, y arrestó al individuo, no sin antes haber sido llamado "vende patria" por la muchedumbre agitada que le lanzaba vasos y cualquier otra cosa que pudieran encontrar a su alrededor.
Antes de esta escaramuza, un empleado de Pesca y Vida Silvestre, Tom MacKenzie, fue sorprendido por los manifestantes retratando la escena dantesca. Aunque algunos manifestantes lo rodearon para protegerlo, otros intentaron golpearlo.
Un grupo pequeño de policías finalmente formó un escudo y lo sacó de los terrenos por una verja lateral que aparentemente había sido cortada por los manifestantes. "Necesitamos tu apoyo", le exigió Silander a Rivera González mientras éste intentaba tranquilizarla. "Espero que nos den la mano", indicó Silander al ser preguntada sobre qué ayuda, si alguna, le estaban ofreciendo las autoridades puertorriqueñas ante lo que estaba aconteciendo con tanta violencia.
En medio de todo el caos, Calderón hizo un llamado a la paz, pero de nada sirvió. Momentos después, la Gobernadora se marchó junto a otros funcionarios del Gobierno central y la Legislatura.
Desde la tarima montada al otro lado de la averiada verja de serpentina, un grupo folklórico comenzó a interpretar canciones mientras seguía la devastación.
Rivera González formó un pelotón de la "Fuerza de Choque" e intentó entrar a los terrenos, pero fue repelido por los manifestantes que formaron una barrera en la entrada. Volvieron a lanzar objetos, gritar insultos y Rivera González retiró a los policías, los que sin duda alguna comprendían un número reducido en comparación con todos los manifestantes que se opusieron a su entrada. Los policías de esta unidad fueron relocalizados a más de 500 pies de los incendios, los cuales más tarde fueron extinguidos por el Cuerpo de Bomberos de Vieques.
Era evidente que muchas de las personas que dañaron el evento histórico estaban embriagados o bajo los efectos de alguna otra sustancia.
Al ver vehículos del Gobierno federal, lograron encenderlos con su ignición tipo botón.
Rivera González rápidamente responsabilizó a los comités de seguridad de las actividades por no haber regulado o prohibido el consumo de alcohol. Desde un principio Rivera González dijo que no iba a intervenir con aquellos que decidieran cortar la verja, pero lo que sucedió en la medianoche de ayer sorprendió a todos.
Al son de una canción de Marc Anthony, los manifestantes comenzaron a empujar un lado lateral de la verja hasta tumbarla por completo, uno o dos minutos antes de la medianoche. Se dispararon fuegos artificiales y luces de bengala que, peligrosamente llegaron a caer por donde muchos de los asistentes pasaban a pie.
En cuestión de segundos la actividad degeneró en anarquía.