Primera Hora
miércoles, 28 de septiembre de 2005

Naguabo acoge en su terruño a Ojeda Ríos

Miles de personas se despiden del líder machetero
 
Firuzeh Shokooh Valle  PRIMERA HORA

NAGUABO.- El verde profundo y diferente de las montañas de Naguabo acogió ayer nuevamente a su hijo Filiberto Ojeda Ríos.

Miles de personas recibieron al dirigente del Ejército Popular Boricua-Macheteros bajo una lluvia incesante frente al cementerio Río Blanco en Naguabo, su pueblo natal. Desde tempranas horas de la mañana, la gente comenzó a llegar para esperar el cuerpo de Ojeda Ríos que partió en una caravana fúnebre desde el Colegio de Abogados.

A las 3:25 en punto llegó el féretro arropado por una bandera de Lares. A medida que se acercaba la hora de su llegada, la gente inundaba el lugar desde cualquier rincón. La trompeta de Humberto Ramírez interpretando "Verde luz" le hizo honor a quien fuera trompetista en vida. Luego, Andy Montañez cantó La Borinqueña revolucionaria.

El ataúd fue colocado primero en una tarima frente al cementerio donde se ofrecieron discursos y se llevó a cabo un acto artístico previo al entierro. Junto a él llegaron sus familiares, su viuda, Elma Beatriz Rosado, sus hijos Edgardo y Wilberto Ojeda y uno de sus abogados y amigos, Luis Nieves Falcón.

Rosado vivía con Ojeda Ríos en el clandestinaje en la casa en Hormigueros que fue cercada por agentes del Negociado Federal de Investigaciones (FBI) el viernes. Los sucesos, sin esclarecer, de ese operativo del Día de Grito de Lares culminaron con la muerte de Ojeda Ríos, de 72 años.

Ese verde que Ojeda Ríos recordaba con nostalgia hacía contraste con las miles de banderas de Puerto Rico y de Lares que ondeaban en la carretera. Personas de todas las edades soportaron primero un sol desesperante y luego la lluvia que comenzó a caer justo en el momento en que llegó el ataúd. En los troncos de los árboles se colocaron carteles con la imagen de Ojeda Ríos y mensajes alusivos a la independencia de Puerto Rico.

"Que todos los puertorriqueños hagan suyo tu juramento de libertad ante la patria y lo consagremos ante ti y que veneremos con respeto tu lugar de reposo en tu querido Río Blanco que siempre recordabas con fervor cuando me decías del verde de Naguabo, de Río Blanco, que es un color muy especial. No es el color verde de otros campos. Y es cierto, fíjense en el verde de estos campos y busquen lo que Filiberto veía, ese tono imperceptible que lo hace ver diferente", dijo Rosado en un mensaje conmovedor ante la multitud que la aplaudía constantemente.

En su "carta para Filiberto", Rosado recordó a su esposo como un hombre honesto, íntegro, compasivo, valiente y entregado absolutamente a su patria, cualidades de un "verdadero revolucionario". Habló sobre algunas de sus conversaciones, como cuando le prometió a su esposo que viviría para contar la verdad en caso de que lo mataran.

"Siempre lo supiste, que vendrían a matarte y hoy puedo dar fe de ello. Durante nuestros primeros años estuve dispuesta a correr contigo esa misma suerte en el desenlace final, siempre ante tu contundente oposición. Yo no concibo la vida sin ti. Eres mi todo, eres mi luz, eres mi fortaleza, Me convenciste de que yo tendría que permanecer porque tenía que saberse la verdad. Y quien único podría contarla sería yo. Ése era mi deber ante la patria y la patria es el deber supremo", expresó emocionada, pero tranquila.
 
 

"Mi vida es para la patria"
"Recuerdo nuestras palabras muy temprano en nuestra relación personal, te dije 'te entrego mi corazón y mi vida' y la respuesta fue 'te entrego mi corazón porque mi vida es para la patria'", añadió ante las expresiones eufóricas de la gente.

Llena de "dolor y de angustia ante la injusticia", Rosado reiteró que el FBI ha mentido en su versión de los hechos. Increpó su "osadía" por el asalto a su hogar y a su vida y que los invasores hayan "masacrado" a Ojeda Ríos.

La multitud coreaba consignas como "Todo boricua machetero", "Viva Puerto Rico libre", "Unidad", "Qué viva el comandante" y "Si los yanquis no se van, en Borinquen morirán". Con el puño izquierdo en alto, cantaban el himno revolucionario.

En la tarima, Noel Hernández cantó "Guerrillero, guerrillero", Zoraida Santiago interpretó un tema sobre el juicio de Ojeda Ríos en 1989 y Mikie Rivera cantó la canción que le dedicó hace años a Ojeda Ríos, titulada "HF" (Hermano Filiberto). También se interpretó "Te amaré", del cantautor cubano Silvio Rodríguez, una de las canciones de Rosado y Ojeda Ríos.

Hubo mensajes estremecedores como el de Nieves Falcón, cuyo inicio fue: "La distancia tuya me apega al dolor y mi cuerpo abatido se deshace en lágrimas". También hablaron Julio Muriente, copresidente del Movimiento Independentista Nacional Hostosiano; Ricardo Santos, líder de la Unión de Trabajadores de la Industria Eléctrica y Riego (Utier); Jorge Farinacci, del Frente Socialista; Rosa Meneses, del Partido Nacionalista, y ex presos políticos del "Black Liberation Movement" de Estados Unidos.

El Ejército Popular Boricua envió un comunicado de prensa contundente. En un grito desafiante, instaron a los independentistas a unirse y expresaron su indignación. "La orden nos fue dada, pa'lante. La lucha continuará y seguirá hasta que los malditos yanquis se vayan de nuestro suelo patrio. Yanquis asesinos tus días están contados. Revolcaron el hormiguero", manifestaron.

En el entierro estuvieron los dirigentes independentistas Rubén Berríos, Juan Mari Bras, David Noriega, Héctor Pesquera, María de Lourdes Santiago, Fernando Martín y Carlos Gallisá. También los artistas Tito Auger, Roy Brown y Antonio Cabán Vale "El Topo". Muchos ex presos independentistas acudieron, entre ellos Lolita Lebrón. La líder nacionalista Isabel Rosado fue aplaudida extensamente a su llegada.

A las 5:15 de la tarde, el féretro en el que yacía Ojeda Ríos fue llevado a su "última trinchera" en el cementerio Río Blanco. En un acto íntimo, en el que participaron el Padre Pedro Ortiz y el Obispo de Caguas, Rubén González, sus familiares y amigos le dijeron "hasta la victoria siempre".

Fue enterrado en pura tierra, no en concreto. Se le tiraron flores, especialmente rosas, y "Verde luz" y el himno revolucionario volvieron a retumbar en el cementerio.