Cuba Debate (La Habana)
Abril 22, 2005

A BORDO DE LA SANTRINA, EL ASESINO DEL PESCADOR CUBANO LUIS TORNA

Jean Guy Allard

• ENTRE los individuos que acompañaron a Santiago Álvarez, en la operación para infiltrar clandestinamente a Luis Posada Carriles en territorio norteamericano, a bordo de la nave camaronera La Santrina, se encontraba Rubén Darío López Castro, cubanoamericano radicado en Miami que participó el 4 de octubre de 1973 en un ataque terrorista que provocó la muerte del pescador cubano Luis Torna Mirabal.

Según el despacho de salida otorgado el 15 de marzo a José Hilario Pujol, capitán de la Santrina, por el agente consignatario Miguel Ángel May Magaña, de la Capitanía de Puerto de Isla Mujeres, López Castro se encontraba entre los "marineros" declarados de la embarcación, reporto la periodista Yolanda Gutiérrez del periódico mexicano Por Esto.

López Castro, de 58 años de edad, quién se encuentra fichado, hasta en los archivos del FBI, como terrorista internacional, es un "especialista en operaciones navales" quien se encontró vinculado a las organizaciones terroristas Alpha 66 y PUND (Partido Unidad Nacional Democrática) que se han atribuido en el pasado un largo número de acciones criminales contra la Isla.

El 4 de octubre de 1973, dos naves pesqueras cubanas, el Cayo Largo 34 y Cayo Largo 17, fueron atacadas por terroristas que se aproximaron sorpresivamente a las embarcaciones utilizando lanchas rápidas artilladas. Armados con ametralladoras, los atacantes, entre lo cuales se encontrapa López Castro, abrieron el fuego sobre los siete pescadores del Cayo Largo 34, hiriendo mortalmente a Roberto Torna Mirabal.

"Todavía me parece estar mirando a Torna desangrarse sobre la cubierta, yo iba a socorrerlo, cuando un mercenario me empujó contra el piso del barco; mi compañero se quejaba; pero no podíamos hacer nada, lo dejaron morir con el mayor cinismo del mundo", relató, 26 años después, Julio Suárez Alfonso uno de los siete tripulantes del Cayo Largo 34, a un periodista de la Revista Bohemia.

En 1992, el mismo asesino fue detenido por las autoridades de Bahamas (donde viajó La Santrina en su extraño periplo de marzo último) con tres cómplices cuando se realizaba una infiltración terrorista en Cuba por Playa Carbo, Sancti Spiritus. Pertenecía a la tripulación del yate Nautilus que había llevado a los terroristas Miguel Ángel Alfonso González, Eduardo González Torres y Gustavo David Torna a poca distancia de las costas de Cuba. Estos tres individuos fueron luego detenidos.

En la revisión que se efectuó entonces en el cayo Anguila donde se encontraba López Castro, las autoridades bahamenses descubrieron una ametralladora MAC-10 con silenciador, una gran cantidad de municiones de calibre 45, explosivos plástico C-4, un cargador de AKM con sus cartuchos y otros cuatro para ametralladora.

El 20 de mayo de 1995, López Castro piloteaba una embarcación de Alpha 66 que tiroteó el Hotel Guitart de Cayo Coco.

El terrorista miamense se involucró luego en los preparativos de un atentado contra el Presidente de Cuba durante una anunciada visita a la República Dominicana.

López Castro también participó en el complot de noviembre 2000, para asesinar al Presidente de Cuba en Panamá, junto a Santiago Álvarez Magriña y Ignacio Castro Matos, todos de Miami.

A pesar de eso, descaradamente, López Castro, Castro Matos se encontraban en Panamá en la sala misma del proceso legal contra Posada Carriles y sus secuaces. Junto a ellos, se reconocía a Ernesto Abreu quién luego participará a la salida precipitada de Posada y demás asesinos del país istmeño y estará en Isla Mujeres con Álvarez y Lopez Castro a bordo de la Santrina.

Entretanto, tres terroristas, detenidos en Cuba en abril del 2001, han reconocido mediante presentación de fotografías y vídeos, a Nelsy Ignacio Castro Matos y sus cómplices de Miami Santiago Alvarez y Rubén Darío López Castro, como participantes en la dirección, organización y financiamiento de la operación en medio de la cual fueron arrestados, cuando se ocuparon, entre otras armas, cuatro fusiles AK 47 calibre 7,62 milímetros de fabricación rumana.

Informado de la entrada sumamente ilegal de Luis Posada Carriles en territorio estadounidense, de lo que prevé la ley en tal caso, y de la trayectoria terrorista del septuagenario y de los que lo protegen, el Special Agent in Charge (SAC) Michael S. Clemens, jefe del FBI de Miami, no dispone, aparentemente, de la autoridad necesaria para ubicar, arrestar y inculpar a los terroristas que lo rodean.

Así fue como en septiembre del 2001, 14 de los 19 terroristas que participaron en el ataque a las Torres Gemelas, se entrenaron hasta el último momento, a unos kilómetros de las oficinas de la policía federal que se consagraba entonces a perseguir a "agentes" cubanos que se habían infiltrado en los grupos dirigidos por Santiago Álvarez y sus semejantes.