Posada Carriles siempre ha sido un capitán araña
Es de lo peor que he conocido en mi vida, asegura el
ex agente de la Seguridad cubana, Enoel Salas Santos, quien
permaneció más de un cuarto de siglo en las entrañas
de la
contrarrevolución
JUAN ANTONIO BORREGO
SANCTI SPIRITUS.—Ha llovido mucho desde
entonces, pero Enoel Salas conserva fresco
en su memoria el día en que aquellos tres
contrarrevolucionarios le echaron en cara que
Posada Carriles se había quedado escondido
en la cayería mientras ellos "se la jugaban" en
las costas cubanas tratando de hundir
embarcaciones de pescadores desarmados.
"Es que Posada Carriles siempre ha sido un
capitán araña", dice Enoel, quien se mantuvo
durante más de 26 años en las filas de la
contrarrevolución como agente de la Seguridad cubana, desde
donde cumplió importantes misiones.
"Yo lo conocí cuando era todavía un pichón de terrorista,
después
se haría más notorio y quiero decirte que es de la peor gente
que he
visto en mi vida. Posada lleva mucho tiempo trabajando para la CIA,
que fue quien lo convirtió en un personaje, pero todo lo que ha
hecho es poner bombas, atentar contra embajadas y matar a
personas indefensas.
"Y como terrorista al fin, carece de valor propio —asevera Enoel—,
jamás lo verías encabezando una operación arriesgada,
él se
dedica más bien a mandar a otros, ni venía a nuestras costas
a
ametrallar barcos de pescadores, ni a sumarse a los bandidos en
el Escambray, ni a poner las bombas en los hoteles para ahuyentar
a los turistas, todo porque siempre temió enfrentarse a las fuerzas
revolucionarias.
"Es el terrorista más conocido de América Latina y ahora
estuvo a
punto de lograr la acción criminal más seria del mundo, de
no haber
sido descubierta y denunciada a tiempo por nuestro Comandante
en Jefe Fidel Castro en la Cumbre Iberoamericana de Panamá", en
la cual podría haber causado un genocidio de jóvenes y dirigentes
latinoamericanos.
Natural del poblado de Neiva, en Cabaiguán, Enoel Salas Santos se
incorpora desde muy joven a la lucha revolucionaria, termina la
guerra de liberación con el grado de teniente bajo las órdenes
del
Che en el Escambray y posterior al triunfo del Primero de Enero de
1959, logra infiltrarse en las entrañas de la contrarrevolución,
en el
exterior, donde llegó a ocupar el cargo de jefe militar de ALFA
66.
Como parte de su aparente actividad contra la naciente Revolución,
se entrena en bases militares del Caribe y desembarca con un
comando liderado por Eloy Gutiérrez Menoyo en la zona de
Baracoa, donde resultó apresado. En cárceles cubanas se
mantuvo durante 13 años, también como agente de la Seguridad
del Estado.
Ahora desde una jubilación a la que no logra acostumbrarse,
comparte como el resto de los cubanos la idea de que Posada
Carriles sea juzgado y que pague por sus fechorías: "Y pienso de
que debe ser en Cuba, porque contra nuestro país ha cometido la
mayoría de sus crímenes", dice Enoel.